“No nos unen las formas, nos une el modelo”, dijo ayer el ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis, tratando de justificar la división del Frente de Todos para celebrar este lunes el día de la lealtad, un fecha muy cara para los peronistas, que tendrá a un gran ausente: el presidente Alberto Fernández, y titular del PJ nacional, no asistirá a ninguno de los tres principales actos.
“El Presidente alienta a todas las convocatorias, pero no tiene en agenda participar de ningún acto”, respondió cortante, la portavoz presidencial Gabriela Cerruti, a la consulta sobre la ausencia del jefe del Estado, a la celebración peronista.
Este lunes habrá tres convocatorias importantes en Capital Federal y la provincia de Buenos Aires para celebrar el Día de la Lealtad peronista.
De los tres actos, hay dos que son organizados por sectores cercanos al Presidente, pero nadie lo invitó, por distintas razones.
La CGT nacional, más precisamente el sector liderado por los denominados “Gordos”, organizan un acto en las instalaciones cerradas del club Obras Sanitarias, en Capital Federal.
Este sector de la central obrera nacional apoya al Presidente en la interna oficialista. Pero los dirigentes gremiales estarían molestos con Alberto Fernández porque no los consultó, cuando designó a Raquel “Kelly” Olmos como la reemplazante del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, un albertista puro.
Mientras que la CTA, el PJ bonaerense liderado por Máximo Kirchner, y la agrupación La Cámpora que también conduce el hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner, se movilizarán para hacer un acto en la histórica Plaza de Mayo, donde nació la lealtad peronista.
Las diferencias entre Máximo Kirchner y Alberto Fernández son tan pronunciadas que hace mucho tiempo que no hablan.
En privado, el diputado nacional no escatima críticas hacia el Presidente de la Nación, acusándolo de no haber sido “leal” con su madre, quien lo impulsó para llegar a sentarse en el sillón de Rivadavia.
Por último, las organizaciones sociales oficialistas, que integran el llamado “tridente de San Cayetano” (el Movimiento Evita; la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y el Movimiento Somos-Barrio de Pie), impulsan una convocatoria en La Matanza.
Estas organizaciones piqueteras, cuyos referentes tienen cargos en el Gobierno nacional, tal vez sean hoy la única columna de sustentación política concreta de Alberto Fernández.
Aunque el Presidente no podría ir a La Matanza, porque el acto fue convocado fundamentalmente por el Movimiento Evita, que tiene como objetivo marcarle la cancha al intendente de ese populoso partido, el cristinista Fernando Espinoza.
Emilio Pérsico, uno de los referentes del “Evita” (el otro es Fernando “el Chino” Navarro), lanzó a su esposa Patricia Cubría para disputarle el poder a Espinoza, que es lo mismo que desafiar al cristinismo duro.
La presencia del Presidente en ese acto sería, políticamente hablando, casi un quiebre definitivo con Cristina Kirchner.
Enojo y división
El lunes pasado, a través de un escueto comunicado, el Gobierno nacional oficializó tres cambios de gabinete: Victoria Tolosa Paz por Juan Zabaleta en Desarrollo Social; la puntana Ayelén Mazzina por Elisabeth Gómez Alcorta, en Mujeres, Género y Diversidad; y Raquel “Kelly” Olmos por Claudio Moroni, en Trabajo.
Fuentes cercanas al Presidente se encargaron de difundir que el recambio de ministros fue resuelto por Alberto Fernández, sin consultar a su influyente vicepresidenta.
A esto lo ratificó uno de los habituales voceros del cristinismo, Andrés “el Cuervo” Larroque, quien cuestionó públicamente que el Presidente haya decidido renovar a su equipo sin consultar a Cristina Kirchner, “la jefa del espacio”, según calificó el propio Larroque.
Alberto Fernández les tomó juramente el jueves pasado a las nuevas tres ministras. Llamó la atención la presencia del “Cuervo” Larroque, un crítico del Presidente.
En un breve discurso, Alberto Fernández reiteró su convocatoria a la unidad del Frente de Todos. “Tenemos la convicción que debemos estar unidos por sobre todas las cosas, y aunque intenten dividirnos la separación no tiene sentido. Para ganar, tenemos que estar unidos”, argumentó el jefe del Estado.
El discurso de Alberto Fernández está lejos de la realidad de estos días del frente gobernante. Y uno de los más preocupados es el ministro de Economía, Sergio Massa. La división del frente gobernante ya está afectando el plan económico del nuevo titular del Palacio de Hacienda.
