El Gobierno nacional anunció la firma del swap con Estados Unidos para garantizar el pago de vencimientos de deuda y lanzó un programa de recompra de bonos que se realizará con créditos de organismos multilaterales.
Ambas medidas persiguen el objetivo de enviar una señal clara al mercado financiero que la Argentina no tendrá inconvenientes para hacer frente al pago de sus compromisos en moneda extranjera.
Este lunes, antes de la apertura de los mercados, el Banco Central informó la firma del swap con el Tesoro de los Estados Unidos, que se negociaba desde hace tres semanas. El monto total de la operación es de U$S 20.000 millones.
El presidente, Javier Milei, explicó que este crédito se usará sólo en caso de que Argentina no pueda retornar al mercado de capitales porque el riesgo país continúe muy alto: “En ese caso haremos los pagos del 2026 utilizando esta línea”, indicó.
El presidente aclaró que por este mecanismo no se incrementa el pasivo del país porque “sería tomar deuda para pagar otra deuda”.
“Este es el fin que tiene el swap. Darle seguridad a aquellos que han invertido en Argentina, para que baje el riesgo país, para que baje la tasa de interés y para que los argentinos puedan tener acceso al crédito”, añadió el primer mandatario.
Más tarde, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, anunció un programa de recompra de deuda pública a través de nuevos préstamos que serán otorgados por organismos multilaterales
“Esta operación, comúnmente llamada ‘Deuda por Educación’, consiste en recomprar deuda soberana argentina en el mercado y reemplazarla por financiamiento a tasas más bajas gracias al apoyo de agencias y organismos multilaterales”, indicó el funcionario.
Para su estructuración se designó a JPMorgan y “los ahorros generados por esta operación serán destinados a consolidar la inversión educativa de largo plazo”, aseguró Quirno.
La información oficial no ofreció detalles sobre cuáles son los bonos elegidos, los montos, y/o los plazos contemplados.
Sin impacto
La confirmación de la firma del swap pasó casi desapercibida en el mercado financiero, donde el dólar subió otro escalón, las acciones cayeron y los bonos rebotaron sobre el final de la rueda.
Los anuncios son menos que placebo para inversores y ahorristas que con sus decisiones muestran que esperan definiciones precisas de cómo quedará el plan económico de la Argentina una vez pasado el proceso electoral.
Este lunes, media hora antes de la apertura de los mercados, el Banco Central de la República Argentina intentó otra vez actuar sobre las expectativas al informar que se había cerrado la operación con Estados Unidos.
De esta forma, buscó imponer calma a una plaza inquieta a falta de cinco ruedas hasta las cruciales elecciones de medio término del domingo próximo. Sin embargo, los operadores mantuvieron su postura y continuaron dolarizando carteras y castigando a los activos argentinos. El mercado ya lo había incorporado en sus cotizaciones, lo cual explicaría el resultado de la jornada.
Al levantar la pizarra, el Banco Nación marcó el dólar oficial en $ 1.475, sin cambios respecto del viernes, pero en menos de 90 minutos lo tuvo que elevar primero a $ 1.485 y luego a $ 1.495, que fue el precio de cierre. Lo mismo sucedió con el dólar mayorista que saltó $ 25 a $ 1.475. El volumen operado fue de apenas U$S 394 millones, el más bajo de octubre.
De esta forma, el precio de la divisa quedó a sólo 1% del techo de la banda, que a la fecha es de $ 1.490. Agentes de mercado señalaron que si bien el Banco Central puso posturas en ese precio, hubo oferta privada por debajo de ese valor. En tanto, el MEP subió a $ 1.550 y el Contado con Liquidación a $ 1.557. El “blue” finalizó en $ 1.470 y $ 1.490, mientras que en Córdoba se pagó $ 1.521.
A pesar de la fortaleza de la garantía de pago, el marcado sigue dándole la espalda a los títulos argentinos que recién rebotaron en el final de la jornada luego de operar en rojo durante gran parte del día.
Por su parte, las acciones del MERVAL cedieron 0,6% y los ADRs en Nueva York mostraron mayoría de tildes rojas.
El punto central es que aún siguen sin despejarse las dudas de cómo será el esquema cambiario y monetario del país desde noviembre.
De hecho, para los operadores de mercado no pasó desapercibido que el anuncio del swap lo realizó el Banco Central de Argentina y no hubo una ratificación de la contraparte que es el Tesoro de los Estados Unidos.
La información que entregó la entidad a cargo de Santiago Bausili carece de precisiones como montos, plazos, tramos y tasa de interés.
Por otra parte, las posteriores definiciones de Milei entraron en contradicción con el comunicado del Banco Central, ya que mientras el presidente restringió el uso del swap al pago de deuda, la autoridad monetaria habló de una nueva herramienta para la estabilización monetaria y cambiaria.
Esta constante búsqueda de “convencimiento” al mercado finalmente profundiza la inquietud.
Según la información del BCRA, “estas operaciones permitirán ampliar el conjunto de instrumentos de política monetaria y cambiaria disponible, incluyendo el fortalecimiento de la liquidez de sus reservas internacionales, en línea con las funciones de regulación establecidas en su Carta Orgánica”.
“Este acuerdo forma parte de una estrategia integral que refuerza la política monetaria de la Argentina y fortalece la capacidad del Banco Central para responder ante condiciones que puedan derivar en episodios de volatilidad en los mercados cambiario y de capitales”, concluyó el parte oficial.
Por su parte, la consultora PPI precisó que el swap no modifica las reservas netas, que en su medida más ácida (contempla como pasivo de corto plazo a los depósitos del Tesoro en moneda extranjera y a los vencimientos de Bopreal a doce meses vista) estiman en U$S 1.540 millones.
“Sin embargo, lo que sí hará es más que duplicar el poder de fuego del Central, es decir, las reservas líquidas. Al miércoles, las estimábamos en U$S 18.150 millones, incluyendo DEGs, y con el acuerdo ascenderían a U$S 38.150 millones”.