–Estudió teología, astronomía y filosofía. ¿Qué de todo eso lo entusiasmó primero?
–La astronomía es mi primer amor. Estudié filosofía porque debía, y la teología me ayuda a pensar mi fe.
–¿Cómo reacciona la gente cuando dice que es sacerdote y también estudia el cosmos?
–En general, con asombro.
–¿Qué lo complica más en la vida cotidiana: ¿los dilemas morales, las paradojas cósmicas o los horarios de misa?
–Corregir los parciales de Filosofía de la Naturaleza y Teología de la Creación, que son mis cursos en la UCC.
–¿Por qué eligió investigar y escribir sobre la posibilidad de vida extraterrestre?
–La vida me fue llevando, y entender la necesidad y la importancia de tratar este tema desde un punto de vista académico y que no se quede en una charla de café, que también es entretenida.
–¿Cómo se lleva la Iglesia con la posibilidad de que haya vida extraterrestre?
–Muy bien. De hecho, organicé un congreso sobre el tema en el Vaticano, en la Academia Pontificia de Ciencias, en 2009.
–Si de repente halláramos vida fuera de la Tierra, ¿cree que cambiaría nuestro antropocentrismo?
–Pienso que sería la próxima revolución copernicana. La vida tal como la conocemos no sería única. Así como hubo un desplazamiento conceptual del centro del universo conocido en el 1500, al descubrir vida extraterrestre, aunque no sea inteligente, tendríamos que repensar cuestiones fundamentales como el origen y la evolución de la vida en el cosmos. Y si fuera el caso, de nuestra comprensión de la inteligencia cósmica y no sólo terrestre.
–Escribir el libro sobre ese tema, ¿cambió en algo las percepciones que tenía antes de escribirlo?
–No mucho. Hace poco leí una entrevista a Yuval Harari en la que decía que deberíamos tratar a la inteligencia artificial como alienígena, en el sentido de no humana. Si alguna vez tenemos un primer contacto con inteligencia extraterrestre, podría ser con una IA. Pienso que deberíamos investigar en esta línea.
–¿Qué personajes reales le parece que no son de este planeta?
–Me cuesta pensar en uno. Más bien diría que los personajes de Star Trek o de Star Wars se parecen demasiado a nosotros. Nos cuesta mucho pensar en categorías que no sean antropocéntricas y antropomórficas.
–¿Cree que algunos de nuestros funcionarios viven más cerca de Marte que de la Tierra?
–Nuestros gobernantes y dirigentes no vienen de Marte. Aunque nos cueste aceptarlo, somos nosotros. En todo caso, la pregunta es: ¿hay vida inteligente en la Tierra?
–¿Cómo explicaría el nacimiento del universo en un tuit?
–Hace 14 mil millones de años todo el universo estaba en un punto con una temperatura de miles de millones de grados. Dios nos regaló la existencia (para más detalles, ver mi librito El final del Universo y la hermana muerte).
–¿Qué es lo que más pesa de ser sacerdote?
–No poder vivir o ser coherente con el Evangelio que predico cada domingo.
–¿Por qué?
–Porque a causa de mis pecados y mis defectos me vuelvo un impedimento, un obstáculo entre Jesucristo y la gente, y no un instrumento. Aunque tal vez esta vulnerabilidad me vuelva más humano, más cercano a la gente.
–¿Y lo que más pesa de ser un científico?
–En este momento, que mucha gente no entienda la importancia de las ciencias y piense que los científicos somos casta. Yo espero que niños y jóvenes no se desanimen. Yo a los 12 años quería ser astrónomo y tuve una familia y un Estado que me animaron.
–¿Hay contradicciones entre las disciplinas que estudió y que al mismo tiempo practica? En caso afirmativo, ¿qué hace al toparse con una?
–Sí, hay contradicciones y hasta conflictos. Me ayuda ser cordobés… Me explico. Los cordobeses tenemos dos almas: el alma laica de la Reforma Universitaria –soy egresado de Famaf (UNC)– y el alma católica, la del sol jesuita de la bandera de la Provincia y de la Ciudad. Soy jesuita.
–También escribió sobre IA. ¿Cree que la inteligencia artificial podrá superar límites que todavía creemos insuperables?
–Como dice un colega, hablemos sin saber. Entramos en un terreno desconocido, espero que no estemos acelerando hacia el precipicio.
–¿Podría eventualmente la IA encontrar interpretaciones novedosas en la Biblia? ¿Corre riesgo la enseñanza humana de la teología?
–La IA es buen asistente y nos puede ayudar a entender mejor la Biblia. Puede generar homilías con gusto metálico como el de los edulcorantes. Ojo que también los curas humanos podemos hacer lo mismo. La IA es como un dragón que hay que entrenar, pero que puede devorar nuestras culturas reemplazándolas por productos generados por la misma IA.
–¿Qué le diría a la gente que usa la IA para pedirle consejos espirituales?
–Con colegas hemos estado hablando de la IA como una especie de oráculo a quien consultamos y le atribuimos el carácter divino. Más que pedirle consejos espirituales o psicológicos, creo que la IA puede ser útil para resumirnos los grandes maestros espirituales.
–¿A dónde y cómo ve a la humanidad en 2050?
–Me parece que como en la escena final de la película Thelma y Louise, estamos acelerando hacia el precipicio. Ojalá que, como otras veces (la crisis de los misiles en Cuba o el peligro de una guerra nuclear en los años ‘80), la humanidad frene y piense. Necesitamos de líderes que tengan el coraje de pensar y dialogar.
–¿Qué es lo más complicado de vivir en el Vaticano?
–El Vaticano está en Roma. Obvio, me dirán... Haber vivido en Roma y en Padua me sirvió de preparación. Tal vez lo más complicado haya sido entender el estilo y la lógica de los cortesanos de palacio, que no tienen mucho que ver con el Evangelio.
–¿Qué le diría a un fiel que le cuenta que es terraplanista?
–Que googlee una foto de la Tierra vista desde la Luna y que se maraville de la belleza de esta esfera azul. Y que el terraplanismo no atrasa décadas, sino milenios.
–¿Qué le diría a Javier Milei si le pidiera consejo espiritual?
–No siento que pueda darle un consejo. Sí diría que muchos argentinos nos sentimos heridos y agobiados por las divisiones. Necesitamos un presidente que pacifique, que se anime promover el diálogo, que es virtud de fuertes y no de débiles.
Córdoba, el Vaticano y el cosmos
José Funes es director del proyecto Other, que intenta responder multidisciplinariamente las principales preguntas relacionadas con la búsqueda de vida inteligente en el cosmos. Es investigador del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) en la Universidad Católica de Córdoba y exdirector del Observatorio del Vaticano.
Se licenció en Astronomía en Famaf (UNC) en 1985, en Filosofía (1996, Universidad del Salvador en San Miguel) y fue ordenado sacerdote en 1995 tras completar los estudios en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
En 2000 obtuvo su doctorado en Astronomía en la Universidad de Padua, Italia.