“El hemisferio no puede mirar para otro lado (...) mientras se socavan la democracia y la seguridad regional”. Así, Brian Nichols, subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, cuestionó la presencia del iraní Mohsen Rezai –acusado de participar de manera activa en el atentado a la AMIA en 1994– en la asunción de Daniel Ortega, en Nicaragua, acto en el que también estaba el embajador argentino, Daniel Capitanich.
El funcionario de los Estados Unidos señaló que en su “asunción’ Ortega y (Rosario) Murillo estuvieron acompañados por Miguel Díaz Canel, Nicolás Maduro y Mohsen Rezai, un iraní implicado en el atentado a la Amia en Argentina”.
Como se recordará, en ese acto también estuvo presente el embajador argentino en Nicaragua, Daniel Capitanich, hermano del gobernador de Chaco, Jorge, por lo que la acusación del funcionario de Joe Biden estalla horas antes de que el jefe del diplomático, Santiago Cafiero, llegue a Washington para una reunión con el secretario de Estado Anthony Blinken, el próximo martes.
Es un cara a cara complicado para Cafiero: debe pedir que Biden incida a favor de Argentina en las negociaciones con el FMI, pero debe hacer equilibrio por la designación de Alberto Fernández como presidente de la Celac, un organismo en el que inciden Cuba y Venezuela, y los cuestionados a Nicaragua por la invitación del iraní Rezai al acto de Ortega.
Rezai, vicepresidente de Asuntos Económicos de Irán, es buscado por la Interpol por ser considerado como autor intelectual del ataque a a AMIA, en el que murieron 85 personas el 18 de julio de 1994.
La posición de Nichols se suma a la del senador republicano Marco Rubio, quien dijo que “si la decisión de Argentina de enviar a un representante a la jura ilegítima es despreciable, aún peor es que el dictador Ortega hospede a un miembro de la Guardia Revolucionaria iraní, el general Mohsen Rezai, uno de los terroristas buscados por Interpol por el mortífero atentado de 1994 contra la AMIA en Argentina”.
También el secretario General de la OEA, Luis Almagro, se expresó en un sentido similar: “El episodio nos recuerda la deuda con Irán con las víctimas del atentado contra la AMIA y la Justicia”.
La participación de Capitanich en el acto en el que estaba el iraní también provocó una crisis interna en el Gobierno nacional: Aníbal Fernández, ministro de Seguridad, calificó de “espanto” el accionar del embajador y dijo que “si hubiera sido embajador, hubiese hecho otra cosa, no hubiera estado presente”.
Apenas se conoció de la presencia de Rezai en el acto oficial de Nicaragua y la participación de Capitanich, la oposición reclamó la interpelación del canciller Santiago Cafiero.
En el Senado
Ahora, el jefe del interbloque de Juntos por el Cambio en el Senado, Alfredo Cornejo (UCR-Mendoza), se hizo eco de “diferentes trascendidos que indican que hubo gestiones infructuosas para detener a Mohsen Rezai”, por lo que la Agencia Federal de Inteligencia y la Embajada argentina en Nicaragua habrían conocido sobre la presencia del iraní en el acto de asunción de Daniel Ortega.
Cornejo solicitó detalles respecto del reclamo formal al Gobierno nicaragüense para proceder a la detención o solicitar la extradición de Rezai, y reclamó que se aclare si hubo respuesta de Managua y –caso contrario– si se va a establecer algún tipo de medida diplomática.
