A fines del 2023, el historiador italiano Loris Zanatta advertía sobre una característica central de Javier Milei: su estilo político, muy del peronismo. “Al final de cuentas, más allá de que sea de derecha o izquierda, los populismos tienen en común una visión religiosa de la política, una idea de la política dividida entre el ‘nosotros’ y ‘ellos’, el bien y el mal”, le dijo a La Voz.
En esa dualidad radicó el germen de la estrategia de campaña de “el León”, con una síntesis de su imaginario que ha repetido hasta el cansancio: la “casta” y “la gente de bien”. “Esa es la estrategia que Milei adoptó: los políticos de la casta contra los honestos, los trabajadores contra los parásitos, etcétera... Y esta visión maniquea, salvífica, típica de un imaginario religioso cundió entre los más pobres, que son los más expuestos a la visión religiosa del mundo. Algo comprensible”, amplió Zanatta.
Por eso, el experto italiano ve otro país más allá del pintoresquismo que rodea al ahora Presidente y que cautiva, sobre todo, al periodismo más progre. Y en ese más allá, lo inquietante de la irrupción libertaria en el escenario político argentino es que puede ser finalmente un nuevo, y prolongado, esquema de poder que venga a suceder al peronismo fosilizado. Y se convierta en su sucesor.
El cruce de votos peronistas hacia las arcas de Milei es verificable y sucedió en las últimas elecciones. Lo dicen los estudios de opinión pública, y es comprobable si se cruzan los mapas de la provincia de Córdoba y de su Capital, por ejemplo. “Para muchos sectores carenciados a los que el peronismo objetivamente no tenía nada para ofrecerle, y que además tenía a candidato sin ninguna credibilidad, Milei les pareció más peronista que Sergio Massa”, resumió el italiano.
En eso está Milei en la Casa Rosada. Mostrándose como un camaleón político, pero también económico. Un dirigente capaz de avanzar con ideas rupturistas en un Decreto de Necesidad y Urgencia que promete desregular la economía hasta en temas como las indemnizaciones laborales; y al mismo tiempo, un pragmático que retrocede hasta los manuales del kirchnerismo más rancio para aumentar impuestos, sobre todo a los exportadores de soja, el viejo enemigo de Cristina y Néstor.
Los kirchneristas están desorientados. Lo detestan con pasión y se movilizan cual clase media cambiemista para cacerolear, mientras no terminan de entender por qué el más humilde su otrora base electoral hoy cree en Milei. A pesar de los millones de pesos distribuidos por Alberto y Massa, a pesar de los subsidios a troche y moche, de los créditos regalados vía Anses... el que peor la está pasando les da la espalda. Y ya no les cree ni ninguna promesa más.
El nuevo Menem
Y es que en apariencia, solo en apariencia, Milei es el anti-peronismo más acabado. Un gorilismo en estado puro. Por liberal, aclaró Zanatta. Pero todos recordamos a Carlos Menem, quizá el dirigente con más peronismo en sangre que logró llegar a la presidencia de la Nación. El caudillo del interior, heredero de Facundo Quiroga, que prometía salariazo y colectivismo a todos.
Menem terminó siendo un pragmático neoliberal, admirador de la Escuela de Chicago. Su decisión fue modernizar un país que vivía en las sombras de la hiperinflación y el cierre al mundo. Algo que logró por varios años; años en los que prometía ser el presidente eterno.
Hoy, escuchamos a Milei decir que el mejor presidente de la historia fue Menem y el peor, Alfonsín. ¿La Libertad Avanza es populismo? “El peronismo siempre jugó todos los roles en la película, algo típico de los movimientos populistas, que pueden ser de derecha o de izquierda en diferentes momentos históricos. Pueden ser redistributivos o acumulativos según las circunstancias. Y efectivamente fue lo que el peronismo hizo siempre. Así que no me sorprendería una “menemización” de Milei”, afirmó el italiano.
Un Milei que no reniega del peronismo, pero sí del kirchnerismo, al que asocia al colectivismo. “Milei, a diferencai de sus competidores de Juntos por el Cambio, potencia el programa liberal sin repetir fijaciones con el antiperonismo”, escribió el sociólogo Pablo Seman, en el libro Está entre nosotros. Y agregó: “Para él, la enfermedad comunista nació antes que el peronismo y se reforzó con el kirchnerismo, por lo que una dimensión de lo que significa el peronismo no resulta necesariamente enemiga del esfuerzo de construir una derecha popular”.
La suerte de este experimento neoperonista se está jugando. Cada día, la suerte económica de su aventura política se juega en el precio de los alimentos, de la nafta, de la medicina prepaga. Porque el mesianismo, al final de cuentas, necesita resultados prácticos para confirmar sus poderes. Milei será todo o no será nada. No hay término medio en su menú de opciones.
“No me molesta que me digan ‘loco’. Porque la diferencia entre un loco y un genio ¿cuál es? El éxito”, dijo Milei en el programa de Mirtha Legrand, seguro de sí mismo como ha estado siempre. “O la cordura”, le aclaró la conductora, llena de sentido común.
