Javier Milei y Luis Caputo celebran todos los meses el equilibrio fiscal y una baja de la inflación, aunque el Excel del Gobierno empieza a complicar ciertos aspectos de la economía del interior.
Desde 2010, no se acumulaba un superávit financiero en los ocho primeros meses del año.
La conducción económica no sólo logró tener superávit primario, es decir, que los ingresos superaran a los gastos, sino que con ese resultado pudo pagar los intereses de la deuda. Es una buena señal para los mercados.
Los datos serán exhibidos la semana próxima en Washington y ante la ONU, en el viaje que ambos emprenden este sábado.
El objetivo que anima al Gobierno fue expuesto por el flamante viceministro de Economía, José Luis Daza. “Si la política se mantiene, vamos a matar la inflación”, ironizó.
El recorte de gastos incluyó sendos vetos a las leyes de jubilaciones y de financiamiento universitario, que, más allá del ataque a los “degenerados fiscales”, carecieron de fundamentos comprensibles para una amplia mayoría de la sociedad.
La motosierra de Milei
El proyecto de Presupuesto 2025 privilegia el equilibrio fiscal por encima de cualquier otra medida.
En los números está explícito que los salarios de los empleados públicos igualarán o estarán por debajo de la inflación y que el desguace de organismos continuará. El proyecto no incluye nuevas obras públicas.
La eventual transferencia o privatización de Aerolíneas apunta a reducir este año un déficit cercano a los $ 600 mil millones.
“El Presupuesto no destina un peso a una nueva obra pública. Entonces, quién hará las rutas, quién se encargará de las obras en las poblaciones más alejadas, además de que no hay una medida para el sector productivo”, bramó Juan José Blangino, legislador de Hacemos Unidos por Córdoba.
Como integrante del directorio de la fábrica homónima de mosaicos y adoquines, reveló que la producción de septiembre se parece a la de marzo, cuando se tocó fondo.
“El parate en la obra pública nos pegó de lleno, y las obras privadas recién están arrancando”, graficó.
Las ciudades del interior están algo mejor en el nivel de actividad con respecto a la de Córdoba, donde ambos factores se sumaron, además de la caída real en los ingresos de empleados y de jubilados.
Martín Llaryora festejó los anuncios de Stellantis (Fiat en Córdoba), que prevé invertir U$S 385 millones, y de Renault Argentina, que destinará U$S 350 millones para fabricar 65 mil pick ups medianas; dos de cada tres irán a la exportación.
Ambos proyectos suman casi dos mil empleos directos y unos cinco mil indirectos, entre proveedores y prestadores de servicios.
La preocupación por el empleo empieza a escalar en la sociedad: más de 380 mil cordobeses integran un universo de desocupados, de ocupados demandantes (trabajan más de 35 horas y quisieran tener un mejor empleo) y de subocupados demandantes (trabajan menos de 35 horas y quisieran tener una mayor tarea).
El Gobierno provincial insiste en el programa Empleo +26, aunque hay reticencia en las empresas por sobre cómo evolucionará la economía.
Un ministro cordobés salió a tranquilizar a las pequeñas y medianas empresas al asegurarles que en breve se conocerá la ley de promoción del sector.
El proyecto apunta a generar condiciones de desarrollo, con el norte provincial como prioridad, que resguarde a las pymes del avance de las empresas beneficiadas por el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (Rigi).
¡Ay, los dólares!
La administración de Milei cree que en menos de 10 días, cuando cierre el blanqueo, el Banco Central se habrá hecho de unos U$S 40 mil millones.
Con esos fondos, más el eventual acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno se aseguraría el pago de obligaciones por más de U$S 11 mil millones en 2025 y el desarme del cepo.
Una curiosidad del blanqueo: interesados en la operatoria están molestos con entidades privadas de Córdoba que rechazan los billetes rotos o manchados.
Los bancos no quieren afrontar el costo de los camiones de caudales por el traslado de esos papeles al Banco Central, ya que no son aceptados en la circulación interna.
El Excel de Milei y de Caputo genera distorsiones en el interior y hasta en las medidas que podrían favorecer los planes oficiales.
¿Alguien se encargará de corregirlo?
