La inflación es la batalla (no la guerra) que –por ahora– viene ganando el Gobierno de Javier Milei. Si bien no logra romper el piso del 2% mensual, el escenario en materia de aumentos de precios es óptimo si se coteja con 2023 (211%) y 2024 (117%), e incluso es el mejor de los últimos siete años.
El problema es que la macro comienza a mostrar signos de desorden, con el dólar cada vez más atrasado –según entiende la amplia mayoría de los economistas–, y una actividad que, si bien dejó de caer, no repunta lo suficiente como para atraer capitales, mejorar la balanza comercial y compensar la brecha.
En paralelo, las reservas del Central se evaporan y el Gobierno necesita como agua el nuevo préstamo que está cocinando el FMI.
En ese contexto, en la economía “real”, los últimos números del mercado de trabajo evidencian la complejidad del problema de la economía argentina: más gente con problemas de empleo y, principalmente, con dificultades para que sus ingresos sean suficientes como para cubrir las necesidades básicas.
Según dio a conocer este jueves el Indec, a nivel de los 31 aglomerados urbanos más grandes del país, la tasa de desocupación trepó a 6,4% en el último trimestre de 2024, 0,6 puntos más que en el mismo segmento del 2023 (5,7%). La tasa de empleo, en tanto, se mantuvo estable (45,7%).
En cantidad de personas, de los 29,8 millones que viven en esa Argentina urbana, 14,5 millones conforman la población económicamente activa (PEA), de los cuales 13,6 millones están ocupados y casi un millón no tiene empleo, pero lo busca activamente.
Si se extrapola el dato a todo el país, en la Argentina habría 1,47 millones de desempleados: unos 99 mil menos que tres meses atrás, y 180 mil más en un año. Haciendo la salvedad de que trasladar el cálculo al contexto de todo el país tiene un amplio margen de error.
El Gobierno y algunos economistas afines, como Antonio Aracre, compararon los datos del cuarto trimestre publicados por Indec con los del tercer trimestre, algo que no suelen recomendar los estadísticos porque las diferencias estacionales son muy amplias y las muestras de la EPH son diferentes. “Ayer (por el miércoles), fue el crecimiento del PBI y del consumo (...) y cuando parece que se hace difícil superar eso, el Indec anuncia que el desempleo cae 0,5 puntos respecto del trimestre anterior”, escribió en las redes.
Gran Córdoba
En el Gran Córdoba, la tasa de desempleo subió hasta el 8% al final del año pasado, un 45% más que el 5,5% que había marcado al final de 2023. Este nivel de desocupación es uno de los más altos del país, en línea con los partidos del Gran Buenos Aires (sin Caba), donde también marcó 8% en el cuarto trimestre de 2024. Sólo las superan La Plata (8,1%), Resistencia (8,4%) y Mar del Plata (8,6%).
Siempre con los datos de octubre-diciembre del año pasado, en el Gran Córdoba hay 65 mil desempleados, 21 mil más en un año. Los ocupados netos, en tanto, cayeron de 763 mil a 748 mil (-15 mil) en el mismo lapso.
Los subocupados, en tanto, gente que trabaja menos de 35 horas semanales, retrocedieron en 7 mil personas: de 120 mil a 113 mil.
Los datos del Indec también dicen que los ocupados demandantes de empleo en Córdoba siguen estabilizados en un nivel muy alto. Se trata de 226 mil personas que, como lo que ganan no les alcanza, están buscando trabajar más, u otro empleo. En porcentaje, es casi un tercio de los empleados en Córdoba (27,8%).
Estas cantidades, para un cuarto trimestre en el Gran Córdoba, se mantienen altos desde la salida de la pandemia: 228 mil en 2021, 216 mil en 2022 y 227 mil en 2023. Antes de la crisis de 2018, eran casi la mitad: 115 mil en 2016 y 111 mil en 2017.
Sumando desocupados más los ocupados y subocupados demandantes, en Córdoba hay 389 mil personas con alguna clase de dificultad laboral. Esto es casi la mitad que la PEA del aglomerado (813 mil).
¿Año perdido?
El último informe del Centro de Investigación y Estudios sobre el Mundo del Trabajo (Cetyd), de la Universidad de San Martín, muestra que después de la crisis de 2023 y comienzos de 2024, el empleo creció, se estancó y ahora comienza a caer. Algo similar dice el último informe de Manpower.
Matías Maito, su director, dijo que sus datos mensuales “confirman el estancamiento del empleo que pronosticamos, aunque ahora con una tendencia negativa”. El pronóstico del que habla Matio se refiere al Indicador Predictivo del Empleo (IPE), un índice del Cetyd que busca anticiparse a la evolución del mercado laboral argentino.
“Durante el segundo semestre de 2024 observamos un muy leve crecimiento del empleo: hasta diciembre se recuperó el 12% de los puestos de trabajo perdidos entre agosto de 2023 y julio de 2024, 22 mil de un total de 176 mil”, opinó el investigador.
El IPE advierte que la situación de estancamiento se mantendría al comienzo de 2025, aunque ahora con variaciones levemente negativas. Las razones apuntan a que si bien la construcción dejó de caer, muestra un comportamiento errático; y la industria sigue perdiendo empleo.
Para Maito, “si siguen estancadas las actividades que más puestos generan, el panorama no es alentador”. Estos rubros son los comerciales, parte de la industria y la construcción. “Crecen el sector primario, el complejo energético y el informático, sectores que demandan poca mano de obra”, dijo.
Argentina
El desempleo cerró el cuarto trimestre de 2024 en 6,4% en la Argentina urbana (los 31 aglomerados más grandes), lo que marcó un aumento respecto del 5,7% de igual período de 2023.
Respecto del tercer trimestre, bajó 0,5 puntos. Sin embargo, esa baja intertrimestral se combina con una persistencia de la informalidad cuentapropista. Se interpreta que la gente que está saliendo del desempleo pasa a un autoempleo de subsistencia.