Aunque una encuesta como método para definir las principales candidaturas de Juntos por el Cambio gana consenso, la herramienta no contempla las múltiples realidades en las localidades del interior (y también en las seccionales de la ciudad de Córdoba). El temor es que sobre la hora del cierre de listas, jugados y sin tiempo, los popes de Juntos por el Cambio usen “arbitrariamente” la lapicera y se genere un zafarrancho que termine con heridos huyendo de la batalla electoral.
Por su extensión y dinámica, el conflicto se da principalmente en el radicalismo, partido al que también pertenece el grupo de intendentes que coquetea con la idea de sumarse al peronismo provincial e integrar el hipotético gobierno de Martín Llaryora.
Hasta ahora, tres presidentes departamentales de la UCR expresaron su inquietud por la “falta de democracia interna”, el “taponamiento” de candidaturas en que produce la indefinición de un mecanismo de selección y la “expulsión de intendentes” que generaría reducir la discusión a la solución Juez-De Loredo; De Loredo-Juez.
El intendente de Bell Ville y presidente del departamento Unión, Carlos Briner, señaló que con la indefinición se está “dilapidando el tiempo y taponando las posibilidades de que otros radicales podamos tener oportunidades”.
“El partido somos muchos intendentes que hemos dado muestras y que estamos terminando el mandato en tiempo y forma y no saltamos de cargo en cargo. Es prioritario que haya un mecanismo democrático dentro del partido más democrático que tiene Argentina, que es la Unión Cívica Radical, para que diga quién es el candidato del radicalismo a competir dentro de Juntos por el Cambio. Porque acá se han puesto con Juez, que no es del radicalismo, y dijeron que el candidato es De Loredo. ¿Quién lo dijo? ¿Le preguntaron al afiliado o militante radical?”, disparó.
Luego, encendió una señal de alerta: ”Quienes tenemos vocación de gobernar, tenemos que dejar la dialéctica por jugarnos para producir hechos. Porque, si no, queda todo en la retórica. Vamos a llegar a la época de la elección, que todavía no sabemos la fecha, y nadie puede entrar, solamente los mismos de siempre que dirimen entre ellos los pocos cargos”.
Se sumó Nelson Luján, jefe comunal de Villa del Prado y titular de la UCR en Santa María: ”No tenemos hoja de ruta. La dirigencia del radicalismo está impidiendo dar una discusión necesaria. Dejan afuera a quienes hemos sido ratificados con el voto”, dijo respecto de los intendentes.
Finalmente, Daniel Salibi, intendente de Mendiolaza y titular de la UCR en Colón, se movió en el mismo sentido: ”Espero que no sea tarde cuando anuncien la estrategia de Rodrigo de Loredo y Luis Juez. Con la estrategia de precandidatos se corren riesgos; se está generando un efecto hacia los departamentos y circuitos que siguen sin poder resolver alianzas y candidaturas”.
Y agregó: ”El oficialismo sigue sumando a intendentes de todos los partidos políticos bajo el paraguas del nuevo nombre que tendrá la coalición del peronismo, que permitirá a que todos sigan manteniendo su color político”.
Vale recordar que Colón el segundo departamento y a esa jurisdicción pertenece la radical Myrian Prunotto (Estación Juárez Celman), a quien el fin de semana Llaryora la convocó públicamente a sumarse a su eventual gabinete, también formuló críticas.
¿De arriba hacia abajo?
¿La definición de can candidaturas a gobernador e intendente ordena las cientos de candidaturas en juego?
Marcos Ferrer, intendente de Río Tercero y socio de De Loredo en la construcción de la candidatura provincial del radical, cree que sí: “La decisión muy marcada de los dirigentes del interior es acordar: Juntos por el Cambio no va a tener otro 2019. De hecho, no descartamos para nada la fórmula combinada (entre Juez y De Loredo)”.
La posibilidad cierta de ganar la elección sería la zanahoria que ordenaría todo el mapa político, que contempla candidaturas para 26 legisladores departamentales, 44 legisladores por lista sábana, y cientos de cargos locales.
En paralelo al mensaje de unidad, Ferrer advierte que “debe haber un reglamento de manera inminente” para que se calmen las ansiedades y no haya un desmadre. En el texto, que sigue en discusión, debería garantizarse la definición por elecciones primarias, aunque el plan es que haya acuerdos generales.
Sin mencionar a ninguno de los tres intendentes mencionados, Ferrer relativiza el poder de daño ante una eventual fuga de radicales hacia la nueva colación que buscar armar el peronismo: ”Varios de los que amenazan con irse, la UCR ya no los cuenta”, dice.
En ese sentido, Matías Gvozdenovich, intendente de Arias y secretario del Foro de Intendentes Radicales, reconoce que se está “haciendo un trabajo para tranquilizar a la tropa”, que considera la indefinición de la cúpula como una ventaja competitiva hacia el peronismo, con su lógica consecuencia territorial. Él también confía en que habrá una supremacía de acuerdos que las cúpulas de la UCR y el PRO deberán garantizar.
“Nos sirve la indefinición porque nos da tiempo a que e Loredo siga creciendo. Lo que hay que dejar en claro es el mensaje de unidad, que esta vez no se rompe. Porque si se divide, se rompe todo”, dice con su tono campechano el intendente que en 2019 sacó una diferencia de 58 puntos.
La legislatura que viene
Aunque en principio la mayoría de las ciudades gobernadas por el radicalismo y el PRO despegarían la elección, queda otra batalla campal por los espacios para ocupar la boleta de legisladores, tanto en la sábana como en el mano a mano por el departamento; en esta oportunidad disputada por intendentes vetados de buscar la re-reelección (105 entre radicales, PRO y vecinalistas). En un escenario de derrota, la sábana te cubre. En uno de victoria, la banca nominal es sinónimo de cacique territorial.
En varios departamentos, los anotados son del mismo partido. Por ejemplo: en Río Cuarto, suenan con más chances Ismael Rins, actual defensor del Pueblo de esa ciudad e hijo de Antonio, patriarca del radicalismo en el Imperio; y el actual legislador Juan Jure. En Marcos Juárez, el radical Gvozdenovich busca para sí el lugar en la sábana, y que sea Pedro Dellarossa, del PRO, quien dispute la uninominal. En San Justo, la radical Camila Bossio (de Devoto) para la banca departamental y José Bría, intendente de Morteros, para la sábana. La ingeniería de nombres excluye en el interior al juecismo y relativiza al PRO.
E bastión del llaryorismo es un buen ejemplo de cómo el desorden interno puede perjudicar a Juntos por el Cambio, que tiene tres precandidatos lanzados para disputarle a Damián “Peta” Bernarte la intendencia. Son el radical Marco Puricelli y los actuales concejalas Cecilia Roffé y Luciano Stoppani. ¿A qué encuesta someten su futuro político? ¿Y si hay empate?
Puricelli cree que el mecanismo final –encuesta o interna– debe acordar ya, porque si no “algunos radicales de la provincia que ya cerraron con el PJ tienen más tiempo para hacer daño y confundir”.
