El impacto de la reciente devaluación del peso para la salida del cepo cambiario, ha generado una serie de complicaciones en el mercado de trigo y harina en Argentina.
Según las observaciones realizadas puertas adentro de la Federación Argentina de la Industria Molinera (Faim), la situación actual es crítica, con un mercado caracterizado por precios volátiles y una acotada operativa comercial.
Los molinos enfrentan dificultades tanto en la adquisición de mercadería para la molienda como en la venta de sus productos, con marcas que están con sus precios “por el piso”, dicen en el sector.
Uno de los principales problemas que surge en este contexto es la “casi nula operatoria de venta de trigo”. La incertidumbre económica, producto de la reciente devaluación, ha generado una parálisis en las transacciones.
Su escasez está provocando una falta de abastecimiento en los molinos. Esta situación está lejos de ser una simple fluctuación temporal y ya responde a un contexto más amplio de desajustes macroeconómicos que afectan el comportamiento del mercado.
La consecuencia inmediata de esta parálisis es que muchos molinos han detenido sus operaciones de venta. Sin la posibilidad de adquirir trigo a precios estables y previsibles, se ven en la necesidad de frenar la producción o ajustar sus costos.
Expectativa de precio
Este contexto también se traduce en una menor oferta de harina, lo que, a su vez, podría generar aumentos de precios en los productos, afectando tanto a los consumidores como a los actores de la cadena de valor.
En cuanto a los precios del trigo, las expectativas se sitúan por encima de los 250 mil pesos por tonelada.
Sin embargo, como advierte Faim, este valor es más producto de la especulación que de una certeza real, dado que la operativa comercial es tan limitada que los precios actuales carecen de un respaldo concreto.
En los hípermercado hay producto terminado por 500 pesos el kilogramo, incluidos sueldos, impuestos, logística, y demás, es decir, casi sin margen.
El panorama actual obliga a los actores de la industria a actuar con cautela.
En la intimidad de Faim, según pudo conocer La Voz, hay llamados para “cuidar el patrimonio” en tiempos de alta volatilidad, subrayando que el mercado de trigo y harina “no da revancha”.
La falta de certezas en precios y el freno a la venta de trigo pone en riesgo la estabilidad de los molinos y amenaza con disparar los costos para los consumidores en un producto sensible como el pan.
En conclusión, la devaluación del 10% y la salida del cepo cambiario están provocando una crisis en la industria molinera, con efectos que van más allá de la simple alteración de precios. La falta de oferta, la parálisis comercial y los precios inciertos ponen a la industria en una situación límite, lo que requiere medidas urgentes para evitar una mayor desestabilización del sector.