Llegó julio y, con él, las esperadas vacaciones de invierno 2025. Hasta hace unos días, el frío se hizo sentir con fuerza, aunque como los pronósticos indicaban, durante el receso el termómetro será un poco más benévolo con los cordobeses.
Días atrás, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó las cifras del turismo en Argentina: entre enero y mayo de este año, se registró un fuerte crecimiento del turismo emisivo y una marcada caída del turismo receptivo, especialmente en lo que respecta a visitantes internacionales.
Un total de 6.701.667 argentinos viajaron al exterior en ese período, la cifra más alta en los últimos nueve años. Aunque Córdoba, tanto ciudad como provincia, sigue recibiendo turistas extranjeros, su participación rara vez supera el 8% del total.
Este fuerte incremento de salidas al exterior enciende una señal de alerta en el sector turístico de cara a las vacaciones de invierno. El turismo interno representa hoy una oportunidad clave para dinamizar la actividad y sostener a los distintos actores de la cadena de valor de la hospitalidad. Sin embargo, las reservas aún no repuntan y la preocupación crece.
Las familias de clase media atraviesan un invierno condicionado por el bolsillo y evalúan con cautela si pueden destinar algún excedente para unos días de descanso. Todo esto en un contexto económico que sigue siendo complejo.
Las expectativas están puestas en este mes: tanto el sector público como el privado desplegaron sus mejores propuestas y atractivos para seducir al turismo local.
En una Argentina en la que la macroeconomía aún no logra encontrarse con la billetera de gran parte de la clase media, el desafío está planteado.
*Diplomado en Gestión Pública de Turismo