Las familias decidieron aprovechar las vacaciones para ocupar las sierras, la costa y los valles, aunque nadie olvida la carga de los impuestos. Un debate que sacudirá al estado en los diferentes niveles.
Los precios atractivos en Brasil –el real se depreció 25% en un año– y en Chile, donde el peso local cayó casi 9% en 12 meses, llevan a que miles de argentinos sigan cruzando ambas fronteras.
Pero la sorpresa fue la concurrencia en los espectáculos masivos, en las playas y en las sierras: los argentinos decidieron disfrutar de sus vacaciones con sus recursos, o bien financiando sus viajes.
Para los analistas, el fenómeno responde a que pocas familias pudieron disfrutar del verano anterior, por la devaluación del peso. Hoy, la necesidad es salir y divertirse, en busca de un momento de felicidad.
¡Ay, los impuestos!
En la Argentina se cobran más de 150 impuestos, de los cuales 46 corresponden a la órbita nacional, según calcula Nicolás Boglione, asesor tributario del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) de Córdoba.
Javier Milei lanzó el desafío de que provincias y municipios reduzcan la cantidad de impuestos que perciben, para facilitar la competitividad de la industria y de los servicios.
Sin embargo, el Presidente parece aplicar el refrán “haz lo que yo dijo, pero no lo que yo hago”, ya que mantuvo por tres años más un tributo de 7% sobre los pasajes aéreos. Cuando era legislador, pedía eliminar esa carga fiscal.
Los hombres de campo adjudican la misma actitud a Martín Llaryora, uno de los adalides para la eliminación de las retenciones.
“Estamos de acuerdo con el apoyo a la quita de los derechos de exportación, pero el inmobiliario rural en la zona núcleo tiene un aumento de 180% cuando la inflación de 2024 rondó 120%”, apuntan en las asambleas campestres.
La inflación condiciona
La dirigencia conjetura que Milei no eliminará las retenciones hasta una fecha muy próxima a la elección legislativa (octubre), para evitar su impacto en la inflación.
Gabriel de Raedemaeker, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), advierte que “no se puede castigar al sector productivo que más divisas aporta al país, para beneficiar a otro”.
Según el dirigente, si se trasladara de forma lineal la eliminación de las retenciones sobre el trigo, la harina podría subir 12%, pero el cereal sólo impacta 8% en el valor del kilo de pan.
En el maíz, los insumos para engorde de cerdos y pollos podrían incrementarse en forma lineal 12%, pero dependerá de cada industria.
De Raedemaeker advierte, no obstante, que la no eliminación de las retenciones podría afectar el volumen de producción –soja y maíz, principalmente–, ante la menor inversión en herbicidas, insecticidas y fertilizantes.
“Sólo con la eliminación de derechos de exportación se equilibrará el riesgo climático, luego de tres años de sequía”, señala.
Un campo alquilado para soja, aun con rindes de 40 quintales por hectárea, puede tener una pérdida de entre U$S 80 y U$S 100 en las zonas más productivas de Córdoba, aseguran los productores.
“Supeditar la revisión a otros logros macroeconómicos es no darse cuenta de que el sector agropecuario es el motor que impulsa al país desde su interior”, sostuvo la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias de Córdoba.
La mirada está puesta ahora en la solvencia de las deudas de cooperativas y de proveedores de insumos luego del quebranto que ya se registró con grandes firmas en Buenos Aires. Esto podría originar problemas en la cadena de pagos.
El desafío incluye a las intendencias, en relación con la carga que cobran sobre los servicios públicos. La Municipalidad de Córdoba ya pidió a la Justicia Federal mantener las tasas que aplica sobre las boletas de Epec y de Aguas Cordobesas.
Para aquí o para allá
El gobierno de Milei puede enfrentar un trade off en el corto plazo, en el que deberá evaluar los beneficios de una medida en contraposición a los perjuicios que ocasiona.
Aquí, la disyuntiva será mantener las retenciones, con una inflación controlada, o beneficiar a la agroindustria, que genera divisas y empleo, además de movilizar la actividad económica.
La dirigencia política tiene otra agenda –las Paso y la elección de jueces para la Corte–, que resulta incomprensible para las urgencias en materia de impuestos que soportan familias y empresas.
