Los precios vuelven a protagonizar una carrera desenfrenada, luego de que el Gobierno dispusiera una devaluación del peso del orden del 22% en el tipo de cambio oficial, movida que tiene sus máximas expresiones en el aumento del valor de los combustibles, la carne vacuna y los productos de almacén.
El operativo de urgencia montado por el ministro de Economía, Sergio Massa, para contener los valores de los principales componentes de la canasta familiar no alcanzará, como ocurrió en las ediciones anteriores de esa misma estrategia, a llegar a la mayor parte de la población. En particular en el interior del país, donde las principales cadenas de comercialización no tienen una presencia como la que despliegan en las grandes urbes.
Desde el vamos, a partir de la medianoche aumentó entre el 10 y el 12% el valor de los combustibles líquidos en algunas marcas. La estatal YPF dejó trascender en su cadena comercial que aplicaría un incremento, aunque luego no los ratificó a la espera de una negociación. Sí lo hicieron petroleras como Puma, Shell y en menor porcentual, Axion. La suba no tardará en llegar, asimismo, al gas natural comprimido (GNC).
Para este miércoles también se prevé un nuevo salto en el precio de la carne vacuna a fin de absorber el aumento de 400 pesos por kilogramo que se dio este martes en los principales mercados concentradores de hacienda en pie. Un botón de muestra: hasta anoche en las carnicerías de barrio la falta costaba 3.400 a 3.600 el kilo, pero este miércoles podría situarse por encima de ese precio.
El impacto también llega a las góndolas. Los productos de almacén para el consumo familiar aparecieron este martes con nuevas listas que incluyen incrementos del 15% al 25%. En la tardecita de este martes hubo una reunión de urgencia de la Cámara de Supermercados de Córdoba para abordar la problemática.
Todo esto llega con el marco de una inflación para julio medida por el Indec en el 6,3%, con una proyección mayor para el mes que corre y un derrotero incierto en el resto del año. Se habla de que desde agosto hasta diciembre el costo de vida sumará como mínimo otro 25% a 30%.
Estos tres ejes, son los que hoy pesan más en la balanza, aunque el traslado a precios de la devaluación impactó en todos los rubros de la oferta en general.
Surtidor “caliente”
El incremento en los combustibles tuvo como preámbulo el aumento del 25% en los valores mayoristas de Shell, Axion y Puma, el lunes mismo. Se trata de las compras que realizan más que nada el sector agropecuario, grandes industrias, el transporte y estaciones de servicio de bandera blanca.
“Era un sistema ordenado, hasta que el Gobierno comenzó a manipularlo y a veces terminábamos con precios mayoristas más altos que los de surtidor”, confió a La Voz una fuente del sector petrolero.
YPF dejó circular en su cadena comercial la versión del incremento, pero a medianoche no aparecieron (lo hace automáticamente) las actualizaciones, sí las aplicaron Shell y Puma. Axion, asimismo, subió los valores.
Ese aumento, sin embargo, se situará en aproximadamente la mitad del porcentual de la devaluación. Irá del 10% al 12% dependiendo la marca y el tipo de combustible.
Supermercadistas en alerta
El siguiente ítem es el aumento de los productos de primera necesidad y almacén. Anoche la Cámara del sector se reunió para “compartir el escenario de los aumentos de precios y el abastecimiento”, indicó a La Voz, Víctor Palpacelli, titular de la entidad.
“Las subas producidas dependen de cada empresa, algunas el 15%, otras el 25%. El 90% de los proveedores del supermercadismo están confirmando movimientos como los señalados”, agregó el dirigente.
Explicó que hay empresas que respetan las entregas y los pedidos pasados con anterioridad a la devaluación, en tanto que otras comunicaron que no mantendrán esos acuerdos, aún los anudados en forma previa al salto del tipo de cambio.
“Eso lleva a la negociación de cada cadena con cada proveedor”, indicó Palpacelli quien prefirió no hablar de un sector industrial en particular.
Tras destacar que el supermercadismo “tiene la actitud de seguir vendiendo sin especular con la situación”, dijo que las entidades del rubro están esperando “alguna convocatoria a nivel nacional” que hasta anoche no se había producido.
Remarcó, asimismo, que agosto “venía con una caída del tres por ciento de pérdidas de unidades en la comparación interanual, con caída y cambio de situación”. Tras las paso, hubo un leve incremento, “quizás por el temor a lo que viene”, dijo, pero nada que cambie la tendencia. “El cliente no tiene plata, el poder adquisitivo lo condiciona y lo limita”.
También comentó que el traslado a las góndolas de las nuevas listas “será de modo progresivo, no todo junto, sino por etapas porque el golpe es grande”.
Asadores tapados
La carne es, por lejos, el actor principal en la mesa de los argentinos y su ponderación en el índice de precios al consumidor (IPC) es clave: 5% en el índice final y 15% en la canasta de alimentos.
En las últimas dos semanas este producto ya había subido fuerte, pero ahora asoma un nuevo y drástico golpe. A precios de este martes, en una carnicería de barrio de Córdoba, la costilla costaba $ 3.800, la nalga $ 3.700, el puchero $ 2.700 y la falda $ 3.600, por citar algunos cortes. En horas, pocos cortes vacunos quedarán por debajo de los $ 4.000.