Cuando falta poco más de una semana para el cierre de listas de las primarias de agosto (este miércoles vence el plazo para anotar las alianzas), el Gobierno nacional celebró la noticia que llegó desde el Indec: la inflación de mayo fue del 7,8%.
El verbo “celebrar” suena exagerado, no sólo porque esa tasa es altísima (incluso para la economía inflacionaria de Argentina), sino porque el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, en noviembre, había pronosticado un “paulatino descenso” del índice de precios que lo iba a llevar a tener “un tres adelante” desde abril.
Por otro lado, el festejo no parece tan desmedido si se contempla que el 7,8% de mayo supone el primer descenso mensual del IPC nacional en cinco meses.
En efecto, desde diciembre, la inflación no paraba de subir mes a mes, debilitando todo intento del hombre del Frente Renovador de anotarse en la carrera por suceder al presidente Alberto Fernández en la Casa Rosada.
El dato que dio el Indec este miércoles, sumado a la ampliación del swap con China, a alguna clase de reajuste del acuerdo con el Fondo y a las rispideces políticas en el principal frente opositor, llevan algo de aire al titular del Palacio de Hacienda o a quien finalmente sea el candidato por el oficialismo.
El Gobierno también espera que la tasa de desocupación, que se conocerá la semana que viene, inyecte algo de optimismo al contexto preelectoral: se espera un escenario de alto nivel de empleo, aunque elevada precariedad y salario depreciado.
En el Gobierno también ven como un dato positivo que no se hayan cumplido las proyecciones de la mayoría de las consultoras que pronosticaron un IPC de mayo cercano y hasta superior al 9%.
Regulados
La principal novedad del índice de inflación nacional de mayo es que esta vez no fueron los alimentos los que traccionaron hacia arriba los precios.
En efecto, Alimentos y bebidas no alcohólicas subió “sólo” 5,8%, dos puntos por debajo del nivel general.
El fenómeno coincide con el del índice de precios al consumidor de Córdoba que la semana pasada difundió la Dirección de Estadística y Censos provincial. El nivel general local alcanzó en mayo el 7,98%, no por tracción de la comida (que subió 4,86%), sino porque se produjo un fuerte aumento de los precios regulados. La luz y el gas subieron 30% y 31%, respectivamente.
De igual modo, para la medición nacional publicada ayer por el Indec, la división de mayor aumento en mayo fue Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (11,9%), producto de la suba de tarifas en los servicios de electricidad y gas natural.
Le siguieron Restaurantes y hoteles (9,3%) y Salud (9%), ésta última por aumentos en medicamentos y en las cuotas de empresas de medicina prepaga.
Por debajo del promedio, también subió Educación (4,9%).
A nivel de las categorías, Regulados (9%) lideró el aumento, seguida por el IPC Núcleo (7,8%). Los Estacionales, en tanto, registraron un incremento de 6% en mayo.
Récord
Más allá del leve retroceso mensual, el aumento de precios en el país ya trepó hasta el 42,2% en los primeros cinco meses del año.
La inflación interanual, en tanto, medida desde mayo de 2022 hasta el mes pasado, llevó al 114,2%, un valor récord en 32 años.
Hay que volver a 1991 para encontrar un registro superior. En septiembre de ese año, el índice marcó 115,05%.
Para junio, los números no muestran una desaceleración generalizada de los precios. Nada de eso. El relevamiento de la primera semana ya exhibió una variación de 1,8% con respecto a la semana previa. Con ese dato, la consultora EcoGo dice en su último informe que “la inflación de alimentos consumidos en el hogar en junio alcanzaría el 8,5% mensual”.
Respecto de lo que puede pasar en el segundo semestre, la misma consultora explica que “ponerle nominalidad a lo que resta del año es, ciertamente, ciencia ficción”.
En el análisis, dice que si bien hay “riesgo de aceleración” por la incertidumbre en la transición respecto de la salida del cepo, advierte que “la comparación con el 1989 para proyectar los próximos tres meses no luce correcta”.
