Con 18 diputados propios bajo su ala, Provincias Unidas se atribuye la tercera minoría y pelea una vicepresidencia de la Cámara para el gobernador cordobés Martín Llaryora, mientras administra ruidos internos alrededor de otros dos mandatarios del sello federal que decidieron no integrar la bancada, el correntino Gustavo Valdés (el único que ganó en su provincia) y el santacruceño Claudio Vidal.
La pulseada por el número no es simbólica: define lugares en comisiones, representación en misiones oficiales y cargos institucionales, como es, en este caso, la vicepresidencia tercera de Diputados. Provincias Unidas pretendía ubicar en ese lugar al cordobés Ignacio García Aresca, pero el plan se vio frustrado tras una hábil jugada del jefe del bloque PRO, Cristian Ritondo.
A último momento, Ritondo oficializó un nuevo interbloque con la UCR, el MID y Por Santa Cruz, que totalizó 22 integrantes; la misma cantidad que alcanzó Provincias Unidas en su propio interbloque con Miguel Pichetto, Nicolás Massot y los “lilitos” Maximiliano Ferraro y Mónica Frade. De esa manera, hubo empate.
Pese a que el cargo en disputa quedó vacante, Provincias Unidas se autodefinió como tercera minoría porque su bloque de 18 será el más numeroso después de La Libertad Avanza y Unión por la Patria. Y lo plasmó en una foto oficial tras la sesión preparatoria, con 15 de sus miembros (uno de los ausentes fue el cordobés Juan Schiaretti, en post operatorio).
“Discutiremos con el reglamento en mano, que es 18 diputados en el bloque de PU”, dijo a La Voz Gisela Scaglia. La santafesina presidirá la bancada y esa decisión le valió el enojo de Mauricio Macri, porque ella conduce el PRO a nivel local pero no se sumó al bloque amarillo. Ahora, fue su propio partido el que le jugó una mala pasada.
El rol de Scaglia no solo hace ruido en el PRO, sino que fue el detonante del portazo de Miguel Pichetto y Nicolás Massot, quienes no aceptaron ser conducidos por la elegida de Maximiliano Pullaro y solo cedieron a formar un interbloque para engrosar el número. Consideraban que la jefatura de PU debía quedar para Pichetto, o en todo caso Massot o el radical Martín Lousteau.
Cumbre
Tras la jura de los electos, cuatro de los seis gobernadores que integran Provincias Unidas mantuvieron una cumbre improvisada en un Anexo del Congreso para cerrar filas y aplacar tensiones. Estuvieron Pullaro, Carlos Sadir (Jujuy), Ignacio Torres (Chubut) y el correntino Valdés, quien presenció la ceremonia en el recinto.
Valdés mandó a su único diputado, Diógenes González, al bloque de la UCR, porque necesita que sus legisladores sean orgánicos en el Congreso si, como indican algunas versiones, quiere ser ungido como presidente del partido centenario el próximo 12 de diciembre. Pero, a su vez, el correntino necesita de la red de contención de los gobernadores y por eso sigue participando de las reuniones presenciales y virtuales de PU.
En el entorno de Valdés juran que “no quiere” presidir la UCR porque no acepta rebeldías (que en el partido se volvieron moneda corriente), pero ya hay en marcha un operativo clamor. “Es el hombre que la UCR necesita para este tiempo: tiene capacidad de construcción y conducción política con actitud integradora y visión federal”, destacó días atrás una de sus senadoras nacionales, Mercedes Valenzuela.
Mientras Valdés atiende su propio juego, el santacruceño Vidal directamente boicoteó el bloque de Provincias Unidas, ya que su único diputado, José Luis Garrido, pasó a aliarse al PRO y la UCR y fue clave para el empate de interbloques. Su caso tuvo varias idas y vueltas: mientras que algunos en PU lo contaban adentro, otros eran más cautos. “Faltó diálogo”, reconocieron finalmente al interior del bloque.
Al revés de Vidal, su par patagónico Torres mantuvo a su diputado, Jorge Ávila, adentro de PU. Torres, quien solía ser uno de los voceros del conjunto, bajó el perfil y hay quienes lo atribuyen a una reciente revelación mediática sobre una demanda en Estados Unidos por un supuesto pedido de coimas millonarias del gobierno chubutense a una empresa pesquera para operar en la provincia.
Llaryora y Sadir también pusieron a todos sus diputados en PU. Por Córdoba siguen Carlos Gutiérrez, Alejandra Torres y Juan Brügge, y se sumaron Ignacio García Aresca (juró en lugar de Miguel Siciliano, que asumirá como ministro de Llaryora) y Carolina Basualdo. Por Jujuy, sigue Jorge Rizzotti y juró María Inés Zigarán.
Quien se mostró muy entusiasmada con sumarse al bloque fue la joven mendocina Lourdes Arrieta, quien ya va por su cuarto bloque. Asumió por La Libertad Avanza en diciembre de 2023, pero en agosto de 2024 se fue en malos términos tras haber integrado la comitiva libertaria que se fotografió con ex represores en el penal de Ezeiza.
Arrieta armó entonces un monobloque, llamado Transformación, y un año después se unió a Marcela Pagano y otros dos exoficialistas para conformar una nueva fuerza llamada Coherencia. Finalmente, recalará en PU y ya se puso la camiseta.
“Provincias Unidas no es un bloque más: es un hecho político de primer orden. En un Congreso que hace años funciona como sucursal del poder central, con oficialistas y opositores disputándose quién ejecuta con mayor celo las órdenes de turno, la aparición de un espacio autónomo, federal y sin patrón visible quiebra la liturgia de la obediencia automática y la agenda dictada desde una sola esquina del mapa”, describió Arrieta.
