Daniel “el Tano” Angelici –secretario de Acción Política de la UCR y empresario– dice que no le interesa participar de la licitación del juego en Córdoba, un megaproceso que comenzará a definirse este miércoles, cuando en la Lotería de Córdoba se conozca qué empresas están interesadas en construir hoteles y salas, gestionar casi 5.000 tragamonedas y operar ocho casinos tradicionales.
Su eventual participación en la explotación del juego abrió una serie de especulaciones en la interna del radicalismo cordobés, presidido por quien él define como su “amigo” y un “militantes extraordinario”: Marcos Ferrer.
La empresa en la que Angelici tiene acciones –Casino Victoria– sí estaría interesada, pero él dice que su participación en la misma es “minoritaria”, del 10 por ciento del paquete, y que en lo personal no le interesa más los negocios vinculados a las apuestas.
“El mes que viene estoy cerrando la ‘binguería’ de Villa María, que es uno de los bingos que me quedaron y que tengo en Córdoba desde hace 30 años, el primero fue el de Mina Clavero, y me lo dio Jaime Pompas. A mí, en lo personal, no me interesa para nada esta nueva licitación: estoy de salida del negocio del juego”, dice Angelici a La Voz.
–Esta decisión, ¿está por cómo se reconvirtió el negocio del juego o por la lectura política que se hace respecto de su rol como empresario del juego? –le preguntó La Voz al también expresidente de Boca.
–Cumplí 40 años como empresario del juego y veo que hay otros negocios que son mucho más rentables, en particular con la cantidad de impuestos que han venido sufriendo. Al “cartoncito”, por ejemplo, lo cierro porque no son más rentables. El tema de los slot, que puede ser lo único que quedó ahí rentable, con los impuestos que han puesto también dejó de serlo, con lo cual hace años ya que no estoy haciendo nada con el juego. Por eso, en lo personal no tengo nada que ver con esta licitación de Córdoba.
–¿La vinculación con el juego lo perjudicó políticamente?
–Me fui acostumbrando, pero siempre es muy difícil la defensa del juego; muy difícil. Pero no es por eso, simplemente por una cuestión de la cantidad de impuestos que le fueron poniendo al juego en algunas provincias, ha dejado de ser rentable, no cubro los gastos.
–¿Qué análisis hace del radicalismo de Córdoba?
–Tengo un amigo que lo preside (Marcos Ferrer), así que le deseo lo mejor. Es el único amigo que tengo ahí. Rodrigo (de Loredo) es un chico inteligente. Y también hay una generación de intendentes jóvenes que son el recambio del radicalismo. Pero al radicalismo (nacional) le hace falta un líder. Hasta que no aparezca un liderazgo, es un partido que parece más una federación de partidos provinciales que un partido nacional. Hoy el radicalismo en Córdoba claramente tiene a Rodrigo que se va a ir posicionando. Marcos lo mismo.
–¿Cómo le juega a De Loredo haberse posicionado como dialoguista con el Gobierno de Javier Milei?
–A mí me parece que Rodrigo mira mucho Córdoba. Y con base en eso tiene su postura en la Cámara de Diputados. Seguramente Milei anda muy bien en Córdoba. Martín (Llaryora) debe andar bien, “el Gringo” andaba bien. Y el radicalismo queda ahí en el medio; con riesgo de desaparecer. Ya tuvimos nosotros años electorales con muy poca representatividad dentro de la sociedad, cuando se polariza.
–A nivel nacional, ¿existe la posibilidad de que se repita un experimento como el de Juntos por el Cambio?
–Los radicales a nivel nacional vamos a necesitar un liderazgo, un presidente (del partido) también, que pueda convocar a los gobernadores, que se puedan sentar en una mesa. Hoy el radicalismo tiene cinco gobernadores, y es muy difícil sentar a los cinco para ver cuál es la estrategia de alianzas y electoral. En la Ciudad de Buenos Aires estamos trabajando, no sé si en un nuevo Juntos por el Cambio, pero sí con las distintas fuerzas de centro para poder hacer un frente con gente del PRO, del socialismo, de Confianza Pública.
–¿Usted ve alguna posibilidad de alianzas o de acuerdos de la UCR con los peronismos provinciales no kirchneristas, como el caso de Schairetti?
–Sí, no lo veo imposible eso. Se está trabajando en la provincia de Buenos Aires también en un tema de que muchos intendentes no kirchneristas que se cansaron y que son buenos gestionando, de armar un frente –como dijo el intendente de Escobar– de gente normal.
–Es un concepto que el propio Schiaretti usó en la campaña nacional.
–Sí, no tiene que estar en los extremos, pero tiene que haber gente normal, de diálogo, que de eso se trata la política. No hay mucha diferencia entre el radicalismo y el peronismo cuando uno ve las doctrinas de los dos partidos. El radicalismo tiene más de 100 años y el peronismo también. Pero bueno, después aparecen los movimientos internos como el kirchnerismo o La Cámara, entonces se nos hace muy difícil ir ahí.
–¿Hay algún dirigente con el perfil para presidir el radicalismo post Lousteau, con esa mirada más federal de la usted habla?
–No, ahora tiene que terminar su mandato Martín (Lousteau), que es un cuadro político. Se puso a moda Milei, él no estaba de acuerdo con la Ley Base y todo eso, y quedó solo. Pero en el fondo, cuando analizás todo, yo estoy bastante de acuerdo con lo que dice Lousteau. Lo que pasa es que la sociedad en ese momento quería que acompañen la política del Gobierno. Probablemente el próximo presidente de la UCR deba salir de alguno de los gobernadores.