“El escenario está raro”, plantea con simpleza un experimentado conocedor del devenir político de Río Cuarto. “Si el peronismo termina yendo dividido, puede pasar cualquier cosa”, marca una voz del PJ riocuartense, temerosa de que una casi segura fragmentación del oficialismo devuelva al poder a los radicales. “Ojo, che: no vaya a ser cosa que terminemos regalándole la cabecera de playa a Milei para un avance en Córdoba en el futuro”, advierte un observador que mira el mediano y el largo plazo. “Yo no sé si (Gonzalo) Parodi no se termina ‘afanando’ la gallina”, lanza, bien coloquial, un opositor del sur, entusiasmado por las posibilidades del candidato de la UCR si se termina de configurar un juego de tres tercios.
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El entramado político de la segunda ciudad más importante de la provincia está en ebullición. Río Cuarto irá a las urnas el domingo 23 de junio y desde la semana que viene empiezan a gatillar plazos fatales, que comenzarán a definir el estado de cosas. La capital provincial alterna será epicentro del único capítulo electoral del año en el país. La elección es local, pero hay narices provinciales y hasta nacionales que husmean en ese caldo en preparación.
El peronismo se encamina a competir dividido. “Es un riesgo grande”, admiten al respecto voces del oficialismo riocuartense que conduce el intendente Juan Manuel Llamosas. Guillermo de Rivas, actual secretario de Gobierno, es la carta para la continuidad del llamosismo. De Rivas arrancó abajo en las encuestas respecto de Adriana Nazario, quien mantiene firme su candidatura por fuera del oficialismo. En el Palacio de Mójica dicen que la imagen del sucesor “natural” de Llamosas no para de subir.
Los nazaristas admiten que De Rivas mejoró, pero afirman que sigue “muy lejos” de la última expareja de José Manuel de la Sota.
“‘La Gringa’ no se baja. Está decidida. No se puede bajar el candidato que más mide; es una regla de oro en la política. Unidad no habrá. De Rivas no se bajará y Adriana tampoco”, aseguran desde ese espacio que tiene nombre de fantasía definido y piezas audiovisuales preparadas, pero que recién se difundirán cuando “sea el momento”. “No tenemos por qué adelantar las jugadas. Si estamos ganando…”, afirman.
Es una forma de contrarrestar los aguijonazos del oficialismo, que asegura que Nazario especula y duda y que por eso no realizó aún un acto formal de lanzamiento.
“No la veo poniendo la plata que se necesita para hacer una campaña”, tiran, filosos, los “oficialistas”. Del otro lado le replican que Javier Milei arrasó en Río Cuarto sin pegar un cartel. “Hace seis meses que están en campaña. La plata que han gastado se les va a volver en contra. Nosotros no tenemos ese dinero, y si lo tuviésemos, no lo tiraríamos así. Parece que no entendieron que la política cambió”, suman desde las huestes de la exdiputada nacional.
Incomodidades en el oficialismo
En el Panal, reina la cautela. El gobernador Martín Llaryora se esperanza con la chance de que la unidad se selle a último momento. No todos sus allegados piensan lo mismo.
El schiarettismo también juega sus fichas. La situación es incómoda. Pese a mantener un acuerdo político, Llamosas nunca terminó de convencer al sector del PJ que condujo las riendas de la Provincia hasta diciembre pasado. Como Llaryora, quien este miércoles viajó al Imperio y se mostró con el candidato del oficialismo, consumen desaforados sondeos en los que Nazario sigue muy bien posicionada. “Tenemos que terminar unidos. Que encabece quien mejor esté en las encuestas. Si vamos separados, Parodi nos gana: es matemática pura”, refuerzan en el entorno de exmandatario.
El peronismo apostó durante largas semanas a que el radical Gabriel Abrile –quien perdió la interna radical con Parodi– terminaría liderando otra canasta electoral que divida el voto opositor. Eso no sucederá. Abrile desestimó, a contramano de que lo se intentó especular, alguna alquimia vinculada con los libertarios, que en Río Cuarto no mueven la aguja pese a los buenos números de apoyo que tiene el presidente Milei.
El radical Parodi se recuesta en la estructura de la UCR y suma el apoyo de Luis Juez, que, prometen, se activará fuerte en las próximas semanas en el sur provincial. Una victoria opositora en la segunda ciudad de la provincia representaría un duro golpe para Llaryora, quien sabe que mejorar los números en el interior es fundamental para la longevidad de su proyecto de poder provincial.
Precisamente la figura del líder del Frente Cívico es vista como una seria amenaza por el peronismo. Hay quienes en el oficialismo creen que el senador puede hilvanar algún tipo de jugada que incluya al presidente Milei. “Si ‘el Petiso’ lo puede pegar al Presidente con un triunfo en Córdoba, lo va a intentar”, especulan voces llaryoristas.
Es probable que Milei ni siquiera sepa dónde queda Río Cuarto ni conozca que se celebrarán elecciones dentro de dos meses. Juez, si ve la oportunidad, se encargará de que se entere. Hay terror en el oficialismo de que Milei haga pie en Córdoba y siembre una semilla para 2027 junto al líder del Frente Cívico.
