Carlos Fara no duda en remarcar que las elecciones cordobesas no se definirán únicamente por la competencia entre el oficialismo provincial y La Libertad Avanza. El consultor subraya que el dato más llamativo es la existencia de 18 listas en juego, un número que anticipa un escenario enmarañado para el electorado.
“Es complejo para la sociedad terminar de entender toda la oferta. En una elección de mucha paridad, una lista que se lleve apenas uno o dos puntos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte”, señaló en diálogo con el streaming La Voz En Vivo.
Para Fara, este desgranamiento no modificará sustancialmente la distribución de bancas, pero sí puede incidir en la definición de los primeros lugares. En ese marco, la competencia se vuelve abierta hasta que los votantes logren clarificar en su cabeza qué representa cada espacio.
El caso Gonzalo Roca
Uno de los elementos más llamativos en Córdoba es la decisión de La Libertad Avanza de apostar por Gonzalo Roca, un abogado sin trayectoria política conocida, como candidato. A diferencia de otras provincias, donde figuras con recorrido (como Luis Petri en Mendoza o José Luis Espert en Buenos Aires) acompañan la ola libertaria, en Córdoba se optó por un perfil nuevo.
Para Fara, esta estrategia encierra riesgos: “Cuando ponés un candidato totalmente desconocido, tenés que confiar en que la marca de Milei logrará lo que la figura no tiene. Pero muchas veces nos encontramos con gente que dice ‘a mí me gusta Milei, pero no voy a votar a cualquiera’”.
El contraste es inevitable. Roca, con escaso recorrido público, enfrenta a Juan Schiaretti, exgobernador con imagen positiva y una marca política sólida en la provincia. La apuesta libertaria, según el analista, parece basarse en el contraste entre “los recién llegados” y “la casta” encarnada en el schiarettismo.
Sin embargo, advierte que no es tan fácil trasladar la potencia nacional de Milei a un candidato desconocido en un distrito donde la referencia provincial tiene peso propio.
“Le pongo un signo de interrogación al candidato de Milei”, advirtió.
Córdoba y la lógica de las elecciones locales
La pregunta sobre si estas elecciones funcionarán como un plebiscito nacional o si primará la lógica local es central. Fara sostiene que prácticamente ninguna provincia replica a la otra, lo que vuelve más local cada comicio.
“Cuando juegan listas de gobernadores, como en Córdoba, Santa Fe, Chubut o Tucumán, esos mandatarios buscan defender su espacio político, aunque no siempre logren imponerse en la sumatoria nacional. La cancha inclinada que implica la lista del gobernador de turno es un factor decisivo”, explicó.
De esta manera, el tablero nacional tenderá a una foto más fragmentada que polarizada. Aunque Milei y el kirchnerismo concentren gran parte de los votos, habrá un espacio significativo para otras opciones que expresen intereses provinciales o liderazgos alternativos.
Natalia de la Sota: apellido y nicho político
Otro movimiento clave es el de Natalia de la Sota, quien decidió competir con un discurso crítico hacia Milei y, en ocasiones, cercano al kirchnerismo. Para el consultor, su apellido le otorga un piso de reconocimiento y la posibilidad de restarle votos al oficialismo provincial.
“Es una candidatura más de nicho que de aspiración a ganar. Divide parte del voto de Schiaretti, aunque si su discurso es muy crítico, terminará compitiendo directamente con el kirchnerismo”, explicó Fara.
La incógnita es hasta dónde podrá capitalizar el prestigio familiar sin quedar atrapada en la disputa nacional entre libertarios y kirchneristas.
Polarización relativa: Milei contra los gobernadores
Fara propone una mirada más matizada sobre la idea de polarización. A nivel nacional, la narrativa dominante plantea una competencia entre Milei y el kirchnerismo, pero en los distritos la ecuación cambia.
“Si entendemos por polarización que habrá dos grandes actores, eso es cierto. La pregunta es en qué porcentaje se polariza la sociedad. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el 43% votó a otras opciones más allá de libertarios y kirchneristas”, señaló.
En Córdoba, la suma de La Libertad Avanza y el kirchnerismo difícilmente llegue a un 70%, lo que dejaría espacio para un 30% de votantes con otras preferencias. En ese marco, los gobernadores jugarán un rol clave, aunque no siempre logren ganar sus provincias.
El consultor también abordó el clima social respecto a la gestión de Javier Milei. Según su análisis, el gobierno alcanzó su punto máximo de apoyo en diciembre, al cumplir un año, y desde entonces experimenta un desgaste gradual.
“La economía entra en recesión, los ingresos se complican y aparece un electorado desencantado. No ha perdido ascendencia, pero ya no está en su mejor momento”, afirmó.
Lo interesante, según Fara, es que ese desencanto sí tiene adónde ir en esta elección. Con una oposición aún dispersa a nivel nacional, en las provincias surgen alternativas que pueden canalizar a quienes no quieren volver al kirchnerismo pero tampoco desean avalar completamente al gobierno libertario.
Ejemplos de este fenómeno se observan en distritos como Córdoba, Santa Fe y Chubut, donde una porción del electorado empieza a mirar con interés opciones moderadas.
Provincias Unidas y el “tercio desencantado”
Dentro de ese espacio de búsqueda surge el fenómeno de Provincias Unidas, una coalición que representa para muchos votantes una “estación intermedia”: una forma de enviarle un mensaje de advertencia a Milei sin regresar al kirchnerismo.
Fara lo sintetiza como el “tercio desencantado”: aquellos votantes que en 2023 acompañaron a Milei en primera vuelta, pero hoy se sienten incómodos con su estilo de gobierno, su falta de empatía en temas sociales sensibles y el costo de las medidas económicas.
Este sector se convierte en un botín disputado por fuerzas provinciales, espacios moderados y liderazgos emergentes.