La creciente dificultad de las familias argentinas para afrontar los pagos de sus tarjetas de crédito y préstamos personales encendió una “luz amarilla” en la economía.
Javier Okseniuk, director ejecutivo de la consultora LCG (Labour Capital & Growth), analizó en La Voz En Vivo en profundidad el impacto de este fenómeno que, aunque comienza a nivel microeconómico, tiene el potencial de generar consecuencias macroeconómicas si se vuelve masivo.
“Es una luz amarilla que hay que atender”, indicó.
Los datos más recientes del Banco Central, correspondientes a abril de este año, revelan que la morosidad de los préstamos personales subió a un 5%, mientras que la de las tarjetas de crédito se acerca al 3%.
“La morosidad de los préstamos personales subió a un nivel relativamente alto del 5% y el de las tarjetas de crédito a un nivel cercano al 3%”, precisó, en base a los datos.
“A diferencia de aquel episodio en 2018 lo que se ve ahora es que la mora está concentrada en las familias y en que son préstamos al consumo”, recalcó.
Además dijo: “Los préstamos personales subieron tres veces más que los salarios [...] y el consumo con tarjeta de crédito y el endeudamiento con tarjeta subió dos veces más”. En ese sentido indicó que la principal causa es por el “estrés de las tasas de interés”.
Una morosidad concentrada en las familias
Si bien estos niveles de morosidad no son inéditos y se han observado situaciones similares en el pasado, como en 2021 o incluso en 2018, la particularidad de la situación actual es su concentración en las familias y en los préstamos al consumo.
A diferencia de 2018, cuando la mora afectaba principalmente a los préstamos a empresas, hoy la morosidad empresarial se mantiene baja, así como la de los préstamos hipotecarios. Este fenómeno se focaliza en préstamos personales y tarjetas de crédito.
Las tres causas principales del deterioro
Javier Okseniuk identifica tres factores clave que explican el aumento de la morosidad:
- Aumento desmedido del crédito al consumo: Desde mediados del año pasado, los préstamos personales y el consumo con tarjetas de crédito han crecido con mucho vigor. Los préstamos personales subieron tres veces más que los salarios, mientras que el endeudamiento con tarjeta de crédito creció aproximadamente el doble en comparación con los salarios. Esto generó una carga de deuda que excede la capacidad de pago de las familias.
- Contexto económico errático y salarios estancados: Tras una recuperación económica en el segundo semestre del año pasado, la actividad económica desde diciembre de 2024 ha mostrado un comportamiento errático, con meses de aumento y retroceso, resultando en una actividad “chata”. A esto se suma un empleo que no crece y salarios reales del sector formal que han retrocedido en los últimos meses registrados. Este panorama dificulta el pago de los préstamos tomados con la expectativa de una mejora futura en los ingresos.
- Mayor estrés por tasas de interés y menor inflación salarial: Las tasas de interés han aumentado, lo que, en un contexto de inflaciones más bajas y salarios que suben a menor velocidad, implica un mayor estrés para los deudores. Anteriormente, la expectativa de una alta inflación y un rápido aumento de salarios diluía el peso de las últimas cuotas; sin embargo, con la desinflación, esta “espalda” se ha reducido.
Impacto directo en las familias: bloqueo, costos y restricción del consumo para las familias, el panorama es desafiante
- Dificultad creciente para afrontar pagos mínimos o los montos mensuales de las tarjetas de crédito.
- Bloqueo de tarjetas y consumo del límite de crédito cuando no se paga el mínimo, impidiendo su uso y restringiendo la capacidad de compra.
- La mora no es especulación, sino una incapacidad real de pago, lo que obliga a las familias a retraer su consumo y a ahorrar para saldar deudas pasadas.
- Costos de refinanciación “muy altos” en Argentina, rondando el 90% o 100%. No pagar el mínimo conlleva una tasa de interés aún más punitiva que solo pagar el mínimo. Las tasas varían entre bancos privados, que suelen ser más altas, y bancos públicos.
Consecuencias macroeconómicas: desaceleración del consumo y el crédito
A nivel general, el aumento de la morosidad actúa como un “condimento adicional” en un contexto de actividad económica ya errática:
- El consumo de los últimos meses, que en parte se sustentó en el endeudamiento, está mostrando una ralentización significativa en los préstamos a las familias, pasando de un crecimiento del 10% mensual a un 2%. Esta retracción puede tener un impacto directo en el consumo agregado.
- Los bancos, de manera preventiva, también están bajando los límites de crédito para que las familias recompongan su situación antes de permitirles un nuevo acceso al crédito.
- Esta retracción del consumo, aunque no es recesiva por sí misma, añade un factor de complicación a la economía general.
En definitiva, la situación actual exige una mayor cautela en el consumo de las familias y representa un desafío significativo para la estabilidad financiera tanto a nivel individual como para el conjunto de la economía.