Desde la firma del decreto de necesidad y urgencia 70/23, varias áreas de la administración pública nacional sufrieron cambios radicales, incluido el Registro Nacional de la Propiedad del Automotor. Este organismo enfrenta un proceso de rediseño fundado en buenas intenciones, pero signado negativamente por algunas normas apresuradas y por la falta de respuestas que amenazan con desarmar lo que sí funciona.
El Régimen Jurídico del Automotor logró beneficios, como facilidad en la comercialización y seguridad en la propiedad. Sin embargo, la percepción negativa del sistema, alimentada por errores de comunicación e intereses enfrentados, se consolidó en las últimas décadas.
Ante este panorama, en el último Congreso de la Asociación Argentina de Encargados, propuse una mirada introspectiva al sistema registral para reflexionar sobre lo que funcionó, lo que puede mejorarse y lo que falló.
¿Qué salió bien?
El sistema ha garantizado seguridad jurídica, minimizando fraudes y disputas de propiedad. La responsabilidad personal del encargado (gestión privada) deslindó al Estado –por ende, a todos los ciudadanos– de afrontar cualquier tipo de reclamos laborales (de los empleados) o legales (de los errores, gastos o incumplimientos), mientras que la eficiencia permitió resolver trámites en menos de 48 horas ya desde su creación, hace casi seis décadas, cuando no existía ningún tipo de informatización.
La implementación de la ventanilla única simplificó trámites que antes requerían acudir a múltiples organismos, y la adaptación de los seccionales permitió flexibilidad para implementar políticas públicas y satisfacer necesidades locales. Servicios que combinaron seguridad jurídica y practicidad a muy bajo costo, demostrando su conveniencia en el hecho de su alta demanda, pese a que era un trámite enteramente opcional y digital.
¿Qué se puede mejorar?
Desde hace años, la Asociación Argentina de Encargados de Registros de la Propiedad del Automotor (Aaerpa) exhorta la necesidad de avanzar en el área de desarrollo tecnológico, para simplificar trámites y brindar herramientas confiables, como la utilización de una interfaz unificada, que integre procesos digitales ya existentes. Además, debe mantenerse la opción entre trámites presenciales y virtuales, para permitir que el usuario elija según sus necesidades. La regla de la libertad no implica eliminar opciones, sino ampliarlas.
La libre competencia entre registros de una misma localidad podría equilibrar la carga de trámites, evitando la concentración en grandes centros urbanos, lo que alejaría al usuario del funcionario. También se requiere más transparencia y publicidad en los concursos para cargos de encargados, y mejorar la comunicación entre la DNRPA y los encargados para resolver problemas comunes y fortalecer la relación mixta de gestión público-privada.
¿Qué ha fallado?
La integración del sistema registral no ha sido completa. Falta un órgano unificado de trabajo, comunicación y reporte que conecte todos los actores, por un lado, y las necesidades reales de los usuarios con decisiones estatales efectivas. Las seccionales se hicieron cargo muchas veces de problemas acuciantes, resolviendo creativamente distintos planteos como, por ejemplo, la falta de provisión en tiempo y forma de documentación registral por parte del ente cooperador. En este sentido, parece oportuna también la eliminación de formularios y de cargos superfluos.
Por otro lado, no se ha comunicado eficientemente al público los logros de este innovador sistema. Los errores, cuando fueron expuestos en los medios, carecieron de una respuesta positiva de los responsables técnicos y políticos. Es imprescindible fortalecer la comunicación pública para destacar los verdaderos beneficios del régimen y abordar sus desafíos de manera efectiva.
En conclusión, es beneficioso y fundamental mantener una mirada crítica y propositiva hacia el sistema registral automotor, como también sostener durante esa transformación sus aciertos mejorando procesos y resolviendo las falencias que amenazan su estabilidad y proyección futura.
* Abogado y director de la revista “Ámbito Registral”