“Cada mañana, el argentino tipo compra el periódico, enciende un cigarrillo y, mientras hojea las páginas y fuma; toma el teléfono de la pared para hacer una llamada. Bueno, al menos esto es lo que los estadísticos del gobierno de Argentina quieren hacernos creer. Los cigarrillos, los periódicos y los teléfonos fijos siguen siendo componentes clave del índice de precios al consumidor del país”.
Así comienza el artículo Milei’s Inflation Miracle Distorted by Obsolete Items in Index que Bloomberg, la agencia de noticias económicas más importante del mundo, publicó este miércoles 19 de marzo sobre Argentina y el índice de inflación.
La nota apunta a la obsolescencia de la composición de la canasta de productos y servicios que se utiliza para medir el índice de precios al consumidor (IPC) que publica todos los meses el Indec.
Desde hace años, mucho antes de la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada, economistas de todos los “colores” vienen exigiendo la actualización.
El problema es que ningún gobierno quiere “tocar” esos datos porque un sinceramiento de esa canasta devendría, necesariamente, en una actualización hacia arriba de la tasa que publica el organismo.
Bloomberg analiza que se deberían eliminar productos obsoletos e incorporar otros nuevos que se han convertido en artículos básicos de uso diario, como, por ejemplo, los smartphones o las suscripciones a Netflix.
La canasta que se usa actualmente es de 2004.
“La mayoría de los economistas creen que un índice actualizado revelará una inflación superior a las lecturas mensuales actuales, de alrededor del 2,5%. Varios estudios lo indican, y los índices compilados por ciudades y provincias, incluyendo Buenos Aires, arrojan sistemáticamente tasas más altas que la lectura nacional. Incluso el director del Indec [Marco Lavagna] reconoció el año pasado que el índice necesita cambios. Sin embargo, seis meses después, nada ha cambiado”, agrega el medio estadounidense.
Según Bloomberg, en este caso, Milei y su equipo económico no quieren una actualización de la canasta porque “podría significar problemas, especialmente antes de las elecciones de octubre”.
El medio económico internacional más influyente reconoce que el “progreso es notable” en materia de inflación, por lo que Milei no quiere hacer nada “que pueda socavar” esa victoria contra la inflación, que es la principal fuente de los índices de aprobación sorprendentemente resilientes del Presidente.
Bloomberg dice que los argentinos están “aliviados” por la desaceleración de la inflación, pero agrega que “muchos creen que los precios están subiendo a un ritmo más rápido de lo que indican los datos del indec”.
Promesa incumplida
Lavagna anunció en septiembre pasado que la canasta se actualizaría a finales de 2024. “Estamos en la fase final de las pruebas. Debemos ser muy cuidadosos con el momento en que realizamos los cambios”, declaró Lavagna. Pero el cambio no llegó.
Un problema es la subrepresentación de los servicios en la canasta actual. Si bien los alimentos y los servicios públicos tienen una fuerte ponderación en el índice, la baja participación de servicios esenciales como la salud privada, la educación y las suscripciones digitales no refleja con precisión los patrones de gasto de los argentinos.
La nueva metodología incluiría alrededor de 500.000 precios, en lugar de los 320.000 actuales, y 24.000 informantes. Lavagna también sugirió un cambio en la estructura de la muestra y en la ponderación de bienes y servicios, con un enfoque en los hábitos de consumo más actuales.
Distorsiones
Un ejemplo: en el índice actual, el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas tienen el mayor peso sobre el total de la canasta (23,4% en Gran Buenos Aires), mientras que las comunicaciones tienen la incidencia más baja (2,8%).
Así, por caso, que una suba significativa en los servicios de telefonía no va a tener el impacto en la inflación general que sí tendría la carne (7% del total).
Las familias en 2004 gastaban mucho más en frutas, verduras y cigarrillos, casi no compraban pasajes aéreos y las zapatillas no eran un consumo tan relevante.
Pero pasaron todos estos años, el mundo cambió, aparecieron los TV led, Netflix, las cervecerías artesanales y las terceras marcas de gaseosas; cayó el consumo de vino y creció el de ferné.