La discusión por el recuento de votos cubrió -en parte- algunas definiciones políticas fuertes de quien seguramente será el próximo gobernador peronista. Martín Llaryora habló de “nueva generación” y “empezaremos de cero”.
Estas declaraciones tuvieron impacto en el PJ cordobés, que el próximo 12 de julio cumplirá 24 años en el poder.
A su mensaje en la madrugada del domingo, Llaryora agregó ayer más argumentos en esa línea, que algunos interpretaron como una “jubilación anticipada” para el gobernador Juan Schiaretti, que, además, es el presidente del PJ provincial.
“Cómo voy a decir que hay que jubilar a Schiaretti si será el próximo presidente de los argentinos. Yo espero que lo acompañen y que saque incluso más votos que yo en Córdoba en las Paso de agosto”, trató de contemporizar el intendente capitalino.
Sin embargo, en diálogo con La Voz, Llaryora ratificó varios de los conceptos que había expresado en el escenario del festejo, que finalmente no fue.
“Creo que fui claro. Nosotros empezamos de cero en el sentido de que comienza otra generación, por nuestras edades y en los nuevos desafíos que hemos planteado en la campaña”, explicó.
No obstante, mantuvo su postura de marcar diferencias con la alianza Hacemos por Córdoba con la cual Schiaretti consiguió hace cuatro años atrás su reelección con el 57% de los votos.
“Nosotros vamos a conservar la esencia, pero no somos la misma estructura. Somos un nuevo partido cordobés que incluyó a diferentes sectores del PRO, de la UCR, que fueron un factor preponderante del triunfo. Tanto que me criticaron, el mérito fue haber entendido el signo de estos tiempos y gobernar desde el diálogo”, dijo el candidato de Hacemos Unidos por Córdoba.
Roces entre Juan Schiaretti y Martín Llaryora
Más allá de esta postura política, también fue muy comentado un tenso diálogo -por lo que se vio en un video- entre Llaryora y el gobernador, en la madrugada del domingo, en el ingreso al búnker oficialista.
El candidato negó de manera rotunda que hubiera discutido con el gobernador en público, porque había varios testigos. Su argumento, que fue corroborado a este medio, tanto por fuentes schiarettistas como llaryoristas, es que, antes de llegar al comando de campaña, ambos estuvieron reunidos en el Centro Cívico, entre las 20 del domingo y la 1 de la madrugada del lunes, a la espera del recuento de votos.
“Estábamos dialogando antes de que yo saliera a hablar, pero el domingo estuvimos más de cinco horas reunidos. Estaba previsto que hablara Juan, pero, por la demora en el escrutinio, él prefirió no hacerlo porque tiene una responsabilidad institucional”, aclaró Llaryora.
No obstante, otras fuentes del PJ comentaron que Schiaretti opinaba que nadie debía hablar hasta que el recuento provisorio llegara al 95% de los votos. Llaryora decidió salir a hablarles a los militantes luego de escuchar al opositor Luis Juez.
La pregunta del millón es por qué Schiaretti fue al búnker si no iba a hablar. La explicación de un funcionario schiarettista fue que el gobernador pensaba que el escrutinio iba a avanzar mientras se dirigían con Llaryora al comando. Pero, que como eso no ocurrió, prefirió quedarse debajo del escenario, junto a su compañero de fórmula presidencial, Florencio Randazzo, quien había llegado desde Capital Federal para participar de festejo, que finalmente se frustró.