La dirigencia política se sumergió de lleno en la campaña electoral, pese a las urgencias que exhibe la sociedad. Familias y empresarios –actores centrales de la economía– se sienten desatendidos en medio de cambios profundos.
Los salarios tuvieron una suba promedio de 6,12% en el primer trimestre, mientras que la inflación fue de 8,6%, según datos oficiales.
El haber mínimo de los jubilados nacionales no cubre el 70% de una canasta básica, de acuerdo con el informe de la Defensoría del Pueblo de Córdoba.
Conclusión: el consumo cayó 8,5% en los tres primeros meses del año, según la consultora Scentia, que mide los tickets de venta de supermercados y mayoristas. Por contrapartida, creció el de bienes durables (autos y electrodomésticos).
La campaña tapa voces
Dentro de 15 días se vota en comicios locales en la Ciudad de Buenos Aires, y el 7 de septiembre, en la provincia de Buenos Aires, dos distritos que concentran la atención política.
La campaña electoral tiñe toda decisión partidaria, y también las vinculadas con la economía.
El ministro Luis Caputo dijo que en las “próximas semanas” realizará anuncios importantes para el uso de dólares como moneda corriente.
¿Será horas antes de la decisiva elección porteña, en la que libertarios y macristas definirán su rol para los comicios bonaerenses? La elección de diputados nacionales se efectuará el 26 de octubre. Faltan ¡176 días!
Los dirigentes políticos están entretenidos en su juego electoral, pero para las empresas ese tiempo es una eternidad.
Las campañas de las entidades empresarias apuntan a que el Gobierno tome conciencia de ese lapso y apure las decisiones que agregarían competitividad a la producción frente a la ola importadora.
Para evitar la quiebra en los campos, las mesas de enlace nacional y provincial reclamaron desde Córdoba “impuestos cero” a la producción.
En buen romance, eso significa llevar las retenciones a cero (no aumentarlas, como amenazó recientemente el presidente Javier Milei) y rebajas en el “impuesto al cheque” y en Ingresos Brutos.
La suma de presión fiscal alta y costos en dólares en alza “es una ecuación de riesgo”, dijeron analistas que participaron del cónclave el lunes último en Córdoba.
“El productor va a vender en función de sus necesidades financieras; no es de especular con el plazo fijo”, sostuvo Carlos Garetto, expresidente de Coninagro, en conversaciones informales con sus colegas.
¡Ay, la industria!
Es cierto: hay empresas industriales que no son competitivas y que subsistieron por una economía cerrada, con regulaciones y hasta con resoluciones oficiales a medida.
Pero hay pequeñas y medianas fábricas que logran subsistir y exportan. Para este sector, la palabra de moda es “nivelar la cancha”.
Gustavo del Boca, titular de la Cámara de Industriales Metalúrgicos y Componentes de Córdoba (Cimcc), afirma que la situación es dispar.
En diálogo con La Voz, elogió la eliminación de retenciones a más de 4.400 posiciones en las exportaciones industriales, que pagaban hasta 4,5% de tasa.
También advirtió que “es urgente trabajar en la competitividad y en una reforma laboral, que no es bajar sueldos”. “No planteamos devaluar”, subrayó, pero advirtió: “Numerosas decisiones oficiales están colocando a muchísimas empresas al borde del cierre”.
“Somos proactivos”, dijo, y estimó que el 9 de mayo, en el aniversario de la entidad, el centro de estudios que dirige Gastón Utrera hará conocer las propuestas de la Cimcc.
Para la industria metalmecánica, los desafíos principales están planteados por la importación de automóviles (esta semana Caputo amenazó a las fábricas locales para que no suban los precios), de electrodomésticos línea blanca y de maquinaria agrícola usada.
La ecuación costos-rentabilidad golpea en todos los ámbitos.
El Grupo Albanesi, con tres centrales eléctricas (en Córdoba controla la termoeléctrica Maranzana, de Río Cuarto) pidió aplazar en 30 días el pago de intereses por U$S 19,5 millones, que corresponden a una obligación negociable de U$S 600 millones.
“Cammesa –el organismo que regula el mercado eléctrico– cortó el flujo de fondos a las generadoras”, dijo una fuente empresaria para explicar que lo de Albanesi es un problema de liquidez, no de solvencia.
La campaña que realiza el Gobierno sobre el superávit fiscal, elogiable para la deficitaria economía argentina, también debería mostrar el otro rostro de los ajustes que descarga sobre los sectores productivos.