Cada tanto se pellizcan. ¿Es cierto?, se inquieren semana a semana, para saber si lo que sucede es real o si sólo se trata de una ráfaga de coincidencias inconexas. La oposición mayoritaria de Córdoba vive un presente inesperado. Aun con roces, disputas y celos lógicos de cualquier proceso preelectoral, Juntos por el Cambio cree estar parado mejor de lo que esperaba a esta altura del año.
Sin pegarse la frente contra el piso como tantas otras veces, la coalición opositora superó una serie de obstáculos y postas que comienzan a mostrar lo que podría ser un camino.
La puesta en marcha de un esquema de trabajo unificado en torno a la Mesa Provincial, la evidente cautela que primó en el Villa Giardino radical para que el evento no terminara transformado en una trampa política anticipada y el locro juecista del 1° de mayo, condimentado por la plana mayor de la UCR provincial y por casi todo el PRO –aunque manchado por una denuncia judicial fruto de una logística por demás improlija–, constituyen un primer telar donde la suma de cada uno de los puntos empieza a vislumbrar algo parecido a una manta.
Esos avances que los opositores evalúan como promisorios, sin embargo, están atravesados por el interrogante más importante que tiene hoy la política cordobesa con vistas a la renovación del poder provincial y capitalino del año próximo. Todo se resume en una pregunta: ¿qué hará Rodrigo de Loredo?
El diputado y líder de Evolución UCR en la Cámara Baja concentra las mayores expectativas. La inquietud no es sólo de sus socios, también incluye a Hacemos por Córdoba.
De Loredo es un cabo aún no del todo fijo en el tablero electoral. Será candidato, pero nadie, ni quienes dicen ser sus más cercanos, se atreve a asegurar a qué.
El radical, ganador rutilante junto con Luis Juez de los comicios legislativos de 2021, mantendrá viva esa incógnita como un activo de negociación. ¿Candidato para el Panal o para el Palacio 6 de Julio? Sus señales son ambiguas. Recorre tanto la provincia como la Capital.
Esta semana siguió “relevando” problemas en el asentamiento capitalino de Villa La Tela, pero también anunció la vuelta al norte provincial en su casilla rodante, una acción que repite elección tras elección.
Este sábado estuvo en Santa Fe, como pilar del lanzamiento nacional de Evolución, el sector interno radical que lidera Martín Lousteau.
Juez tampoco sabe qué decisión tomará De Loredo. El acuerdo macro es caminar “espalda con espalda” todo lo que se pueda, pero no existe un pacto cerrado entre ambos que escalone candidaturas: provincia para Juez, Capital para De Loredo.
No es casual que el juecismo hable casi obsesivamente de un acuerdo con el sector orgánico de la UCR, léase Mario Negri y Ramón Mestre, entre los principales. De Loredo es parte de ese esquema, pero no tiene la lapicera del partido.
Perdió la interna en el inicio de 2021, recuerdan cerca de Juez. Más directo: en el Frente Cívico creen que acordar con el partido es un reaseguro y una malla de contención ante una jugada no esperada –ir por la gobernación– de De Loredo. Puede sonar contradictorio, pero no lo es: conviven la confianza y la desconfianza en la muy buena relación personal que existe entre Juez y De Loredo. Hay aroma a que todo puede pasar.
La premeditada indefinición del radical no sólo inquieta al Frente Cívico, también a los propios radicales. El chiste del momento en la UCR de Córdoba pasa por comparar entre correligionarios qué nivel de juecismo en sangre tienen.
El “juecismo cero” ya no es un valor entre los boina blanca, como sucedía hace algunos meses.
Schiaretti y Llaryora: estrategia hacia 2023
El gobernador Juan Schiaretti y el intendente cordobés Martín Llaryora no dejan de observar los movimientos que se producen en la comarca opositora.
En la Municipalidad, de donde se refuerza que los comicios (capital y provincia) irán “pegados” en una fecha aún por determinar, creen poder influir para animar a De Loredo a enfrentar a Juez en una postulación provincial.
Interesados en el juego propio, razonan que el radical tiene mucho más que ganar aun perdiendo como candidato a la gobernación que arriesgando en la Capital.
“Si pierde por poco la Provincia, se queda con el radicalismo. En cambio, si vuelve a perder la Capital, quedará muy golpeado, casi fuera de juego”, conjeturan. Pequeño detalle: ese planteo no incluye un triunfo de De Loredo en la ciudad de Córdoba, algo que hoy muestran los sondeos preliminares. El peronismo es consciente de que todavía no tiene el candidato para suceder a Llaryora que querría.
Advertido de las posibilidades concretas de que el conglomerado opositor logre, por fin, estructurar una propuesta unificada y competitiva, en el Panal aceleran con los primeros cortafuegos que tienen a mano. El PJ cordobés tienen varias estrellas Michelin en el arte de atomizar a la oposición.
Es una especialidad de la casa que se sirve a punto en cada elección.
Contacto con Milei
Hace casi dos semanas, un ministro del gabinete provincial viajó a Buenos Aires y tomó el primer contacto con los armadores autorizados por Javier Milei, el “León” libertario que no para de crecer en las encuestas nacionales y que asoma como el gran enigma de todo el sistema político tradicional.
La charla se hizo larga, pero cuando fueron al grano, el enviado del Panal expuso con claridad que el oficialismo será generoso si se materializa una postulación cordobesa de ese espacio para los comicios provinciales –y por qué no de la Capital– en 2023.
Convencido de que la jugada golpearía las chances electorales de Juntos por el Cambio, el schiarettista volvió del cónclave convencido de haber logrado el objetivo.
En el entorno de Milei son algo más cautos respecto de si habrá o no rugido de un leoncito libertario en los cuartos oscuros de Córdoba en 2023.
Pero el trabajo ya comenzó.