“El acuerdo (con el FMI) nos da un aire que tenemos que aprovechar. Ahora hay que transformar a la economía argentina para no volver nunca más a esos ciclos nocivos de endeudamiento. Eso significa transformar la matriz productiva”, asegura José Ignacio de Mendiguren.
Presidente del banco de inversión estatal Bice, dirigente industrial, exministro de la Producción durante la presidencia de Eduardo Duhalde, cuenta que “nunca charlando con Alberto me imaginé un no arreglo con el Fondo”.
También fue ocho años diputado nacional. Está alineado en el massista Frente Renovador. “Soy un industrial al que la política le dio la oportunidad de plantear los intereses industriales en el Congreso”, se define. Dice que es “desarrollista” y “antigrieta”. Eso no le impide tirar una chicana, medio en broma. “Los otros días lo vi a Mario Negri decir sobre las negociaciones ‘no nos informaron…’. Pero, Mario, ¡vos eras el Presidente del bloque y a vos no te consultó ni el loro cuando se tomó el préstamo! Todos se enteraron en una conferencia de prensa que dio Mauricio (Macri). Ese acuerdo no pasó ni por la vereda del Congreso”, cuenta en la charla con La Voz.
Sobre los 44 mil millones de dólares tomados como por el gobierno de Macri, responde como banquero: “Si yo acá, en el banco que presido, mi director de riesgo aprueba ese crédito, lo meto preso”.
–Argentina tiene una particularidad: a partir de 2002, cuando nosotros logramos dejar que los precios relativos se acomodaran y fuera negocio producir otra vez en la Argentina, entre marzo y abril los argentinos ‘desatesoraran’ 15 mil millones de dólares. Ese es el fenómeno detrás del que hay que ir ahora. Porque la plata que te mande el Fondo, la plata que te manden Black Rock o todos los que vinieron a especular a la Argentina no te sirve. La plata que nosotros necesitamos es la que venga para invertir y a esa plata la tienen los argentinos que todavía están produciendo en el país.
–¿Qué tan necesario era acordar?
–Todos necesitaban el acuerdo. Hasta la misma oposición. Yo digo: ¿cuándo el Fondo está tranquilo? ¿Cuando teníamos todos los indicadores sociales y económicos a la baja como en 2018 o ahora que Argentina está creciendo al 10 por ciento y que su economía real está generando dólares? Miren Córdoba y sus industrias, el movimiento que hay. Me acabo de sentar con Ricardo Mourinho Félix, vicepresidente del Banco Europeo de Inversión. La entidad más grande del mundo de crédito multilateral. Anunció un préstamo al país de 200 millones de euros para infraestructura.
–¿Y cómo ve la Argentina?
–Él, como nosotros, está al frente de un banco de inversión, no de una banca comercial. Nosotros nos basamos en la economía real del país y bajo esos parámetros él nos ve. Yo siempre digo que cuando Argentina explota lo hace por las quince manzanas de la City porteña. Pero cuando Argentina se levanta lo hace desde el interior hacia Buenos Aires.
–¿Y qué observa de esa economía real?
–Veo mucha recuperación, similar a lo que pasó en 2002. Yo vengo de Armstrong (Santa Fe). Récord de venta de maquinaria agrícola de acá a fin de año. Recorro el país. Vengo de Río Negro. Una empresa con 3.300 personas cortadoras de peras y manzanas exportando a 40 países.
–¿Cuál es la agenda a seguir ahora?
–¿Vamos a sacar la ley de agroindustria que está en el Congreso, que lleva las exportaciones a cien mil millones de dólares? ¿Cómo puede ser que una cadena agroalimentaria esté exportando el 85 por ciento del trigo a granel a 210 dólares la tonelada? En harinas son 450 dólares; pastas y galletitas, dos mil. ¿Cómo puede ser que la minería argentina exporte el 10 por ciento que la chilena? Miren todo lo que hay para crecer. Tenemos que poder salir de ese modelo primarizador. Esa es la agenda. Bien concreta.
-En estos meses de incertidumbre por las negociaciones con el FMI, ¿se frenaron proyectos de inversión?
–A ver… Yo tengo una gran esperanza porque veo los negocios en marcha. El 60 por ciento de los créditos que estoy dando en el banco son para la economía post-pandemia. Todos están pensando en el cambio de la matriz productiva de la Argentina. Estuve a la mañana en un molino harinero, que ya está poniendo una planta para harina orgánica, por una demanda que hay en el mundo. En Córdoba he dado créditos a gente que ya está con una producción importantísima de maíz que transforma en alimentos para mascotas. Pasan de 200 dólares y pico la tonelada de maíz, a 2.200.
–Vuelve a la agenda que decía antes…
–Yo quiero que la gente y la prensa nos exija a la política discutir estos temas. Se le tiene que preguntar a Juntos, ‘¿decime cómo es la Argentina a la que le puede ir mejor?’. Yo te lo voy a decir: una Argentina donde la pesca que hoy nos deja dos mil millones de dólares, con solamente procesar el 20 por ciento, ya estamos en 4.500. O vamos a una industria del conocimiento. Córdoba tiene una gran experiencia en esto. Con una ley razonable, llegaron a seis mil millones de exportaciones.
–La inflación, que algunos economistas proyectan tan o más alta que las últimas, también es parte de la economía real.
–La inflación es uno de los problemas más graves que tenemos. A la parte estructural de la inflación, que tiene que ver con la política fiscal y monetaria, hay que atacarla. Nos cuesta más que lo habitual porque cuando entramos a la pandemia y hubo que rescatar la economía, sin reservas no hay otro camino que emitir. Esto promovió más la inflación, no caben dudas. La otra parte de la inflación en la Argentina tiene que ver con las expectativas. Para anclar las expectativas inflacionarias uno apela a los acuerdos de precios y a las paritarias.
–¿Qué les dice a los empresarios?
–Yo les hablo a mis colegas. Primero nos quejamos, después nos ayudan y cuando nos empieza ir bien, queremos recuperar en tres meses lo que perdimos en dos años y entonces volvemos a realimentar la inflación…
–Dice que en la inflación hay parte de responsabilidad empresaria.
–Hay responsabilidad de todos. Pero, a los empresarios pyme se nos subsidian las tarifas y tenemos crédito al treinta cuando la inflación es al cincuenta. El Estado está invirtiendo porque tiene viva a esa pyme. Algún aporte tenemos que hacer. No puedo querer salvarme y optimizar mi rentabilidad…
–La reactivación inicia una puja distributiva…
–Claro, claro. Fijese el turismo. Para nosotros era muy importante reactivar ahí. Es un sector que llega rápido a todo el país, desde las pymes gastronómicas, hasta un pequeño hotel. Hubo medidas muy puntuales. Invirtió mucho el Estado para que la gente viaje.
–¿Y qué nos pasó?
–Hubo abusos. Algo así como ‘ahora que tenemos demanda, subimos los precios’, en vez de entender que estamos saliendo casi de un proceso de guerra, donde entre todos hay que hacer un aporte.
–Además de la inflación, ¿qué más se necesita atacar en la economía real?
–No hay sostenibilidad de un proceso de crecimiento sin recuperación del poder adquisitivo del salario. Frondizi decía: ‘nadie compra una máquina para producir lo que no vende’. Si yo no tengo mercado interno, que es el 80 por ciento de la actividad económica, me caigo. No lo vamos a recuperar de golpe el poder adquisitivo pero tiene que ser el objetivo número uno.
–¿Cómo ve las ideas y la gestión de Guzmán?
–Hablo con él. Creo que su principal tarea fue esto: conseguir un acuerdo razonable con los bonistas privados y ahora con el Fondo. La verdad que satisfizo más expectativas que las que yo tenía. Cuando llegó, dije: ‘es un muchacho joven de una universidad de los Estados Unidos, donde allá todo es color de rosa’. Pero se ha manejado muy prudentemente, trayendo tranquilidad.
–¿De qué habla con el ministro?
–Todos los días le mando las notas con lo que yo hago en el banco. Estuve en Entre Ríos. En Galarza, un pueblo, están exportando a los países árabes. La movilización de todo ese emprendedurismo que Argentina tiene es extraordinaria. Veo cómo se están equipando.
–¿Esas inversiones en capital presionan las reservas, no?
–Hay algo, sí. Bueno, por eso hablo de la necesidad de cambiar la matriz productiva. Hoy, por cada punto que crece la industria, con esta matriz suben tres puntos las importaciones. Fíjense qué interesante es lo que está haciendo la industria automotriz. A través de incentivos y políticas activas, Argentina está bajando un déficit de la balanza que eran de 8 mil millones y ahora está en 2 mil. Quiere decir que hay una participación local del sector autopartista que va creciendo. No vamos a corregir todo esto en poco tiempo. La única forma de salir de la crisis es con desarrollo: Si con Vaca Muerta queremos tener un modelo como Nigeria y exportar el gas por un conducto de Bahía Blanca o levantar el Polo Petroquímico más importante del hemisferio sur. Si con las reservas de litio que tenemos, de las más grandes del mundo, queremos vender el litio o tener una planta de acumuladores más grande del mundo. Estos son los debates, insisto, que la gente le debe pedir a la política.