Estado de descomposición. Desmembramiento de la gestión. Fin de ciclo. Las tres son definiciones literales y complementarias que configuran la percepción que tiene el gobernador Juan Schiaretti sobre la situación en la que se encuentra la administración nacional del presidente Alberto Fernández.
Quienes hablan con el gobernador aseguran que su percepción sobre la coalición gobernante es lapidaria.
Hace meses que el mandatario cordobés plantea ante sus íntimos un panorama sombrío sobre el presente y el corto plazo que avizora para el país bajo la conducción de lo que queda de la sociedad entre el kirchnerismo, el albertismo y el massismo.
Esa percepción les fue transmitida sin matices a los interlocutores nacionales con los que dialogó últimamente. Al radical Facundo Manes se lo planteó. También a su par chaqueño Jorge Capitanich, que lo visitó días atrás en el Panal. Igual comentario hizo ante los comensales con los que compartió un asado la semana pasada, invitado por el salteño Juan Manuel Urtubey. Y lo mismo afirmó el lunes último en la reunión reservada de casi una hora que mantuvo con sus pares de la Región Centro, el entrerriano Gustavo Bordet y el santafesino Omar Perotti.
Schiaretti le aclaró a su tropa más cercana y a sus recientes escuchas que sus últimos movimientos políticos son parte de un proceso que, por ahora, tiene un único objetivo: estructurar un contexto propicio para plantear soluciones que ayuden a atravesar la severa crisis política y económica.
Por eso, minimiza las obvias especulaciones que surgieron en los últimos días y que lo sitúan como vértice articulador de un incipiente armado electoral con vistas a 2023. “No sabemos qué va a pasar dentro de dos meses... Es pura fantasía creer que esto es un armando electoral”, aseveran cerca del cordobés.
Recluido en el pago chico durante dos años, en gran medida por efecto de la pandemia, la salida de la hibernación de Schiaretti movilizó un tablero político muy habituado a pendular exclusivamente entre la interna del Frente de Todos y las pujas no menos intestinas de los opositores aglutinados en Juntos por el Cambio.
Schiaretti habla en privado de un término que no es nuevo para la política argentina, pero al que el efecto “grieta” mantiene adormecido casi por completo: transversalidad, una variante de construcción política que excede los marcos de las coaliciones actuales.
Es una idea que comparte, por ejemplo, con Horacio Rodríguez Larreta y con varios de los que cenó en la casa de Urtubey: ampliar la base política para poder realizar los cambios que necesita el país.
A propósito de aquella comida: el cordobés hizo saber que le hubiera gustado que la lista de invitados hubiese sido más amplia. “Es increíble que Manes no haya estado ahí”, compartió un schiarettista sobre aquella velada.
Hay que seguir bien de cerca la evolución de la relación política entre el neurocirujano y el cordobés. El schiarettismo ve una oportunidad en el muy buen desempeño electoral logrado por el radical en Buenos Aires.
La misma fuente sumó a Mario Negri como un valor a tener en cuenta para una próxima tertulia. “Hubo pijoterismo a la hora de la invitación”, sintetizó un allegado al titular del Panal.
Es cada vez más evidente el interés que, en privado, manifiestan importantes dirigentes del peronismo provincial sobre la porción radical que integra Juntos por el Cambio.
Prueba de fe y paso a la acción
Cerca del mandatario valoran como positiva esta primera incursión nacional tras los largos meses pasados fronteras adentro, pero reconocen que es imperioso pasar a la acción. “Hay que aprovechar este clímax, que no se diluya. Los contextos en la Argentina cambian muy rápido”, razonó un allegado al gobernador.
Para eso, plantean que debe ser el Congreso el eslabón siguiente de estas primeras conversaciones. Algo así como ir “a los bifes” y “probar en el terreno” si las coincidencias pueden dejar el ámbito de la rosca y se transforman en algo más.
El schiarettismo comenzó a poner en debate un tema que le interesa sobremanera: la reducción de las retenciones agropecuarias. En el bloque Córdoba Federal, que presentó un proyecto al respecto en la Cámara Baja, dicen estar abiertos a tratar esa o cualquier otra iniciativa en el mismo sentido. Esperan un guiño de Juntos por el Cambio y avisaron a Larreta del interés.
En medio de la crisis por la falta de gasoil y las primeras restricciones de gas para la industria, Schiaretti también insiste con la necesidad de modificar la matriz energética. Su obsesión pasa por darle una mayor participación a los biocombustibles.
Sólo si hay acompañamiento en estos temas, una fase política más a largo plazo podría ponerse en marcha. Schiaretti explora alternativas, en medio de un lodazal nacional cada vez más grande.
