Rodrigo de Loredo asegura que ser “tibio” no está de moda, pero es el rol que debe cumplir el radicalismo hoy. Sin ponerle palos en la rueda al gobierno de Javier Milei, pero controlando y aportando “sensatez” a las iniciativas del Presidente.
El actual presidente del bloque del radicalismo en Diputados adelantó que no serán los “bloqueadores” del DNU, pero sin que eso sea un cheque en blanco.
–¿Qué ve de Milei en estos primeros días?
–Me parece importante contextualizar porque todo hoy es muy vertiginoso. Al menos, raro. No sé si mejor o peor. Si hoy estamos discutiendo con esta vorágine y este contexto de estadios culturales, sociales y económicos, es porque hace ya varios años, o décadas, que estamos gobernados por un esquema que cerró, que aranceló, que nos aisló del mundo, que fue extremadamente corporativo... ¡Que fue muy corrupto y que nos empobreció! Y que además tuvo el corolario con el denominado “plan platita”, en términos de Massa, y que incendió la pradera. Objetivamente se trató del accionar demagógico más relevante que recuerde la democracia contemporánea: se gastaron dos puntos del PIB. Devolvieron Ganancias, IVA, congelaron el aumento de las obras sociales, dieron créditos del Anses. Fue algo brutal, algo nunca antes visto. Y ahora se empiezan a pagar las consecuencias.
–Con más más inflación.
–Y se está pagando. Pero además, tenemos un gobierno que lleva 17 días. Nosotros vemos, y no creo que haya discusión en eso, que hay una amplísima mayoría de la sociedad que votó un cambio y hoy está expectante de un cambio grande, profundo. No sólo de forma, sino de sustancias. Un cambio económico, cultural, económico. Un cambio radical. Y eso no es simple. Creemos que la gente aboga por eso, espera eso y está dispuesta a hacer sacrificios para eso. Celebramos que ahora venga una ley. Sobre eso, hay una discusión, para nosotros secundaria a la llamo “torre de panqueques” sobre si tienen que ser muchas leyes separadas, y en la que los constitucionalistas, los administrativistas, los más prolijos pueden sugerir algo. En mi caso, no tengo problema si es una megaley. Yo celebro que sea una ley por dos razones. Una, porque te permite discutir, mejorar, cambiar y perfeccionarla. Pero fundamentalmente está bueno que sea una ley porque lo que hace falta en el país es previsión. Y esto de “refundar” y de que hay una “revolución” no es nuevo. Si vas para atrás, desde los militares hasta hoy, muchos se han llamado así. Lo nuevo en Argentina sería algo que dure, que sea estable. Y la ley, si bien no es garantía de tanto, es bastante más que un DNU. Lo celebro para que dejemos de ser el juego de la oca, en el que damos dos pasos para adelante y tres para atrás. Pero también digo que nos preocupa, y para nosotros es un límite y es una pena el lugar en el que estamos... Porque nos chocamos con el “noviazgo” electoral, el idilio. Y nosotros también tenemos la esperanza de que a este gobierno le vaya bien. Y para eso son las observaciones que hacemos. Para que efectivamente los cambios, con los que estamos de acuerdo en su gran mayoría, lleguen para quedarse. Dicho esto, y por más que haya idilio, nunca vamos a estar de acuerdo con delegaciones de facultades de semejante envergadura que se traduzcan en la anulación del Parlamento.
–¿Habla por el bloque radical en Diputados?
–Sí, por el bloque. Cheques en blanco nosotros no le damos a nadie.
–O sea que ese primer artículo no pasa.
–De esta envergadura, no. Porque además no hay que inventar la pólvora. Mario Vargas Llosa debe ser una de las figuras del liberalismo latinoamericano. Y se resistió siempre a acompañar las reformas de Fujimori, pese a que estaba de acuerdo con el sentido de muchas.
–¿Ve paralelos entre el proceso de Milei y el de Fujimori?
–Este es nuestro límite. Ese nivel de delegaciones (de poder) es inaceptable. Y voy a dar un ejemplo sobre DNU y delegaciones de poder que suena distópico, pero no lo es. Esto puede ser un antecedente de precariedad, porque puede no durar; pero además, si hacés las cosas mal, mi preocupación es que los otros, el kirchnerismo, que ya está en la calle, organizado, que mostró una reacción corporativa y tiene una épica de la resistencia que hace a la historia del peronismo, vuelvan. Porque si la hacemos mal, vuelven. Y si vuelven, y este es el antecedente que dejamos, ¿es descabellado pensar que el nuevo bodoque de DNU, o la nueva megadelegación de poderes sea con expropiaciones por doquier...?
–Juan Grabois ya lo dijo...
–Con una reforma agraria en la que nadie pueda tener más de mil hectáreas; con un Instituto de la Vivienda para que haya precios de alquileres pisados... Por eso, esto es un punto. Pero además, ¿hay margen de que el fuerte ajuste que hay que hacer pueda caer, en parte, sobre los jubilados? No. Es otra observación fuerte de una ley que aún estamos estudiando. Y el tercer punto, y que toca Córdoba y no estaba en la campaña y no viene de ninguna idea liberal, es lo de seguir aumentando el sesgo exportador. Argentina necesita producir más, y no este aumento destemplado de retenciones, que ni siquiera tiene plazos.
Trabas a Milei
–Si ustedes se oponen a ciertas pautas de la ley y Milei considera que le va mal por esa oposición, desde el punto de vista del Presidente, ¿no estarían siendo funcionales al kirchnerismo?
–No queremos que eso pase. Vamos por la custodia de temas que no están de moda, y estamos predispuestos a eso. “Che, ¿se puede mandar una ley espejo?”, preguntamos. “No, no va”, nos dijeron. “Vamos con varias leyes, entonces”, dijimos. “No, no va”. Entonces pedimos fragmentar el DNU, pero tampoco. Y pedimos una ley que reglamentara el DNU para que podamos decir “esto sí, esto no”. Y no... ¿El fútbol es urgente? No. Bueno, ¿sabés qué? Así el DNU lo va a tumbar la Justicia. Y nosotros queremos que la reforma laboral, que la reforma de las obras sociales, que todo el andamiaje absolutamente fracasado de institutos que controlan precios, de leyes de góndolas, se saque. Que se liberen los precios. Por eso, estamos de acuerdo con el sentido de la gran mayoría de las reformas y por eso hacemos sugerencias para que queden en el tiempo.
–¿Esas sugerencias están agotadas? ¿Intentaron por todas partes y el gobierno de Milei les dice que no?
-No, para nada. Incluso vamos a darle tiempo. Nosotros no vamos a ser los bloqueadores ni quienes rechacemos in limine el DNU. Eso es lo que quiere hacer el kirchnerismo. Estamos dando todas estas alternativas y vamos a tener otras para acompañar, en gran parte, muchas de las reformas previstas por ley.
–La postura de Milei es que pase así el DNU, sin cambios. ¿Qué pasa si se él encierra en eso?
–Por lo pronto, no bloqueamos el tema. Que corra, entre en vigencia y empiece a surgir efecto. Pero hay cosas que nosotros, en el afán de ser positivos, no nos vamos a privar de aportar. El ideario liberal, al que en gran parte adscribimos, requiere de estas grandes primeras reformas que son liberadoras de la contractualidad de las partes, de los precios. Pero eso requiere de una triada: tribunales de competencia autónomos, competentes, con rigor técnico, y capacidad sancionatoria, con leyes antimonopólicas, anticartelización, y defensa del consumidor. ¿Por qué? ¿Qué vemos con preocupación? Que no vaya a ser cosa que, por hacer todo rápido y mal, cambiemos unas corporaciones que nos someten desde hace 50 años... Porque, que alguien me explique por qué los gremios manejan las obras sociales. Decía que las cambiemos por otras corporaciones que son cinco prepagas multimillonarias que se ponen de acuerdo y te meten un palazo en la cabeza. Y así, los sectores medios se caen. ¿Esa es una objeción? No.
–Tampoco están en agenda de Milei esos mecanismos.
–Nosotros estamos para ayudar. Pero la libertad que te dan por decreto te la sacan por decreto. A mí me tienen sin cuidados los agravios. Hoy, se la agarraron con los radicales y no tengo drama.
–También hay mucha gente callada.
–Algunos se callarán porque es una forma de contribuir. Yo estoy tratando de ayudar para que las reformas salgan. Nuestro bloque está predispuesto a que salgan.
–Pero hubo radicales, cercanos a usted, como Lousteau y Yacobitti, muy críticos, primero al acercamiento de Macri y ahora a las medidas de Milei.
–Mi partido siempre ha tenido semántica y miradas con un crisol de opiniones, y un comportamiento institucional. Esto hace al corazón de nuestro partido. Nosotros nos sentimos custodios y defensores porque creemos que el país sale con... Cuando uno mira al mundo en busca de países a los que les ha ido bien, con un modelo o con el otro, encuentra que hay de todo. Hay europeos que tienen empresas públicas que andan bien, y está el modelo norteamericano con privadas que también anda bien. Entonces, si tienen distintas recetas y andan bien, ¿dónde está el agujero del mate? ¡En la estabilidad y en la sensatez! Nosotros no estamos de moda, nos tratan de tibios y nos trataron de tortugas años atrás... Hoy, el extremo es la tibieza. Hoy ser extremista en el mundo es lo más facil que tenés a mano. Por eso estamos llenos de exageraciones. Pero aportar estabilidad, previsibilidad, confianza, sensatez y racionalidad es lo que le hace falta a la Argentina.