Hace 100 años, casi la totalidad del comercio mundial eran alimentos y pasaron a representar el 22% en 1960, para seguir luego en caída hasta el 6% en 2006, su punto más bajo. En la actualidad, nueve de cada 100 dólares que se comercian en el mundo son alimentos.
La tendencia de una menor participación en el mercado global cambió y ahora parece que apunta hacia arriba.
En los últimos 20 años, el comercio mundial creció un 155%, cuando pasó de U$S 9 billones a U$S 23 billones, aproximadamente.
Eso es una medida del aumento general, y si profundizamos el análisis en diferentes tipos de productos, nos encontramos con algunas mercadería que han tenido un comportamiento por arriba de ese porcentaje y otras por debajo de ese nivel.
Para dar un ejemplo interesante, el comercio global de teléfonos celulares creció 847% durante el período analizado, una de las mercaderías de mayor crecimiento.
Cereales y oleaginosas
Para ejemplificar, si comparamos los últimos 20 años de incrementos del comercio global, nos encontramos que el maíz pasó de U$S 11.764 millones de dólares a U$S 53.068 millones en 2023 –un aumento del 351%–, aunque con un pico en 2022 de U$S 62.685 millones, según datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Respecto del arroz, la evolución fue de 297%, al pasar de U$S 8.650 millones a U$S 34.353 millones en 20 años.
El trigo fue el cereal con crecimiento más débil en el período analizado, al subir de U$S 19.804 millones a U$S 59.511 millones, un incremento del 200,5%, más bajo que el de maíz y arroz.
El líder en estos 20 años son los porotos de soja, cuyo comercio global creció un 400% y superó al maíz y trigo. Pasó de U$S 19.792 millones a U$S 98.793 millones.
Distinto fue el comportamiento de la harina de soja, cuyas exportaciones globales evolucionaron de U$S 13.909 millones a U$S 36.171 millones, lo que representó un 160% de crecimiento.
Carnes
En cuanto a carnes, la evolución entre la producción y el comercio internacional muestra números y tendencias diferentes, lo que exhibirá que gran parte del aumento de producción se vuelca al consumo interno de los países que generaron ese salto.
Por ejemplo, en cuanto a las exportaciones globales de carne de cerdo, pasaron en 20 años de representar U$S 15.847 millones a U$S 36.064 millones, lo que significa un aumento del 127%.
La carne aviar pasó de U$S 10.959 millones a U$S 34.611 millones, con un incremento del 215% en el período analizado de 20 años.
La carne de vaca congelada y refrigerada ascendió de U$S 18.600 millones en 2004 a U$S 63.300 millones 20 años después, con un salto de 240%.
Las cifras muestran aspectos diferentes cuando se los compara con los datos de producción que emite la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO): la producción mundial de carne vacuna desde el 2000 creció sólo un 21%, contra un 43% de la carne porcina, un 111% de la aviar y un 180% de la acuicultura.
El crecimiento aviar parece haberse volcado al autoabastecimiento, y otro factor es el precio, ya que FAO mide en toneladas, mientras que OMC considera el valor en dólares.
Las exportaciones mundiales de carne vacuna se estiman para este año en el orden de los 12,93 millones de toneladas, algo así como un 6% más que el año anterior, unas 750 mil toneladas más.
En carne vacuna, el aumento de oferta viene por Brasil y Australia, que sumarían 400 mil toneladas, y el resto de los países de Oceanía, con 230 mil. Como compradores, China y EE.UU. adquieren el 53% de la carne vacuna; Japón, el 6,5%, y Corea, el 5%, lo que conforma casi 65 de cada 100 dólares que se comercializan.
Otras tendencias
El mundo globalizado –y especialmente las regiones más desarrolladas– tienen un superconsumidor que adquiere productos basados en atributos como sustentabilidad, comercio justo y huella de carbono, entre otros.
Por ejemplo, Canadá prohibió desde fines de 2023 la importación de productos fabricados con trabajo infantil o en cárceles, mientras que Colombia tuvo que demostrar ante la Organización Mundial de Comercio que sus flores no provenían de áreas con trabajo infantil.
Respecto de lo alimenticio, también la certificación de libre de gluten gana espacio en las góndolas y en los mercados internacionales.
Para medir esta última tendencia, podemos considerar estos datos: la harina de trigo evolucionó un 209% en el período analizado, de U$S 2.032 millones a U$S 6.294 millones. En cambio, el comercio mundial de harina de maíz subió un 414% , casi el doble, pero desde bases muy diferentes, de U$S 133 millones a U$S 684 millones de esa moneda.
Conclusiones
El comercio global de los cereales tiene diferentes velocidades, mientras que el mercado internacional de carnes vacunas muestra una tendencia positiva en los últimos 20 años cuando se la compara con la aviar o la porcina.
Estratégicamente, el país debería fomentar más la siembra de maíz, mejorando la competitividad a través de menor presión fiscal y también auspiciar un mayor valor agregado.
* Docente de la Maestría en Agronegocios (UCC)