Javier Milei no mira el peso de sus oponentes. Embiste como un toro enceguecido, sin medir las consecuencias. Tampoco dimensiona la capacidad de daño de los enemigos que va sumando en este breve tránsito por el poder.
Ya fue dicho. Fue un candidato presidencial disruptivo. Ahora es un presidente distinto a todos. Sin poder territorial y sin respaldo en el Congreso, sólo sostenido por el apoyo popular que miden las encuestas. Este sostén parece estar cediendo, al ritmo de un ajuste fiscal inédito. “El más grande de la historia”, como se ufana el propio Milei.
Pocos días antes de cumplir 10 meses en la Casa Rosada, las últimas medidas van mermando el apoyo social, que aún es importante.
El Presidente vetó la Ley de Movilidad Jubilatoria, que les hubiera otorgado un aumento “extra” de $ 22 mil a los jubilados que cobran la mínima.
El argumento del oficialismo fue que esa norma amenazaba el equilibrio de las cuentas públicas. Pero el Presidente fue más allá: festejó con “los 87 héroes”, los diputados que frenaron el intento de la oposición de voltear su veto.
Según los consultores, la foto del asado con los legisladores propios y dialoguistas generó un costo político tan fuerte como la decisión de impedir el aumento a jubilados.
Ahora, Milei se enfrenta a otro sector sensible para la sociedad, y especialmente para Córdoba, la provincia donde mejor mide: las universidades públicas.
El veto a la movilidad jubilatoria fue el 2 de septiembre pasado. Un mes después, Milei aplicó la misma fórmula para rechazar la Ley de Financiamiento Universitario.
Transcurrieron sólo 30 días, pero “pasaron cosas”, según una definición de Mauricio Macri en el pasado.
Cristina Kirchner ya se había subido hace tiempo al carro de los opositores acérrimos a los libertarios.
Y esta semana hubo pronunciamientos llamativos. Juan Schiaretti y el gobernador Martín Llaryora tomaron distancia del Presidente. Hasta aliados como Macri y Luis Juez ahora dudan.
El respaldo de “los 87 héroes” ya no parece tan granítico. Quienes están pensado qué hacer con la Ley de Financiamiento Universitario son los diputados macristas. Sin ese respaldo en Diputados, el último veto de Milei está condenado al fracaso.
La oposición impulsa una sesión especial en la Cámara Baja para el miércoles próximo. Va a intentar frenar el veto, convencida de que en el Senado el rechazo está asegurado.
Milei necesita de Macri más que nunca. Pero por ahora no se le nota.
En el desayuno que el jueves pasado compartió en su casa de Acassuso (partido de San Isidro), con el bloque de senadores, presidido por Juez, el expresidente no ocultó su sorpresa.
En privado, consideró que hay un “desinterés” del Presidente para acordar con quienes –según Macri– “quieren colaborar”.
En este contexto, Juez comentó lo que sucedió cuando los seis senadores libertarios se negaron a votar la emergencia ambiental, económica y habitacional para las regiones de Córdoba afectadas por los incendios.
El senador cordobés recibió un llamado de Milei luego de su duro discurso en el Senado.
Juez le contó lo sucedido. “Yo me ocupo”, le habría dicho Milei. A las pocas horas, todos los diputados de La Libertad Avanza apoyaron la emergencia para Córdoba, que tiene un costo fiscal casi insignificante para la Nación.
Varios medios nacionales reprodujeron una frase de Macri: “Para qué voy a seguir yendo a comer milanesas a Olivos si después no se cumple nada”. El expresidente no salió a negar esa queja punzante, que existió, y que tampoco fue desmentida por sus habituales voceros.
Marcando la cancha
En este contexto, parece que ahora todos se le animan a Milei. Cristina Kirchner fue la primera en plantarse en la vereda opositora. La expresidenta mantiene su olfato político.
El que sorprendió con definiciones fuertes fue el más moderado entre los moderados: Juan Schiaretti apuntó al talón más sensible del Presidente: “Hay que plantearse un país donde se respete la libertad de prensa y los gobiernos no les echen la culpa de su fracaso a los periodistas”.
Pareció una crítica directa a Milei. Los schiarettistas luego aclararon que fue más para Cristina Kirchner que para el actual presidente, quien acusa de “ensobrados” a los periodistas.
En una disertación en la ciudad de Santa Fe, el exgobernador remarcó diferencias, en este caso sin dudas respecto de Milei: reivindicó el rol del Estado y las universidades públicas.
No es nueva esta visión de Schiaretti, aunque hasta ahora había evitado criticar a la gestión libertaria.
Con tono más mesurado, el gobernador Llaryora también se pronunció a favor de aumentar el presupuesto a las universidades.
El “operativo despegue” de Llaryora con los libertarios, que insinuó en febrero, ahora parece que será más visible.
No obstante, el gobernador tiene responsabilidades de gestión y evitará una confrontación directa con la Casa Rosada. Esta semana se conoció que la Nación avaló un crédito de U$S 100 millones para el proyecto de acueducto que Córdoba comparte con Santa Fe.
En la gestión, rige la ley de la selva del más fuerte: algunos más, y otros menos, todos los gobernadores necesitan de la Nación.
Llaryora buscará cubrirse. No quiere depender tanto de los humores del presidente libertario. No habría que sorprenderse de que en el Presupuesto provincial 2025 haya un fuerte aumento de los impuestos.
Los oficialistas ya ensayan una defensa de esta decisión: “El esfuerzo hay que hacerlo entre todos los cordobeses”. Los opositores, a su vez, seguramente hablarán de “impuestazo”. Esta es la pulseada local, pero todos miran lo que pasará el miércoles próximo en el Congreso Nacional.
