Javier Milei cerró 2024 mejor de lo que el propio Gobierno esperaba. A finales de diciembre, cuando estuvo en Córdoba en la inauguración de la nueva sede la Bolsa de Comercio, lo admitió sin vueltas: “Debo reconocer que estamos sorprendidos. No pensábamos que podríamos avanzar como lo hicimos”.
Ese umbral, que se asienta especialmente en logros visibles en la estabilización de las variables macroeconómicas y que aún tiene impacto dispar en la economía micro, aunque con claras señales de recuperación hacia adelante, es el punto de partida del oficialismo para enfrentar este año el primer test electoral de la gestión libertaria.
Robustecer políticamente el proyecto con más diputados y senadores es el objetivo obvio que se ha trazado La Libertad Avanza (LLA). En la renovación de un tercio del Senado (24 escaños) y la mitad de Diputados (127 bancas) se asienta la posibilidad de ampliar el frente legislativo. De todos modos, aun realizando la mejor elección posible, el oficialismo seguirá dependiendo de aliados para avanzar con las reformas que quiere implementar a través del Congreso.
En franca minoría, el oficialismo logró defender su agenda gracias al apoyo de socios parlamentarios, entre ellos, el PRO, un sector de la UCR y de partidos provinciales del peronismo no K. Lo que parecía imposible sucedió. Sólo la reversión del DNU presidencial que asignó fondos reservados para la Side y la expulsión del senador aliado Edgardo Kueider se anotan entre las derrotas. El resto fueron victorias.
La última referencia electoral data de la segunda vuelta presidencial en la que Milei se impuso a Sergio Massa. Ese mapa, ampliamente favorable para el libertario, dejó sólo tres provincias fuera del dominio violeta que identifica a LLA. Se trata de la Formosa gobernada por Gildo Insfrán, de Santiago del Estero –donde prevalece Gerardo Zamora– y de la más determinante de todas: la siempre decisiva provincia de Buenos Aires, gobernada por Axel Kicillof y donde el kirchnerismo sostiene el eje de poder político que instauró luego de su irrupción nacional en el lejano 2003.
En ese territorio, que electoralmente representa el 38% del padrón electoral, se circunscriben las expectativas de Cristina Kirchner para sobrevivir en medio de una avalancha de causas judiciales que la asedian. Aunque no lo confirmó, la dos veces presidenta parece decidida a volver a competir en las urnas. Su nueva fruición por presidir el PJ, cuando siempre lo despreció, marca un camino. Sería como cabeza de lista de la boleta para Diputados. Algo parecido a lo que hizo en 2017, cuando compitió para senadora. En el mensaje por el nuevo año, CFK aseguró que trabajará en 2025 para “cambiar el rumbo”.
El objetivo buscado es evidente y tiene un doble propósito. Por un lado, que un eventual triunfo en la Provincia le permita exhibir que mantiene una cuota grande de poder y fungir de amortiguador para el oscuro frente judicial que enfrenta. Y, por otro, sostener viva la expectativa de que el kirchnerismo aún es una fuerza con potencial para disputarle a Milei la presidencia en 2027.
Además, en términos simbólicos sería negarle al presidente Milei darse el gusto político que reveló el año pasado en una entrevista y generó polémica. “Me gustaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro”, había dicho.
Riesgo latente y las dudas con el PRO
El oficialismo es consciente del peligro que representa la sobrevida política del kirchnerismo. Aquellas legislativas de 2017 terminaron siendo claves, dos años después, para la vuelta del peronismo.
Evitar que suceda lo mismo implica un desafío crucial para Milei. Y en ese juego será determinante cómo se armará el tablero de protagonistas. Hay grandes interrogantes aún abiertos. Uno es central: ¿competirá sola o en alianza La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires? Pero hay más, también muy importantes: ¿qué pasará con el PRO que lidera Mauricio Macri? ¿Será aliado o rival?
Antes de que termine 2024, Milei fue contundente sobre qué piensa de esa sociedad. “Con el PRO vamos juntos en todos lados o si no, iremos separados, no vamos a engañar al electorado”, marcó la cancha en una especie de ultimátum. Esta semana, volvió a plantear la necesidad de sellar una sociedad con el expresidente para “terminar con el kirchnerismo”.
Macri respondió dos veces que concordaba con el Presidente, pero marcó condiciones para una eventual fusión. Lo dijo en paralelo a la decisión que tomó con su primo Jorge Macri en Caba, quien desdobló las elecciones en procura de preservar la gobernabilidad del pago chico macrista. Aún hay mucho por conversar entre LLA y el PRO.
Las chances de Juan Schiaretti
La “avenida del medio” que lucha contra el fenómeno de la polarización volverá a insistir este año en tallar en la discusión política y quedarse con una tajada del Congreso. Juan Schiaretti lanzó Hacemos, la fuerza nacional propia que busca ser la evolución del debut nacional de la candidatura presidencial de 2023.
Esa propuesta peronista no K volverá a intentarlo. Ahora, con representación propia en unas 15 provincias. El principal desafío está puesto en Córdoba, donde las legislativas siempre han sido poco favorables para el peronismo provincial. En la tierra donde Milei sacó más votos en el balotaje y mantiene niveles altos de aprobación, la expectativa es moderada: conservar las dos bancas actuales.
También hay cuestiones organizativas por resolver. ¿Logrará el Gobierno aprobar, como pretende, la eliminación de las Paso? El principal cambio sustancial a la hora de votar estará en la utilización por primera vez de la boleta única de papel, que jubiló a las papeletas partidarias individuales. Es el único avance concreto, hasta ahora, de la reforma política que prometió Milei.