El 1° de marzo comienza el mes de Ramadán. Son 30 días de ayuno, oración y recitado del Corán. Es el mes de la emancipación y del perdón, el mes de la caridad y de la benevolencia. Un mes en el que las puertas del Paraíso se abren, se multiplican las buenas obras y se eliminan los pecados. Un mes en el que se responde a las súplicas con más rapidez que la acostumbrada, se elevan las calificaciones y se perdonan las malas acciones. Un mes en el que Dios Todopoderoso concede distintas clases de bendiciones a sus siervos.
Ramadán es el noveno mes del calendario islámico y representa el cuarto pilar de la religión islámica. Dios ordenó a los musulmanes ayunar, de la misma manera que se les ordenó a los judíos y a los cristianos ayunar por medio de los honorables Moisés, Jesús y Muhammad y otros profetas anteriores.
“¡Creyentes! Se os ha prescrito el ayuno, al igual que se le prescribió a los que os precedieron. Es una oportunidad de estar bien cerca de Dios” (Corán, 02:183).
Según la creencia islámica, en el mes de Ramadán se han revelado los libros sagrados. La Torah fue revelada a Moisés en la sexta noche de Ramadán. Los salmos fueron revelados a David en la decimosegunda noche. El Evangelio fue revelado a Jesús en la noche decimooctava y el Corán fue revelado a Muhammad en la noche del 27 de Ramadán.
“En el mes de Ramadán fue revelado el Corán como dirección para la humanidad y una prueba clara de la guía y del discernimiento, pues creyentes, debéis ayunar y así proclaméis la grandeza de Dios y seáis agradecido con Él. (Corán, 02:185).
El ayuno tiene muchos beneficios y una gran sabiduría: refina el alma y la purifica de diversas costumbres, como la maldad, la arrogancia y la avaricia. Le impone ir por un sendero lleno de éticas y morales nobles, como la paciencia, la tolerancia, la generosidad y el esfuerzo con empeño.
Este es el mes donde nuestra institución, como las otras instituciones islámicas del país, abren sus puertas para recibir durante 30 noches seguidas a los fieles musulmanes, a fin de compartir la ruptura diaria del ayuno con las tradicionales cenas que nos caracterizan. Gustosamente, recibimos también a feligreses judíos y cristianos que, como ya es costumbre, comparten con nosotros dichas cenas.
Que sea un mes lleno de paz y bendiciones para todos. Feliz Ramadán.
* Imam; integrante del Comipaz