“Cuando se decidió que (Alejandro) Mercado fuera el subjefe de la Policía hubo un fuerte aval del Poder Judicial”, dijo el ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, en una entrevista con periodistas de La Voz.
Esas declaraciones cayeron pesadas en las principales sedes del Poder Judicial de Córdoba: Tribunales I, donde están el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y la Fiscalía General de la Provincia que conduce Juan Manuel Delgado, el jefe de los fiscales.
También hubo molestia en Tribunales II, la sede de las fiscalías de instrucción. No pocos fiscales se sintieron aludidos por el funcionario llaryorista cuando este aseguró que el ascenso de Mercado como subjefe de la Policía tuvo el respaldo de “varios” fiscales.
El más contundente fue Enrique Gavier, quien tiene a su cargo la causa del detenido alto jefe policial. “Nadie me consultó por el ascenso de un miembro de la Policía. No es ese el rol de un fiscal”, aclaró.
Más allá de la molestia en la Justicia provincial por los dichos de Quinteros, un funcionario provincial dejó trascender un dato, en defensa de las afirmaciones del ministro.
“Hay que fijarse en las fotos del acto de asunción de la nueva cúpula de la Policía (15 de diciembre pasado). No hablo de las autoridades presentes por protocolo, como las del Tribunal Superior y la Fiscalía General. Pero además, había muchos fiscales y jueces del fuero penal. Ese es el aval al que se refirió ‘Juampi’. No quiso desligarse. Él decidió el ascenso de Mercado, pero antes se aseguró de que había un aval de la Justicia”, comentó alguien cercano a Quinteros, en el centro de la polémica por la detención del alto jefe policial que él promovió.
En el Tribunal Superior evitan confrontar con el funcionario, hasta en privado, aunque los jueces le cuestionan que trató de involucrar a otro poder cuando precisamente, en su raid mediático, el ministro de Seguridad aseguró que en Córdoba hay “división de poderes”.
“Es una contradicción. La conducción de la Policía es una responsabilidad del Poder Ejecutivo”, repiten en privado en el alto tribunal.
Pero donde cayeron como una bomba las expresiones de Quinteros fue sin duda en la Fiscalía General que conduce Delgado, un funcionario de muy bajo perfil.
Ni el jefe de los fiscales ni ninguno de sus adjuntos saldrá a responderle a Quinteros. Pero en los pasillos del histórico edificio de Tribunales I hay quienes indican que –por sus dichos– hubo reproches en privado a Quinteros.
“Quinteros trató de ampliar responsabilidades para amortiguar la suya. Él fue quien designó a Mercado y debe asumir esa decisión, en lugar de involucrar a la Justicia”, graficó una fuente de la Fiscalía General.
Delgado no habla con los medios. Y menos en medio de esta polémica. Pero alguien que trabaja con él todos los días aseguró que hubo otra declaración de Quinteros que lo sacó de las casillas, porque lo involucró directamente.
“En febrero, me reuní con el fiscal General (Delgado) y le pedí, aunque no hacía falta, que instruyera a los fiscales para que se investigaran las causas en las cuales había policías involucrados”, expresó Quinteros, en otro tramo de la entrevista con este medio.
“Dio a entender que antes de que llegara él al Ministerio de Seguridad, los fiscales encubríamos a policías delincuentes”, se quejó un fiscal, con una definición que parece que el fiscal General avalaría en todos sus términos.
El caso Mercado es un fuerte sacudón para la conducción política del Ministerio de Seguridad. El propio Quinteros lo admitió sin grises.
La defensa que el ministro hizo de sus decisiones para “depurar” a la Policía, como lo describió, le abrió otro frente de conflicto: una grieta con el Poder Judicial.
Respaldo, con una foto
El gobernador Martín Llaryora aún no se pronunció sobre el tema. Su respaldo al ministro de Seguridad fue mediante una foto que compartió el miércoles pasado, recorriendo la zona de los incendios en Yacanto, departamento Calamuchita.
En política, esa foto del gobernador con Quinteros no es poco. Los funcionarios más cercanos al gobernador aseguran que Quinteros tiene un “fuerte respaldo” de Llaryora.
En el Centro Cívico tampoco ocultan la molestia con Tribunales, porque ya llegaron las quejas por los dichos de Quinteros. “Estamos depurando a la Policía; no se entiende el enojo por algunas declaraciones”, repiten cerca del despacho de Llaryora.
Quinteros fue una fuerte apuesta política del gobernador. El dirigente que surgió del juecismo y fue muy crítico –incluyendo denuncias penales– de las gestiones de José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, llegó para engrosar el “partido cordobés”.
Ponerlo en el sensible sillón del Ministerio de Seguridad fue otra decisión fuerte de Llaryora. Lo convenció su trayectoria como dirigente político, sustentada en el combate contra la corrupción, su fuerte personalidad y el alto perfil mediático que siempre ha exhibido.
En estos primeros meses de gestión, Quinteros no defraudó con su alto perfil que, dicen, genera algunos ruidos entre los jefes policiales y fiscales.
Desde la oposición, el juecismo lo tiene apuntado por su salto al oficialismo. Los radicales tampoco le perdonan ese paso. Quedó demostrado el miércoles en la Legislatura, con el pedido de destitución que hizo la oposición.
Quinteros cosechó varios enemigos políticos. Pero alguien que tuvo que ver con la seguridad provincial tiró una advertencia: “Para un ministro de Seguridad, el peor enemigo no es externo: está adentro, y son las internas en la Policía”.
