Sin pausa y a toda velocidad. La política de Córdoba no terminó de cerrar el capítulo de la elección provincial –que se encamina a confirmar con el escrutinio definitivo el triunfo de Martín Llaryora sobre Luis Juez–, y ya está focalizada en la elección de la Capital, hermana menor de la batalla provincial y la más simbólica para el llaryorismo.
Cuando lo confirme el conteo final, Llaryora será el próximo gobernador gracias al peso determinante de los votos de la Capital. La diferencia de unos 60 mil votos que le hizo a Juez en la ciudad son casi la misma cantidad que los de la brecha general de toda la provincia. Llaryora se terminará imponiendo por un estadio Kempes repleto.
Por eso la Capital es la piedra basal del discurso renovador y bisagra del nuevo relato oficialista: no somos parte de la generación de los “24 años”, buscan diferenciarse el propio Llaryora, el vicegobernador Manuel Calvo y también Daniel Passerini, quien encarna la sucesión y la continuidad llaryorista.
Por obvias razones, la única que puede decir con todas la letras que no fue parte es la radical Myrian Prunotto. En cambio, los tres dirigentes fueron y son piezas clave del espacio que construyeron De la Sota y Schiaretti. Llaryora es quien más tarde –en 2013– se plegó a la escudería del hoy poco exhibido PJ cordobés.
Passerini y Rodrigo de Loredo, el retador opositor más competitivo de la plaza, librarán una contienda que no requerirá de fuego externo para calentarse, como pasó con la puja provincial, que recién tomó temperatura cuando socios nacionales de Juntos por el Cambio intentaron un acuerdo electoral con Schiaretti.
La llama quedó encendida por la controversia generada por los episodios recientes. Hay calentura y mucha bronca contenida. Llaryora y el oficialismo apuestan a que un buen resultado en las urnas el 23 de julio permita una doble celebración: la capitalina y la que quedó pendiente cuando el escrutinio provisorio provincial se plantó y habilitó a Juez a denunciar irregularidades.
La receta de Hacemos Unidos por Córdoba no tiene secretos: Passerini estará apuntalado por Llaryora, el vencedor capitalino del domingo y factótum de esa victoria. A eso se le sumará un mensaje claro que garantiza gestión en equipo con el gobierno provincial y un dardo envenenado que busca pegar a De Loredo con las administraciones de Juez y de Ramón Javier Mestre.
La semana próxima, la última antes de que comience la veda para las inauguraciones y la difusión de actos de gobierno, Passerini y Llaryora cortarán la cinta del restaurado Teatro Comedia. Será el acto icónico con el que el oficialismo celebrará los 450 años de la fundación de la ciudad y un contraste asegurado con aquel incendio que devastó el lugar en el final del mandato de Juez al frente del municipio.
El triunfo en la Capital, ¿corto o esperable?
El oficialismo dice estar satisfecho por el margen de algo más de siete puntos logrado en la Capital sobre Juez y prefiere olvidar los pronósticos que hasta el sábado pasado hacía cuando confiaba en que ese número estaría entre 10 y 15 puntos.
De Loredo asegura que el oficialismo quedó preocupado por el tablero que se dibujó en la Capital. Sostiene que donde ganó Juez –principales barrios del macrocentro y del noroeste–, estirará aún más la diferencia. Sin embargo, necesita penetrar en las barriadas más populares que votaron en masa a Llaryora.
El escrutinio provisorio del mapa capitalino dejó una imagen perfecta del humor social de los vecinos de la ciudad. Passerini (y Llaryora) y De Loredo saben con precisión casi quirúrgica donde están o no sus votantes y en qué lugares hay oportunidades de quitarle votos a su adversario. Como sucede con las Paso en las elecciones nacionales, los comicios provinciales se transformaron en la encuesta más precisa y fiable posible.
Tanto De Loredo como Passerini saben que van camino a protagonizar otra polarización extrema como la que animaron Llaryora y Juez.
La municipalización que pretenden Passerini y Llaryora contrasta con el respaldo nacional que exhibirá De Loredo. Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta tendrán actividad recurrente en Córdoba en las próximas semanas.
Los líderes nacionales más taquilleros de la marca Juntos por el Cambio, que revalidó su vigencia y peso entre los cordobeses en los comicios del domingo en contra de la debacle que le auguraba el oficialismo provincial, estarán en Córdoba en breve. Larreta tiene en agenda un desembarco en Córdoba para la semana que viene. “Rodrigo es nuestro candidato”, dicen cerca del alcalde porteño.
De Loredo analiza el impacto que tiene en la dinámica de su campaña la indefinición provincial que estira Juez. Preferiría que todo termine cuanto antes. Le impide, cree, prolongar su campaña “propositiva”. Especula, sin embargo, que el barro también ralentiza la salida a la cancha de Passerini.
La batalla final por la Capital está en marcha. Para Llaryora, un triunfo de Passerini es clave como reaseguro de lo hecho y para evitar que un opositor se instale en el principal sillón municipal. De Loredo aspira a llegar al poder para retacearle poder al oficialismo y proyectar una carrera provincial que le fue esquiva este año.