Hasta las elecciones del próximo 26 de octubre había dos opciones en el frente cambiario: resistir vendiendo dólares o dejar de defender el tipo de cambio y que flote hasta donde tenga que flotar. El equipo económico decidió aguantar, a sabiendas de que el Tesoro norteamericano había prometido que haría lo necesario para ayudar a Argentina.
La semana que pasó fue súpercompleja. En los últimos siete días hábiles, el Tesoro argentino vendió casi todos los 2.252 millones de dólares que había acumulado en los tres días de retenciones cero al campo. Se desprendió de 2.042 millones, a 340 millones promedio por día. “Una medida con un costo fiscal estimado en 0,16 puntos del PBI y que generó liquidaciones del agro por US$ 6.104 millones, sirvió para estirar la agonía poco más de dos semanas”, cuestiona el economista Miguel Kiguel, titular de la consultora Econviews.
Finalmente, intervino el Tesoro de Estados Unidos y frenó la hemorragia. La operación fue sumamente inusual y lo dijo el propio Scott Bessent en la red social X. “La Argentina enfrenta un momento de grave iliquidez (…) sólo EE.UU. puede actuar con rapidez. Y actuaremos. Para tal efecto, compramos directamente pesos argentinos”, aseguró el funcionario de Donald Trump.
Según fuentes del mercado, fueron 100 millones de dólares vendidos a través de órdenes ejecutadas por los bancos JP Morgan, Santander y Citi. No difirió de ninguna otra operación cambiaria, es decir, fue como si un particular vendiera sus dólares en el mercado libre de cambios.
Este anunció llevó el tipo de cambio otra vez hacia abajo: cerró el jueves a 1.420 pesos el mayorista y 1.450 pesos el minorista en Banco Nación.
Esto, más la confirmación del swap de 20 mil millones de dólares descomprime en el cortísimo plazo el sendero cambiario; es decir, hasta el 26 de octubre. El anuncio generó un rally importante en bonos y en acciones, y bajó el riesgo país a 900 puntos porque se vio que el apoyo de EE.UU. es mucho más fuerte de lo que se pensaba.

“En 1998, el Tesoro invirtió en yenes, la primera vez que compró moneda, porque en el Tequila prometió pero no hizo falta. En el 2000 compró euros, en el 2012 volvió a comprar yenes y el jueves compró pesos”, dice el economista Claudio Zuchovicki.
“Fue una noticia geopolítica. Punto. Independientemente de lo que busquemos financieramente, que seguramente anunciarán bien los detalles el 14, el tuit del secretario del Tesoro de los Estados Unidos fue clarísimo: esto le pasa a los que se llevan bien con nosotros”, agregó Zuchovicki.
Por su parte, el economista Guillermo Mondino también coincide en que le da aire a la administración de Javier Milei, aunque plantea sus peros. “Sabemos que es un paso adelante, es una medida sorprendente y potente, pero saber si va a alcanzar para resolver los problemas que tiene que resolver la Argentina es medio temprano. Daría la sensación que con esto el Gobierno ha conseguido suficiente tranquilidad para llegar hasta las elecciones y luego, superada la elección, tendrán un poco más de tiempo para evaluar qué hacer”, completa.
Los peros...
El primer dato a poner sobre la mesa es que el dólar ya no flota. Está ahí, en el techo de la banda porque el Gobierno (y ahora el Tesoro de Estados Unidos) ha salido a vender para que no se dispare el tipo de cambio.
Eso nos lleva a otro debate: ¿está bajo el tipo de cambio? ¿Por qué mantenerlo ahí? ¿Hay que eliminar las bandas? ¿Correrlas? ¿Cuánto?
“La política cambiaria tal como está diseñada parece agotada. El esquema de bandas se volvió difícil de sostener y, además, muy costoso”, dice Kiguel. “A mi juicio, Argentina todavía tiene un problema cambiario importante; creo que el régimen cambiario está razonablemente agotado”, coincide Mondino.
“Con esto es menos necesario que el Tesoro tenga que comprar dólares y por tanto permite un tipo de cambio menos elevado”, apunta el economista Hernán del Villar, de la consultora Alpha.
Y cree que es el momento de ir a la flotacion sin bandas, aprovechando el cambio de expectativas. “Argentina tiene por lo menos un par de años con necesidad de un tipo de cambio real más alto que equilibre los flujos hasta que llegue el crecimiento de exportaciones de combustibles y minería”, razonó Mondino.
El “problema cambiario” está en que no se logran acumular reservas, o al menos, no se puede a este precio del tipo de cambio. Es de sentido común suponer que si el dólar estuviese más alto, habría menos demanda y hasta más oferta de quienes hoy no liquidan porque no les cierran los números. Así, sería más fácil acopiar. También es cierto que en el 2024 se compraron reservas, pero se pagó deuda, con lo cual, la cuenta quedó abajo.
La defensa oficial
Pero en el equipo económico no piensan que el problema esté en el dólar atrasado. Federico Furiase, director del Banco Central, defendió este tipo de cambio en el programa de streaming Las tres anclas el viernes pasado.
“Para lo que dicen el dólar está atrasado: si mirás toda la serie histórica desde 1997 a 2025, te da que el dólar el tipo de cambio real promedio equivale a un tipo de cambio de $1.411 y hoy tenemos un dólar todavía más alto que ese promedio. Y tuviste la mayoría de esos años fundamentos pésimos a nivel macroeconómico, déficit fiscal, emisión monetaria y endeudamiento. Si tomás el dólar de la convertibilidad es de $900. El dólar de la salida del cepo de de Macri, allá por enero, febrero de 2016, era de $1.250; no hay un síntoma de atraso cambiario”, sostiene.
El futuro inmediato
No está claro que vendrá ahora, pos elecciones. Si habrá un cambio de programa con el FMI o una readecuación de metas. Algo se sabrá el martes, cuando en el encuentro de Milei con Donald Trump se difundan más detalles de la asistencia norteamericana.
“Lo que falta ahora es la letra chica, que va a mostrar lo que Argentina tendrá que hacer a cambio. Una incógnita es cuál puede ser el papel del FMI, si es que tiene alguno. El comunicado habla de que Argentina va a cumplir con el programa actual. Lo viene haciendo con las metas fiscales, pero por ahora está incumpliendo las metas de acumulación de reservas. El programa establecía que las reservas debían subir en US$ 10,000 millones de acá a mediados del año que viene, y en el camino hay que pagar unos US$ 6,500 millones entre bonos externos y Bopreales. Seguramente es un tema que se pondrá sobre la mesa, y que estará en la letra chica del acuerdo con el Tesoro americano”, sostiene Kiguel.
Un punto no menor que sobrevuela las negociaciones es el grado de respaldo que cosechará el oficialismo en las elecciones que se realizarán dentro de dos semanas.
Está claro que mejorará su posición en el Congreso, pero el porcentaje de votos que logre será clave para sostener el programa económico y avanzar en las reformas pendientes. “Falta ver el resultado electoral que va a determinar mucho el grado de apoyo que tenga la sociedad para continuar por una senda de estabilización y de reconstrucción de mecanismo de mercado o si por el contrario la sociedad está cansada y opta por volver a las soluciones mágicas que no han funcionado en los últimos 50 años”, concluyó Mondino.