El Banco Central de la República Argentina perdió U$S 1.153 millones de reservas durante marzo, producto de una reversión del clima financiero, ahora dominado por la incertidumbre del impacto que tendrá el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el mercado cambiario.
La tendencia cambió a mediados de mes cuando en una entrevista periodística el ministro de Economía, Luis Caputo, dejó dudas acerca de cómo será la política cambiaria cuando el Directorio del organismo apruebe el nuevo programa.
Hasta el 13 de marzo la autoridad monetaria había adquirido U$S 624 millones, pero cuando Caputo eludió ratificar la continuidad el crawling peg de 1% los inversores interpretaron que vendrá un cambio sustantivo y se produjo un drástico giro.
Desde allí el BCRA tuvo que desprenderse de dólares todas las ruedas. Desde el 14 hasta el 31 de marzo cedió U$S 1.777 millones, con lo cual el saldo del mes quedó en U$S 1.153 millones. Este lunes entregó U$S 143 millones.
Así las reservas brutas bajaron a U$S 25.052 millones, que implica un retroceso en el mes de U$S 3.065 millones en el período. Además de la asistencia al mercado interno, el BCRA hizo frente a pagos de deuda con privados y organismos multilaterales que estimularon el drenaje.
El Gobierno atribuye este cambio en el humor del mercado financiero a “acciones desestabilizadores” de la oposición, e incluye a un sector de la prensa. Tanto en la Casa Rosada como en el Ministerio de Economía afirman que se agita una devaluación que “no hay posibilidades que ocurra”.
Caputo señaló en las últimas horas que este nivel de ventas diarias del Banco Central se vincula a que los importadores están acelerando compras y los exportadores demorando liquidaciones. “Esas importaciones no se harán en el futuro y los exportadores tendrán que liquidar”, es la visión del ministro para sostener que en el corto plazo el escenario será otro.
Por otro lado, en una jornada caracterizada por el mal clima financiero global, los activos argentinos sufrieron un fuerte deterioro.
El dólar se estableció por encima de los $ 1.300 en todas sus versiones y en las cotizaciones a futuro se registraron incrementos que demuestran que los inversores siguen sin creer en la palabra oficial.
No obstante, cabe apuntar que la rueda arrancó con presagio de catástrofe, pero al promediar surgió una sugestiva demanda que atenuó la caída.
El dólar blue culminó en $ 1.325 en la city porteña -$ 1.339 en Córdoba- sumando $ 100 en el mes, que es equivalente a una suba de 8%. El dólar oficial mantuvo la pauta de devaluación de 1% y quedó en $ 1.073,88. De esta forma la brecha quedó en 23%.
Por su parte, el dólar MEP terminó en $ 1.315, con un alza en marzo de 7%. En tanto, el Contado con Liquidación cerró en $ 1.316, lo que implica un aumento en mes de 7,8%.
La mayor inestabilidad se observó en el dólar futuro, donde con las primeras posturas se produjeron subas superiores al 4% con tasas nominales anuales que estuvieron por arriba de 100%. Luego mejoró la oferta y los tramos cortos (abril y mayo) cerraron en baja, mientras que subieron los más largos. Las tasas más altas se aplastaron hasta un 62%.
De todas maneras para fin de abril se pactaron negocios con el dólar a $ 1.129 (en la vorágine oficial hubo negocios a $ 1.174), lo que representa un alza en el período superior a 5%. Esto quiere decir que existe un buen número de inversores que apuesta a un aumento del tipo de cambio junto a las medidas que impliquen el acuerdo con el FMI.
Operadores del sistema financieros sugirieron que tras ese arranque muy desfavorable apareció una fuerte intervención del Banco Central para evitar un desenlace aún peor.
Absorbiendo buena parte del mal clima global, los títulos públicos sufrieron bajas del orden de 1%. Esta situación disparó el Riesgo País y lo ubicó en 863 puntos básicos.
En el mismo contexto, los ADRs de empresas argentinas que cotizan en Nueva York operaron con mayoría de “rojos”. Los más fuertes fueron: Mercado Libre (4,8%), Banco Superville (4,2%), BBVA (4,2%), Macro (4,1%), Telecom (3,8%), e YPF (2,7%). En tanto, el MERVAL de la Bolsa de Buenos Aires perdió 1,6%.
El nerviosismo internacional se explica por los efectos de la política arancelaria que pretende desplegar Donald Trump.
Moody’s: bien, pero no tanto
A poco del cierre de las operaciones del día se conoció un informe de la calificadora de riesgo Moody’s que ponderó el rumbo del programa económico y algunos resultados, pero al mismo tiempo dejó una fuerte advertencia. Algo así como un “bien, pero no tan bien”.
“Un posible nuevo programa con el FMI y una mayor inversión extranjera en los sectores extractivos podrían generar beneficios que garanticen la sostenibilidad de los pagos externos. Sin embargo, sigue existiendo el riesgo de que la apertura externa desencadene nuevos desequilibrios o ponga en peligro la estabilidad de la balanza de pagos, lo que podría atentar contra la agenda de reformas y aumentar el riesgo de incumplimiento”, evaluó la firma.
La opinión y la calificación de las empresas de riesgo crediticio más el Riesgo País son dos factores clave para la aprobación de inversiones tanto financieras como productivas.