“En Jujuy pudimos terminar con los piquetes, con la Constitución. Es lo que haremos en la Nación. En Jujuy estamos muy bien”, terminaba un spot de la campaña nacional de Gerardo Morales para mostrarse como precandidato presidencial.
Esa publicidad de campaña se difundió en todo el país, incluida la provincia de Córdoba, hasta el viernes pasado, cuando se agudizaron las protestas callejeras en la capital jujeña en contra de la reforma constitucional que impulsó el gobernador radical.
El nuevo texto de la Constitución provincial, en uno de los artículos más cuestionados por distintos sectores gremiales, impide los cortes de rutas, con fuertes penas a quienes los lleven a cabo.
Morales consiguió una amplia mayoría en las urnas para modificar la Constitución de Jujuy a favor de sus intereses políticos.
El gobernador y precandidato presidencial buscó con esta reforma levantar su perfil nacional, apuntando a un tema que genera mucho malhumor en las grandes ciudades, incluida Córdoba: las protestas con cortes de calles.
Morales también eligió el momento que seguramente él y su equipo creyeron conveniente para impulsar la reforma: pocos días antes del vencimiento del plazo para la oficialización de las candidaturas para las Paso presidenciales del 13 de agosto, que será el próximo sábado, a la medianoche.
El mandatario jujeño es el presidente del radicalismo nacional y aún precandidato presidencial. Sin embargo, tendría muy avanzadas las negociaciones con Horacio Rodríguez Larreta para convertirse en el compañero de fórmula del jefe de Gobierno porteño.
Contra la Casa Rosada
El gobernador jujeño acusa al Gobierno nacional, y fundamentalmente al kirchnerismo, de estar detrás de las protestas violentas en contra de la reforma constitucional.
La Justicia deberá investigar esta grave denuncia. Aunque se sabe, el Poder Judicial no suele ser eficiente cuando se trata de denuncias cruzadas por cuestiones políticas.
Todos los dirigentes de Juntos por el Cambio, entre ellos, los precandidatos presidenciales Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y José Luis Espert, respaldaron la denuncia del mandatario jujeño.
Con el antecedente no tan lejano de la fuerte injerencia de la agrupación Túpac Amaru, que lidera la detenida dirigente Milagro Sala, no hacía falta astucia política para pronosticar que se podrían fogonear estas protestas violentas.
También era previsible que el kirchnerismo duro respaldara las manifestaciones. Desde hace tiempo, acusa al mandatario jujeño de perseguir a la condenada Milagro Sala.
Morales no desconocía este contexto político. Tal vez, por eso aceleró para impulsar los cambios en la Constitución en medio de la campaña, como un modo de polarizar con los K y mostrar un perfil bien opositor a la Casa Rosada.
“Un halcón”, según la diferenciación que hacen en el PRO, entre los moderados que liderada Rodríguez Larreta y los más duros que representa Patricia Bullrich, con el apoyo inestimable de Mauricio Macri.
La jugada de Morales parece arriesgada en momento de definiciones de las candidaturas nacionales, sobre todo, en la áspera interna de la alianza opositora.
Es cierto que el jujeño logró encolumnar a todo Juntos por el Cambio, hasta a Bullrich, con quien mantiene un prolongado enfrentamiento político, detrás de su intención reformista. Aunque corre riesgos políticos si no logra contener las protestas en su provincia.
El conflicto en Jujuy también pone en aprietos la estrategia electoral de Rodríguez Larreta. El precandidato presidencial el PRO tiene todas las fichas jugadas a contar con Morales para su fórmula, para tratar de encolumnar a gran parte del radicalismo detrás de su postulación.
De ese modo, con un respaldo mayoritario del centenario partido, el ¿ex? socio de Macri espera enfrentar a Patricia Bullrich en la caliente interna del PRO, que atraviesa a toda la alianza Juntos por el Cambio.
Dos semanas atrás, Larreta, también junto con Morales, inició una movida sorpresiva para intentar sumar a Juan Schiaretti a la coalición opositora, con la excusa política de ampliarla.
Durante varios días de habló del “frente de frentes” que el 11 de mayo pasado había propuesto el gobernador cordobés.
El resultado de esta jugada ya se conoce. Patricia Bullrich, sobre todo Macri y Luis Juez, impidieron que Schiaretti se sumara a la coalición opositora, que debía cambiar su sello.
Era una de las exigencias del mandatario cordobés para mantener su discurso de no sumarse a Juntos por el Cambio.
Larreta y Morales no pudieron incorporar al cordobés. Sólo lograron el módico triunfo que el liberal José Luis Espert y la progresista Margarita Stolbizer se sumaran a Juntos por el Cambio, que mantuvo su sello.
En aquellos de días de agitación política en la coalición opositora, el que mejores dividendos cosechó fue Schiaretti. El mandatario cordobés consiguió un protagonismo en el escenario nacional que no había tenido hasta ese momento como precandidato presidencial por un espacio antigrieta.
De todos modos, al menos en Córdoba, Larreta quedó mal parado con el candidato a gobernador opositor Luis Juez, su ¿exaliado?, y con el radicalismo cordobés.
Por lo que marcan las encuestas que manejan en el schiarettismo, también hay enojo en el electorado cordobés, porque Bullrich duplicaría en intención de votos al jefe de Gobierno porteño.
Tan complicada es la situación de Larreta en la interna de Juntos por el Cambio en Córdoba –el segundo distrito electoral del país– que por su distanciamiento con Juez no podrá concurrir al acto de cierre de la campaña de la alianza opositora provincial.
En el lanzamiento de la campaña de Juntos por el Cambio, el 9 de mayo pasado, desde el juecismo presentaron a Larreta como el principal sostén político y económico de la campaña del candidato opositor.
A su vez, el candidato a gobernador opositor era, hasta hace dos semanas, el principal impulsor de la precandidatura presidencial de Larreta. Hoy, Juez está más cerca de Bullrich que del jefe de Gobierno porteño.
Hasta la medianoche del próximo sábado, Larreta tiene tiempo para decidir si acuerda con Morales y con buena parte del radicalismo.
El gobernador jujeño embiste contra el Gobierno nacional para diferenciarse del kirchnerismo. Y tal vez, también, para mostrarse como un duro al lado de Larreta, para enfrentar a Bullrich, la jefa de los halcones en la interna presidencial de Juntos por el Cambio.
