Repasemos algunas afirmaciones que se repiten una y otra vez, en un intento por distorsionar la realidad de lo que ocurre en el conflicto de Medio Oriente.
Israel genocida: mata y no alimenta
Cuando la enfermera Daniela de Oliveira Mota, de Médicos Sin Fronteras, dice “cuando hablamos de hambruna… es intencional”, o cuando un niño de Gaza les dice a sus padres que “prefiere ir al cielo, porque allí habrá comida”, surgen dos preguntas.
La primera, si la hambruna es generalizada entre los habitantes de Gaza. Según el coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios (en inglés, Cogat), esta afecta a un tercio de la población. Y se quiere quitar a Hamas el control y la distribución de los alimentos para aislar a los pobladores de la influencia, el aprovechamiento y la extorsión del grupo terrorista.
La segunda pregunta es quién es el responsable de la hambruna en ese segmento de la población. El desvío de la ayuda humanitaria es una realidad. Mejor dicho, es un objetivo clave de Hamas como “herramienta de guerra”. Les sirve para presionar a la población. Esto es, para que a cambio de alimentos, acepten sumarse a las filas de combatientes, que tiende a disminuir.
Israel es expansionista
Esta segunda afirmación desconoce las reglas de la guerra, frente a la permanente amenaza de desaparición. En su carta constitutiva, Hamas declara formalmente que su objetivo fundamental es hacer desaparecer al Estado de Israel. Al ser esto así, hay que asegurarse espacios de amortiguación y control. Para ello, Israel cuenta con no menos de cinco murallas defensivas: con Egipto, con Gaza, con Cisjordania, con Siria y con Líbano. Todas ellas para preservar su soberanía territorial y defenderse de los ataques de grupos terroristas que amenazan su seguridad y existencia.
La propaganda internacional
Que la difusión de la toma de posición de varios países, principalmente europeos (recientemente, Francia), sea la del reconocimiento a favor de Palestina tiene que ver con su propia realidad: el crecimiento desproporcionado de musulmanes entre su población y la de otros países europeos hacia 2050, y la amenaza de los grupos terroristas contra esos países por su idiosincrasia vinculada a la libertad. Esto es, un reconocimiento en el que subyace un mecanismo defensivo respecto de su propia realidad.
La ONU y el Comité de Derechos Humanos
Es conocida la posición política de las máximas autoridades de la Organización de Naciones Unidas y de su Comité de Derechos Humanos. También de los lobbies que operan dentro de los mismos. Por ejemplo, la denuncia contra la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa, por su sigla en inglés), que más que una representación formal y apolítica de la ONU parece ser un reducto de la causa propalestina y una formadora de opinión contra Israel. También, con terroristas surgidos de esas filas.
Si el objetivo de Hamas es hacer desaparecer a Israel, lo mismo es para Irán, que los financia. O para Qatar, que por una cuestión estratégica y de idiosincrasia hace un apoyo vital para su sostenimiento, lavando activos en importantes bancos a nivel mundial (se ha afirmado que a través del Banco de China). O la ayuda (1.500 millones de dólares) para financiar y generar proyectos educativos antiisraelíes en 28 universidades norteamericanas. O los 5.600 millones de dólares invertidos, con anterioridad, en 81 universidades norteamericanas (Harvard, Yale y Stanford, entre otras de primer nivel), con el mismo fin.
Finalmente podemos decir que en la guerra, y en pos de sostener causas, todo tiene validez. Aun el hambre como instrumento para mantener cautiva a la población, como lo hace Hamas.
Ahora bien, aunque esta sea la verdad, la culpa siempre la habrá de tener Israel.
*Analista internacional