El ministro de Economía, Luis Caputo, amplió su poder político dentro del gabinete al tomar el control de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) y mantener a un hombre de sus filas en la estratégica Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería.
Al amparo de la consideración de ser el “mejor Ministro de Economía de la historia”, el presidente Javier Milei le habilita a “Toto” cada vez más áreas del Poder Ejecutivo.
Tras asumir como ministro de Relaciones Exterior en reemplazo de Diana Mondino, Gerardo Werthein le pidió la renuncia de todos los funcionarios políticos. Así quedó libre la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales –que ocupaba Marcelo Cima-, un puesto clave dado que maneja los vínculos comerciales con otros países y la representación ante organismos internacionales.
Con el visto bueno del “Triángulo de Hierro”, el miércoles pasado Caputo había puesto en ese lugar a Juan Pazo, mano derecha del jefe del Palacio de Hacienda, a quien le había creado el cargo de Secretario Coordinador de Producción para tenerlo cerca en la gestión. Pazo es la voz de Caputo en los lugares que el ministro no puede estar.
Pero a las 72 horas se volvió a mover el tablero y más fichas quedaron del lado del Ministro de Economía. Con el crepúsculo de la tarde del sábado, el vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció la salida de Florencia Misrahi de ARCA bajo el argumento de que había creado un impuesto a influencers y streamers. La explicación no termina de ser consistente dado que la aplicación de nuevos tributos requiere de un tratamiento especial y deben ser aprobados por el Congreso.
Según explicaron expertos tributaristas, Misrahi solo habría tipificado a esos grupos como una actividad más en el nomenclador de ARCA. Incluso dicen que esta registración les facilitaba sus obligaciones tributarias por tener un ítem exacto.
La salida de Misrahi de su cargo era un rumor que estaba instalado desde hacía varias semanas. En realidad, desde el cambio de denominación del ente recaudador se decía que no seguía, dado que no habría estado de acuerdo con las designaciones de sus colaboradores: Andrés Vázquez en la Dirección General Impositiva (DGI), y José Andrés Velis en la Dirección General de Aduanas (DGA).
Al cierre de esta edición, aún no había una información oficial sobre la continuidad de ambos funcionarios El casillero libre se completó con Pazo, con lazo directo con Caputo tanto en la faz de los negocios como en vida familiar.
El ahora recaudador no había llegado ni a sentarse en su silla de la Cancilería que Caputo ya le había asignado otro rol preponderante. Pero lejos de ceder ese espacio, el ministro inmediatamente logró el aval para que otro de sus alfiles lo ocupe: su secretario de Finanzas, Pablo Quirno, viejo ladero que también lo acompañó en su gestión durante la presidencia de Mauricio Macri. Aún tampoco se comunicó quién será su reemplazante.
Con el traslado de Pazo a ARCA, el secretario de Coordinación pasó a ser Pablo Levigne, quien deja la Secretaría de Comercio y permite el ascenso de quien lo seguía en jerarquía el subsecretario Esteban Marzorati.
Así Caputo, que ya se había quedado con el Ministerio de Infraestructura tras la salida del fallecido, Guillermo Ferraro, conforma un mapa de poder económico realmente imponente: Banco Central –con Santiago Bausili- ARCA, las secretarias de agricultura, industria y comercio y la silla en Cancillería.
Punto flojo
Pero no todas son rosas para Caputo. La misión que trató de viajar de incógnito a reunirse con autoridades del FMI no parece haber traído las mejores noticias.
La visita de una destacada delegación que integraron Quirno, José Luis Daza (secretario de Política Económica) y Vladimir Werning (vicepresidente del BCRA) quiso volar “debajo del radar” para evitarse una mancha en caso de no cumplir los objetivos.
En el FMI también son reservados y evitan dar precisiones sobre los motivos del viaje y con quienes se entrevistaron. El sugestivo silencio de ambas partes abre todo tipo de interrogantes porque además aún sigue pendiente el resultado de las dos últimas revisiones del acuerdo en curso que habilitan un desembolso de U$S 1.000 millones.
El FMI y el gobierno confirmaron el inicio de las negociaciones por un nuevo programa que le dé continuidad al EFF que está refinanciado U$S 44.000 millones y que llegó a su fin.En principio, el FMI seguiría firme en su posición de no entregar fondos frescos con cepo. El cambio lo puede dar la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.