Los que tienen capacidad de decisión consumen con desesperación los resultados que muestran las encuestas que circulan por cientos en el mundo político y empresarial. Para la sociedad, tan importante como el resultado de la noche del 26 de octubre es cómo reacciona el Gobierno nacional el día después.
Las encuestas muestran ahora una foto, que puede variar en apenas una semana.
¿Por qué? Los propios encuestadores reconocen que el 10% de indecisos que a grandes rasgos revelan las distintas muestras, puede modificar cualquier resultado.
Al mismo tiempo, en las 48 horas previas a la apertura de las urnas, los ciudadanos pueden cambiar su voto por “el mal menor” o por un “voto anti”. Estas circunstancias inquietan a los encuestadores y a los candidatos.
Más allá, lo importante para los factores de poder es la reacción de Javier Milei a las señales que los ciudadanos depositen en las urnas.
Desde Donald Trump y Scott Bessent, cuyos apoyos son decisivos en estas horas para evitar un desmadre total de la economía, hasta para gobernadores y empresarios, es clave la actitud del equipo oficial el día después.
Milei y sus eventuales aliados, desde Mauricio Macri hasta el peronismo moderado, deberán intensificar la búsqueda de consensos para las reformas clave que se anuncian.
El dólar del día después
En las dos últimas semanas, el Tesoro de Estados Unidos inyectó dólares e intervino en el mercado financiero para calmar la demanda. A pesar de esos gestos, el reclamo de dólares no se detuvo, pese a la intervención del gigante norteamericano.
Cálculos privados estiman que desde el 7 de agosto, tras la derrota en la elección de Buenos Aires, los depósitos en dólares de los argentinos se incrementaron en más de U$S 30 mil millones.
No sólo los grandes jugadores dolarizaron sus tenencias, sino que el ahorrista común y los agentes económicos decidieron posicionarse en dólares ante la incertidumbre electoral.
No sólo pesa la posibilidad de una derrota de Milei ante un peronismo con varias vertientes, pero hegemonizado por el kirchnerismo, sino la futura necesidad de adecuar las bandas cambiarias que permita acumular reservas en el Banco Central y evitar la quiebra de la industria argentina.
El techo de la banda supera hoy los $1490. Los analistas estiman que hacia fin de año ese techo debería ubicarse entre $1600 y $1700.
No habrá una fuerte devaluación, porque el Tesoro de EE.UU. puede frenar cualquier corrida.
Reformas en marcha
En forma paralela, a los movimientos del dólar el Gobierno promete trabajar en la baja de costos que den competitividad a los productores locales.
Milei y el ministro Luis Caputo prometieron que su prioridad poselectoral serán las reformas impositiva y laboral, para las cuales necesitan de un amplio consenso en el Congreso.
Uno de los cambios laborales de fondo apuntaría a la eliminación de la clásica indemnización por una especie de fondo de cese laboral, en un esquema similar al que usa la construcción.
Si hay una mayor cantidad de trabajadores registrados, esto podría mejorar los haberes que cobran jubilados y pensionados nacionales.
En una segunda etapa, se tendería a elevar la edad mínima para la jubilación, un tema que ya desató protestas violentas en el mundo y que la Argentina no le irá en zaga, por la acción de grupos desatados.
No hay trascendidos ciertos sobre cómo será el nuevo esquema de impuestos.
Es dudoso que las provincias acepten un esquema que implique resignar el cobro de Ingresos Brutos, que les aportan dos de cada tres pesos de recaudación propia.
Todo cambia
En el día después, el Gobierno necesita transmitir la certera que entendió la voluntad expresada en las urnas. Junto con ese mensaje, Milei deberá oxigenar su gabinete, plagado ahora de internas.
La eventual llegada de Santiago Caputo a un ministerio clave no es bien vista por Guillermo Francos ni por Karina Milei. Tampoco entusiasma a Patricia Bullrich.
Para la economía, es importante conocer la orientación de quienes se sumarán al equipo oficial, cuestionado por la falta de acción en varias áreas del Estado y por la deficiente calidad de gestión.
El resultado electoral, la composición del Congreso y el futuro gabinete conforman un rompecabezas que Milei deberá saber armar para recuperar credibilidad y expectativa política.
Lo que enseña la historia no siempre es recordado y valorado por triunfadores y derrotados.