Luego de una semana negra para los bonos argentinos en pesos atados a la inflación (CER), todas las miradas del mercado estarán puestas desde este lunes en lo que haga el Gobierno nacional.
Entre el miércoles y el viernes pasado, los bonos en pesos llegaron a perder, en algunos casos, hasta el 10% de su valor. Como contrapartida, activos como el dólar Contado con Liquidación subió de los 210 a los 227 pesos.
Y el riesgo país cruzó la barrera de los 2.000 puntos, para acercarse al valor que tenía antes de la renegociación de la deuda privada en octubre de 2021.
El desarme de posiciones en bonos en pesos el miércoles desató la incertidumbre, impulsada por varias razones, con el temor a un default de deuda como principal razón.
Luego, entre entre el jueves y viernes, se fueron 142.000 millones de pesos que estaban colocados en papeles ajustados por inflación.
En el medio, el Banco Central salió a comprar deuda para parar la sangría y mantener el precio en un piso. Así, el viernes 65.000 millones de pesos volvieron a los bonos (muchos por decisión de los clientes de las entidades financieras que tenían esos activos).
Guzmán
El domingo, surgió la versión que decía que el ministro de Economía, Martín Guzmán, había cancelado un viaje a Canadá para enfrentar la crisis de deuda.
El propio Guzmán lo negó. “Yo no suspendí el viaje. La empresa canceló el vuelo y no llegaba al Foro de Minería. Asistiré de forma virtual”, afirmó vía Twitter.
Pero además, negó un posible default de la deuda en pesos. “Y en cuanto a la barbaridad de defaultear deuda en pesos: nuestro Gobierno jamás haría eso. El crédito en la moneda propia es un pilar de todo Estado soberano”, aseguró.
Como sea, el mercado mirará hoy las acciones tanto del ministerio de Economía como las señales que dé el Banco Central, que podría volver a subir la tasa (ya la subió cinco veces este año).
Será clave el dato de inflación que el Indec difundirá el martes. Dato que, se espera según estimaciones privadas, por encima del 5% para mayo pasado.
Habrá que ver si el BCRA define seguir subiendo la tasa para acercarse a la inflación, aunque siempre en valores negativos.
