Sobre todos los interrogantes que tiene la economía argentina, el Gobierno nacional proyecta el año con tres definiciones: negativa rotunda a devaluar para que la economía recupere competitividad, acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el primer cuatrimestre y salida del cepo en algún momento del año.
La pregunta siguiente es: ¿cumplirá? No mover el tipo de cambio es una de las premisas madre del programa. Salvo una hecatombe económica o un evento externo que lo imponga, la percepción es que Javier Milei hará cualquier cosa que esté a su alcance para que no haya un cambio brusco en la relación peso/dólar.
La corrección, en caso de suceder, podría producirse en el momento de la unificación cambiaria, para lo cual aún resta que se cumplan una serie de condiciones, al menos desde la visión del Gobierno.
En el menú de opciones para lograr ese objetivo, el acuerdo con el FMI es determinante, porque el Gobierno no quiere correr riesgos. Considera peligroso abrir el cepo con U$S 50 mil millones en Lefi y Lebacs que tienen los bancos, que en un escenario de libertad pueden convertirse en una demanda insostenible de divisas.
Y en este punto es donde surgen preguntas sin respuestas, más contradicciones y silencios que atizan la incertidumbre.
Qué pide el FMI
La promesa de salida del cepo con aval del FMI se enunció en marzo de 2024. Fueron el propio Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, quienes instalaron la idea. “Si no llego a un acuerdo, en junio salimos por las nuestras”, supieron repetir en más de una ocasión Milei y su equipo económico, en un vaticinio incumplido que con el tiempo quedó claro que sólo fue un intento de crear expectativas.
En las últimas semanas, se anunció el inicio de conversaciones formales. La diferencia sustantiva es que por primera vez el organismo lo confirmó.
Sin embargo, pese a las muestras de confianza mutua, en los hechos la relación no parece fluir. Por eso Milei hace una apuesta fuerte a que Donald Trump, no bien se siente en el Salón Oval, levante el teléfono y obligue al FMI a obviar sus exigencias y abra la billetera.
¿Qué no acepta el FMI? Dar dólares a este tipo de cambio (parte de los U$S 44 mil que se negocian fueron usados por Caputo en 2018 para “darles salida” a grupos de acreedores en lugar de buscar una restructuración), la continuidad del dólar blend y la intervención en el mercado financiero para “absorber” los pesos emitidos por la compra de dólares en el mercado oficial, que en forma paralela mantiene acotada la brecha.
Tampoco ve con buenos ojos la intención, deslizada por asesores del ministro Caputo, de que tras la salida del cepo Argentina entre en una “flotación sucia” o “administrada”, o sea, con intervenciones del Banco Central para evitar movimientos de la moneda que impacten en la inflación. El FMI exige flotación libre hecha y derecha.
Pero posiblemente la exigencia más compleja sea que el acuerdo tiene que ser aprobado por el Congreso Nacional, algo que el gobierno de Milei no podría evitar si se incluye nuevo endeudamiento o se cambia el programa.
Suponiendo que se cumple lo prometido y antes de fines de abril el convenio está cerrado, la discusión en el Parlamento se daría en plena efervescencia electoral. Y muy cerca de la disputa en la ciudad de Buenos Aires, primer escenario de enfrentamiento entre el PRO y La Libertad Avanza.
Por tanto, cabe preguntarse si la fuerza que lidera Mauricio Macri seguirá acompañando en el Congreso Nacional las políticas de Milei, cuyo éxito pondría en serio riesgo el control del bastión más emblemático de la fuerza que creó.
Escenario parlamentario
Una primera lectura permite inferir que no le resultará sencillo al Gobierno lograr el exigido respaldo parlamentario, por lo que no hay que descartar que se exploren otras alternativas; por ejemplo, llamar “extensión” a la nueva etapa.
Aún llama la atención la postergación de la octava y la novena revisión del acuerdo de Facilidades Extendidas que finalizó en 2024. Ambas partes comunicaron que era una “práctica habitual” cuando la intención es engarzar dos programas, argumento que no convenció a nadie. Tal vez desde allí se enhebre una salida.
La aprobación de esas auditorías disparaba un desembolso de U$S 1.000 millones para las reservas del Banco Central, pero atentos al actual balance ese dinero no modificaba la situación. El único objetivo que Argentina no cumplió fue justamente el de acumulación de reservas. Los cálculos de las consultoras privadas estiman que se mantienen en rojo en U$S 10 mil millones. De allí que no completar el acuerdo y, a partir de eso, buscar algún tipo de continuidad puede resultar la estrategia política que se explore para que el Gobierno no se exponga a una desgastante, y casi segura, derrota en el Congreso.
Si no hay “nuevo acuerdo”, no es necesaria la aprobación parlamentaria. Cabe recordar que el stand by que firmó Macri era por U$S 55 mil millones, de los cuales el FMI giró U$S 44 mil. Con lo cual podría “completarse” el monto original, más la suma de los U$S 1.000 pendientes, y así conformar un desembolso más tentador de unos U$S 12 mil millones como base.
En caso de lograrse esa ingeniería jurídica, y si el Gobierno consigue normalizar el mercado de cambios, las expectativas sobre la expansión económica 2025 estarían muy cerca de cumplirse. E incluso de superarse.
Nivel de actividad
Respecto del nivel de actividad, hay coincidencias en que la economía tendrá un año positivo. El piso de crecimiento sería de 5%, porque pese a que 2024 dejará un arrastre negativo, la recesión quedó atrás en el último trimestre y la tendencia positiva generará ese nivel de expansión.
Este crecimiento estará apoyado básicamente por las exportaciones. Para 2024, se espera un saldo comercial favorable de entre U$S 18 mil millones y U$S 20 mil millones, resultado que podría extenderse hasta los U$S 25 mil millones en 2025.
Esta presunción se basa en que se espera un aumento en la cosecha de cereales y, principalmente, en lo que producirá el sector energético, que cierra 2024 con un saldo a favor cercano a U$S 5 mil millones, que podría trepar hasta los U$S 10 mil millones en 2025.