La justicia dictaría próximamente los procesamientos de Fernando Sabag Montiel, el atacante de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y de la presunta cómplice en la inteligencia previa, su novia Brenda Uliarte. La acusación formal sería el intento de asesinato. Mientras tanto y a contrarreloj, los investigadores intentan terminar de dilucidar los alcances de la “banda de los copitos”, todos sus integrantes y si existió alguna conexión con personas externas o posibles instigadores.
La jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo ya indagaron a Sabag Montiel y Brenda Uliarte. Se les dijo que estaban imputados de “haber intentado dar muerte a Cristina Elisabet Fernández de Kirchner – vicepresidenta de la nación y presidente de la Honorable Cámara de Senadores de la Nación-, contado para ello con la planificación y acuerdo previo entre ambos”.
Sabag Montiel quedó detenido el mismo jueves 1 de septiembre a la noche, después de gatillar al menos dos veces una pistola Bersa a treinta centímetros de la cabeza de la vicepresidenta. Se supo que la bala no salió por la impericia en el manejo del arma. Se especula que pudieron jugar los nervios de novato y el stress que supone para un inexperto matar a alguien. La chica fue apresada por la Policía Federal el domingo pasado a la noche en una estación de trenes porteña.
Pruebas en aumento
Desde la noche misma del intento de magnicidio, todos los días se sumó una prueba incriminatoria contra la pareja. Los peritos comprobaron que el arma estaba apta para disparar y se halló en la pistola un registro genético compatible con Sabag Montiel. De la tarjeta de memoria de su móvil surgieron fotos de la pareja posando con la Bersa.
También se multiplicaron las imágenes de Sabag Montiel y Uliarte en los alrededores de la casa de la vicepresidenta, en Juncal y Uruguay, aportadas por cámaras periodísticas y de seguridad urbana y por teléfonos de particulares. El momento del disparo fallido cuenta con distintos ángulos para su análisis. La prueba reunida asoma abrumadora.
En la indagatoria, Uliarte dijo ignorar qué iba a hacer su pareja aquella noche y que solo fue para acompañarlo; calificó de “aberrante” el episodio y reconoció tener “diferencias políticas” con el gobierno. “Brenda no tiene nada que ver y yo tampoco”, fue lo único dicho por Sabag Montiel, según fuentes judiciales.
Para los investigadores, está probada la participación de Sabag Montiel y Uliarte en un intento de asesinato. También está probada la premeditación: la pareja portó el arma todo el día hasta llegar a Juncal y Uruguay.
Se investigan, con cierto grado de certeza ya, algunas acciones que, aunque torpes, indicaría que la pareja realizó tareas de inteligencia previas al atentado. La torpeza referida alude a las muchas huellas que fácilmente van encontrando los investigadores.
Entre las últimas imágenes que trascendieron, se ve a Sabag Montiel el 27 de agosto en Juncal y Uruguay, la noche en la que Cristina habló a los manifestantes desde un improvisado (y desguarnecido) palco. Fue fácil para los investigadores detectar al atacante: aparece entre los manifestantes, portando un palo con “copos de nieve” o “algodones de azúcar”.
Sabag Montiel, su novia y cinco amigos compartían un emprendimiento: venta ambulante de lo que llaman “copos de nieve”. Al menos cinco días previos al atentado, se vieron los copos en Juncal y Uruguay, un producto típico de parque infantil, mezclados entre los simpatizantes kirchneristas. Los cinco amigos de la pareja ya declararon como testigos. ¿Todo el grupo de vendedores ambulantes participó en tareas de inteligencia?
Uno de ellos, Nicolás Carrizo, fue descubierto en imágenes de la noche del atentado. El día después, en su estado de whatsapp, escribió: “Seguro el próximo sos vos, Alberto, tené cuidado”.
Miguel, otro de los vendedores de copos de nieve, contó a TN que “Brenda mostraba siempre actitudes antiperonistas” al punto de llegar al odio. “La mayoría del grupo somos anti-kirchneristas, pero la única que decía que quería matar a Cristina era ella”, agregó.
Tampoco alivianó la situación judicial de Brenda Uliarte, el hallazgo de mensajes suyos en las redes del 20 de agosto pasado. Ese día, el grupo anti-kirchnerista Revolución Federal tiró piedras y antorchas por encima del enrejado de la Casa Rosada. Uliarte lamentó que no hubiera más manifestantes. Revolución Federal protagonizó varios escraches violentos contra funcionarios y periodistas.
La hipótesis de la instigación
Los investigadores no descartan una hipótesis que coincidió con el análisis que hizo Sergio Berni, ministro de Seguridad bonaerense: sin ser sicarios o criminales profesionales, Sabag Montiel y Brenda Uliarte “sabían lo que estaban haciendo”, y “dan el tipo de tener personalidades capaces de ser manipuladas para llevar adelante acciones como estas y muchas veces sin ellos medir las consecuencias”. Berni no descartó la hipótesis que también abonan los investigadores: que “ex servicios de inteligencia” estén induciendo o manipulando parejas como Sabag Montiel y Brenda Uliarte, o grupos de choque como Revolución Federal. ¿Fueron instigados a cometer el atentado?
El desencriptado de una carpeta del móvil de Brenda Uliarte permitirá saber más sobre esta pareja que convivía en un monoambiente del conurbano, que compartía la venta ambulante y que solía aparecer en entrevistas casuales televisivas, siempre opinando contra gobierno nacional.
Hasta ahora los investigadores no encontraron antecedentes criminales en la pareja ni en su entorno. Algunos movimientos y conductas sorprenden por incoherentes. Hacer tareas de inteligencia con visibles copos de azúcar suena torpe, creen los investigadores. A la vez entienden que negarle el status de “sicario” a Sabag Montiel, no disminuye la gravedad del episodio: pese a su amateurismo, casi comete el crimen. Posiblemente por su amateurismo no lo logró.