La economía pasó de discutir el “atraso cambiario” a evaluar los motivos por los cuales el dólar superó los $ 1.300 y empieza a apuntar con más fuerza al techo de la banda de flotación fijada hace dos meses.
Las tensiones políticas, más cambios en las condiciones financieras impulsadas desde la conducción económica, y el ciclo productivo de los principales productos de exportación del país son los principales vectores que explican la actual dinámica alcista del tipo de cambio.
El inicio de la semana encontró al dólar con demanda firme y el Banco Nación corrigió al alza su pizarra y lo fijó en $ 1.245 para la compra y $ 1.295 para la venta.
Pero la tensión real se observó en el mercado paralelo, donde apareció “la venganza del blue”. Durante las últimas semanas la cotización marginal había sido la más barata del mercado, pero de repente aceleró mucho más que el resto y este lunes trepó a $ 1.320 y $ 1.340 para ambas puntas, en la city porteña, con una suba de $ 41 por relación al último cierre.
El precio minorista también tuvo un movimiento ascendente y quedó en $ 1.255 y $ 1.295 para ambas cotizaciones.
El “dólar bolsa” culminó el lunes a precios de $ 1.275 vía MEP y $ 1.279 a través del Contado con Liquidación.
En tanto, el dólar futuro también registró avances en todas las posiciones, incluso con algunas posturas que mantienen la sospecha de la vigilancia oficial. El volumen operado en este mercado fue de U$S 2.041 millones. A fin de julio el precio quedó en $ 1.289 y a fin de diciembre a $ 1.450.
Por su parte, las reservas del Banco Central quedaron U$S 39.052 millones y subieron U$S 89 millones.
Al cúmulo de razones que se habían sucedido en los últimos días, este lunes se sumó la finalización del proceso por el cual el Banco Central dejó de remunerar las LEFIS y obligó a los bancos a cambiar esos papeles por Títulos del Tesoro, LECAPS y BONCAPS.
Ese proceso que se había iniciado la semana pasada se completó hoy y dejó libres, alrededor de $ 5,5 billones. La respuesta del mercado es anticiparse a que una parte de esos fondos comiencen a presionar sobre el tipo de cambio.
“Es probable que durante las próximas semanas el mercado de cambios siga tensionado, sin la oferta récord del agro y la baja de las tasas en pesos, post eliminación de las LeFi y la mayor liquidez que esto implicará (algo que ya comenzó a evidenciarse. ¿El gobierno intervendrá, vía operaciones de mercado o modificaciones en los encajes, para aminorar las caídas y quitarle presión al tipo de cambio? No hay que descartarlo”, planteó en su informe semanal la consultora Invecq.
Desde Portofolio Personal Inversiones, confirmaron a La Voz la intervención del gobierno también en el mercado de bonos para atenuar el impacto de la eliminación de las LEFIs.
“El canje aumenta la veracidad de la tesis de que el BCRA estuvo activo en el mercado secundario de deuda en pesos. El viernes se observó un volumen operado inusualmente alto en la LECAP más corta del canje, lo que sugiere cierta presencia oficial para contener los rendimientos del segmento de instrumentos a tasa fija más cortos”, explicó la consultora.
PPI puntualizó que “la venta de títulos en pesos (incluida en el acuerdo con el FMI, absorbe base monetaria) busca suavizar la baja de las tasas en el mercado, pero no la revierte”.
Ante la posibilidad de esta dinámica de baja de tasas y presión sobre el precio del dólar, es que muchos operadores se anticiparon con la dolarización de posiciones.
Frente a este panorama, la Secretaría de Finanzas anunció una licitación adicional de bonos del Tesoro fuera del calendario para este miércoles con el objetivo de absorber parte de esos pesos liberados. Ofrecerá Lecaps a julio, agosto y septiembre y BONCAP a octubre. Cabe puntualizar que todo este volumen de colocaciones pasará a ser deuda del Tesoro Nacional que deberá afrontarse con superávit primario.
“El anuncio fuera de calendario probablemente sea para moderar el exceso de liquidez bancaria producto del fin de las LEFI”, señaló la consultora Aurum.
Para Invecq este nuevo escenario ofrece un foco positivo: “Desde una perspectiva de equilibrio macroeconómico general, resultaría favorable un tipo de cambio real más alto, acompañado de tasas de interés reales en pesos positivas, pero inferiores a las actuales, tanto para reforzar la sostenibilidad externa como para no frenar la expansión que el crédito ha mostrado desde 2024”.
