Que el peronismo cordobés procure ser el justo medio de la política argentina no es ninguna novedad. Esto ocurre desde hace más de 15 años, cuando a raíz de la pelea entre Cristina Kirchner y el campo por las retenciones móviles, José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti se escindieron del peronismo nacional dominado por el kirchnerismo.
Lo que es atípico es que hoy la mayor parte de la dirigencia política mediterránea –incluida la oposición al peronismo cordobés– exprese posturas alejadas de los dos extremos que marcan el Gobierno libertario y el peronismo sin brújula, donde Cristina Kirchner quiere volver a marcar el norte.
Esto es todavía más extraño porque ocurre en la provincia donde Javier Milei sacó el 74% de los votos en el balotaje. Córdoba, en ese mapa de noviembre pasado, aparece como la más libertaria del país, pero el voto mayoritario de los legisladores cordobeses en los temas clave dista del extremo antiestatista, desregulador y agresivo de La Libertad Avanza. Milei logró que el sistema político cordobés se redefina en el justo medio.
La política cordobesa, sus discusiones, sus reclamos y su modo de resolver los temas de la administración pública provincial nunca fueron más diferentes de las lógicas de la política nacional que en este momento. Los discursos de Martín Llaryora y Daniel Passerini arraigan de modo cada vez más explícito y permanente en las ideas del Estado presente, la promoción social, la obra pública como sinónimo de desarrollo y la ratificación del subsidio en temas críticos, sea el transporte público, el empleo en el sector privado o las jubilaciones provinciales.
Tanto Estado como sea necesario
En pleno ajuste, Llaryora abre delegaciones de la Universidad Provincial, sigue anunciando obras en los municipios, pone en marcha el programa de empleo +26 y crea el Boleto Metropolitano, que supondrá un descuento del 50% para buena parte de los asalariados que usan a diario el transporte interurbano.
En la Municipalidad de Córdoba, el aporte mensual al transporte se acerca a los 10 mil millones de pesos y es fuerte la apuesta de Passerini en materia de tratamiento de adicciones y salud mental.
Ambos evitan las críticas frontales a Milei, pero se concentran en una agenda de gestión que está en las antípodas del modelo libertario. Aseguran que lo hacen con superávit, una afirmación que cada vez genera más dudas entre quienes observan los esquivos números de las administraciones locales.
Los reclamos de la oposición cordobesa, que son muchos y resuenan especialmente en la Legislatura de Córdoba, por lo general cuestionan la eficacia del modo de invertir que tiene el Estado al mando del peronismo cordobés –el endeudamiento en dólares para hacer obras– o el modelo de intervención elegido –el impulso a las guardias municipales en materia de seguridad, por ejemplo–, pero no la intervención misma del Estado.
Es más, en temas como las jubilaciones provinciales, la oposición reclama el restablecimiento del 82% móvil y la eliminación de todas las reformas que limitaron la magnitud de los haberes: es decir, muchos más recursos estatales para subsidiar esas jubilaciones. La oposición también acompañó a los gremios estatales cuando reclamaron la recomposición de los sueldos del equipo de salud o de los docentes.
Entre la dirigencia cordobesa mayoritaria –peronismo, juecismo, UCR– se impone la idea de mejorar lo que está mal en el Estado, sobre la intención libertaria de destruir lo estatal o reducirlo a su mínima expresión. Es una verdadera paradoja que sean tan pocos los dirigentes que sostienen el discurso libertario en la provincia que más votó a Milei: la Bolsa de Comercio de Córdoba lo hace con más énfasis y más convicción que los representantes de La Libertad Avanza. En la Legislatura de Córdoba, son dos entre 70: el libertario cercano al oficialismo Agustín Spacessi y Gregorio Hernández Maqueda, que saltó desde las huestes de Elisa Carrió al ideario mileísta.
La semana pasada Llaryora reiteró que el modelo económico debe cerrar “con la gente adentro” y en el mismo coloquio el presidente de la Unión Industrial de Córdoba, Luis Macario, apoyó la batalla cultural libertaria, pero reclamó: “Debe ser con todos adentro del tren y hay algunos que todavía no tienen el boleto”. Aun entre los empresarios cordobeses se percibe la búsqueda del justo medio.
El conflicto que expuso las diferencias
El conflicto universitario, profundizado tras la ratificación del veto de Milei a la actualización del presupuesto 2024, precipitó la redefinición de varias posturas oscilantes.
Luis Juez y Rodrigo de Loredo se manifestaron con contundencia a favor de esa ley. Todo indica que –tal como lo harán los diputados que responden al peronismo cordobés– serán consecuentes con esa postura en la pulseada que viene ahora: la discusión del presupuesto 2025. En ese proceso, es posible que el radical Luis Picat salte a La Libertad Avanza y en el peronismo son muchos los que se preguntan cuál será la postura de Alejandra Torres, ausente por razones de salud de la votación sobre el veto, a la hora de votar el presupuesto.
Los dos principales dirigentes opositores arrancaron el año con el convencimiento de que Milei procuraría buscar una alianza en Córdoba con lo que fue Juntos por el Cambio. Lo terminan con la convicción de que el Presidente buscará un candidato propio. Muchos consideran que desde la AFA, ”Chiqui” Tapia acaba de catapultar a Andrés Fassi al suspenderlo por dos años de la Presidencia de Talleres.
Lo real es que el justo medio manda en Córdoba, pero a nivel nacional la tensión sigue en los extremos. Juan Schiaretti, el máximo representante del modo cordobés de ejercer la política, ordenó la abstención entre las dos listas que disputarán la presidencia del PJ nacional: Cristina Kirchner y Ricardo Quintela.
El exgobernador considera que la supuesta competencia tiene a facilitarle el trámite a Cristina y él apunta a otro lado. Negocia con toda la política santafesina, estrecha lazos con Horacio Rodríguez Larreta y el radicalismo de Martín Lousteau, y mantiene una búsqueda activa en el territorio bonaerense. Es tan incipiente y cuesta arriba ese intento que 2025 se parece más a una amenaza que a un desafío para todos ellos.
Qué pasará en Córdoba en las legislativas con esa mayoría del electorado que apoyó a Milei y carece de referentes de La Libertad Avanza es la gran pregunta en la tierra del centro y del justo medio.
