Los dólares financieros cerraron la semana con fuertes avances acumulados de hasta $12, mientras que en el mercado ya descuentan que el ministro de Economía, Sergio Massa, avanzará con la ampliación del cepo, sobre todo, para evitar una sangría vinculada con el turismo y los viajes por el mundial de fútbol que se realizará Catar.
El Contado Con Liquidación (CCL), que se consigue mediante la compra y posterior venta de bonos o de acciones y que permite girar las divisas al extranjero, mantuvo su tendencia alcista el viernes y cerró a $313,2, su máximo desde fines de julio. El viernes avanzó 95 centavos y en la semana saltó 11,9 pesos.
Un camino similar mantuvo el otro de los dólares bursátiles de referencia, el MEP. Cerró la semana a $304,2, con un aumento acumulado de 10,8 pesos.
Los movimientos de las cotizaciones financieras solamente se interrumpieron en la sesión del martes, cuando entró en vigencia una nueva restricción del Banco Central para evitar que el esquema denominado “dólar soja” eleve la presión cambiaria. Finalmente, la medida tuvo un menor impacto sobre el agro por la intervención de Massa.
La variable que mantiene en alerta a los equipos de Miguel Pesce en el Central es la brecha entre el mayorista y el CCL, que continuó expandiéndose y alimentando las expectativas devaluatorias. Desde que se puso en marcha el dólar soja, esa distancia se incrementó 4 puntos porcentuales (pp) y el viernes terminó en 115 por ciento.
El indicador que preocupa tomó fuerza a pesar de los extendidos cepos y del cambio de ritmo en el ajuste de la cotización oficial: a saber, el mayorista ganó $6,71 (4,8%) en lo que va de septiembre y en la víspera terminó a $145,4, con un incremento semanal acumulado de $1,92.
Los movimientos desdibujaron los buenos resultados del esquema que lanzó Massa para estimular las liquidaciones de soja, que les permite al agro acceder a un dólar de $200 y que se extenderá hasta fin de mes.
Los últimos números indican que el campo aportó u$s5.341 millones con el programa y que el Central realizó compras por u$s3.320 millones para reforzar sus reservas. La contracara es que esas adquisiciones demandaron una emisión neta superior a los $779.900 millones.
En este contexto, los operadores financieros se preparan para un cepo reforzado y los trascendidos anticipan que las próximas medidas se aplicarán sobre el dólar turista (el minorista más los recargos del 30% por el Impuesto PAIS y del 45% por el anticipo sobre el Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales).
Con ese dólar, de $266,4, se pagan pasajes, hospedaje y gastos con tarjetas en el exterior. En lo que va del año, todas esas operaciones demandaron un monto superior a los u$s4.000 millones y el inminente inicio del mundial tienen a agravar la situación.
Los rumores que anticipan un refuerzo del cepo al dólar turismo se instalaron tras la reunión que Massa mantuvo el jueves con las autoridades de la UIA, donde escuchó las crecientes quejas de los industriales por las dificultades para acceder a las divisas destinadas al pago de importaciones.
La apuesta oficial de fondo sería equiparar el precio del dólar turista con el del MEP, que corre por encima de los 300 pesos.
“Frente a estos desafíos de corto plazo, pensamos que el Gobierno deberá instrumentar nuevos ajustes en la normativa cambiaria desde octubre. Con el mandato de devaluar fuera de las opciones (por la falta de venia política y sin capacidad de pasar por el Congreso un aumento de retenciones para compensar en parte el salto cambiario y acelerar el cierre fiscal) hay que ver si se sostiene el dólar de $200 a la soja y se incrementa la presión sobre los cepos (turismo, tarjetas, importaciones “suntuarias”, etc.) o si efectivamente se desdobla el mercado cambiario, estableciendo un tipo de cambio de exportación más elevado y enviando a parte de la demanda a un tipo de cambio financiero”, planteó un informe de la consultora EcoGo que dirige Marina Dal Poggetto.
El viernes el gobierno avanzó con otra medida tendiente a limitar el uso de los dólares: la AFIP redujo de u$s3.000 a u$s1.000 el cupo para las compras en el exterior de productos que llegan al país mediante servicios postales privados (couriers).
El contexto tiende a reivindicar el polémico planteo que realizó Silvina Batakis en su fugaz paso por Economía, cuando opinó que “el derecho a viajar colisiona con el derecho a los puestos de trabajo”.