Entre las tragedias evitables que cada año enlutan a centenares de familias en la Argentina, las muertes por intoxicación con monóxido de carbono siempre ocupan un lugar destacado en las estadísticas.
En su gran mayoría, son decesos provocados por el deficiente funcionamiento de los artefactos de gas natural que se utilizan en los hogares para calefaccionar los ambientes en épocas invernales.
Se las encuadra como muertes “evitables” en función de que no ocurrirían si se tomaran las prevenciones del caso, recomendadas por los especialistas. Esto es, hacer revisiones al menos una vez por año de los aparatos y de las cañerías de alimentación.
Pero es común que nos olvidemos del tema y de sus riesgos cuando pasan los rigores del frío.
Habrá que advertir, también, que todos los equipos de gas de uso domiciliario deben someterse a un mantenimiento anual, como cocinas y calefones.
Según estimaciones de los especialistas en neumología de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (Amar), alrededor de 200 personas mueren por año en el país a causa del llamado “asesino silencioso”, toda vez que el monóxido de carbono no tiene olor ni color.
Por ello, la mayoría de las tragedias se producen de noche, cuando las víctimas duermen y con los calefactores activados. Y refuerzan los consejos en relación con la prevención.
En el caso de los edificios de departamentos, y más allá del cuidado individual, es responsabilidad de los administradores de esas construcciones en altura hacer un seguimiento periódico de todo el sistema de calefacción. Como apuntan los expertos matriculados en esta materia, constatar que los artefactos que se usan para calefaccionar estén limpios y que los conductos no presenten averías o fugas de gas. Son diligencias que no pueden omitirse, en bien de aventar las desgracias que van ganando espacio en las crónicas de este invierno duro y destemplado.
Entre las recomendaciones, es prudente mantener una mínima ventilación, como puede ser una ventana abierta unos cinco o 10 centímetros, de modo de airear aunque sea mínimamente los ambientes.
Es inadmisible que, cada vez que el calendario nos avisa de la llegada de las bajas temperaturas, se multipliquen las tragedias por intoxicación con monóxido de carbono, como ocurrió días atrás en un edificio ubicado en el barrio porteño de Balvanera.
Los especialistas de la medicina nos alertan con indiscutible criterio sobre los pasos por seguir una vez que un paciente acude a una emergencia hospitalaria por esta causa. También explican que habrá que estar atentos a los primeros síntomas, como dolor de cabeza, náuseas, vómitos y mareos, entre otros.
Pero es ineludible escuchar y poner en recuadro la principal receta: la prevención responsable.
De hecho, no pueden quedar al desamparo por estos infortunios los grupos sociales más empobrecidos. Personas que echan mano a aparejos improvisados para no pasar frío. Los dramas son conocidos: muertos en casas precarias incendiadas en la Capital y en el interior cordobés.
