No es una novedad. Todos los oficialismos intentan consolidar su poder y además, si pueden, influir en el armado opositor. A lo largo de sus 25 años de gestiones provinciales, el PJ cordobés se especializó en aceitar su potente estructura, pero también en tratar de socavar las bases de la oposición: una regla no escrita de la política y del manejo del poder.
En las últimas dos semanas, llamó la atención que, ante cada crítica de Rodrigo de Loredo, las principales espadas del oficialismo salieran a cruzar al diputado nacional. Incluso cuando algunos de los cuestionamientos del radical no tuvieran argumentos sólidos, como el caso de la cantidad de empleados públicos provinciales.
“La gestión es lo fundamental para mantenerse en el poder, pero también hay que hacer política. Si en la oposición hay varios en carrera, mucho mejor. No nos conviene que Juez le saque ventaja a De Loredo. Además, ojalá que (Gabriel) Bornoroni se anime y renuncie a la banca para encabezar la lista de diputados de los libertarios. Podría quedar bien posicionado para ser candidato a gobernador”, admitió un peronista que está al tanto de la estrategia político-electoral del gobernador Martín Llaryora de cara a 2027, cuando irá por su reelección.
Se sabe, desde el año pasado, que De Loredo y Luis Juez dicen ser “amigos” y “socios políticos”, pero al mismo tiempo compiten para ver quién es más opositor a la gestión llaryorista.
Lo sorprendente es que ambos no dudaron en lanzar sus precandidaturas a gobernador pensando en el lejano 2027.
De Loredo está en una situación más incómoda que Juez. Está obligado a competir en Córdoba en octubre, porque se le vence su mandato como diputado.
El escenario es complicado para el radical. Debería enfrentar a los libertarios y al PJ provincial en una elección de medio término en la cual lo que se debatirá es la gestión del presidente Javier Milei.
En este contexto, en el Centro Cívico están atentos a lo que sucede en la oposición. Si De Loredo no hace una buena elección en octubre y los libertarios no logran instalar a un candidato local fuerte, sería todo ganancia para Juez, pensando en 2027.
Salvo para De Loredo, que deberá rendir examen en octubre, a Llaryora y a Juez no los desvelan los comicios de este año. La obsesión de ambos es la lucha por el poder provincial dentro de dos años.
Lanzados
Juez fue el primero en lanzar la prematura carrera por el sillón principal del Centro Cívico. A mediados del año pasado, el senador adelantó que aspiraba a ir por su cuarta candidatura a gobernador, luego de perder por escasos 64 mil votos contra Llaryora en los comicios provinciales de 2023.
El mes pasado, Juez fue más allá. Aseguró que aspira a ser el próximo candidato a gobernador opositor, “con el respaldo del presidente Milei”.
Dicen que esa declaración terminó por volver a quebrar su cambiante relación con Mauricio Macri.
Unos días después, cuando Juez confirmó su renuncia a la presidencia del bloque del PRO en el Senado, mantuvo una breve y tensa reunión –a solas– con el expresidente.
Macri le habría reprochado aquella declaración en los umbrales de una negociación con los libertarios por un posible acuerdo electoral nacional de cara a los comicios legislativos de octubre. Por la tensión que hoy existe entre el expresidente y el círculo íntimo de Milei, esa alianza parece poco probable.
Macri tenía anotado al senador dentro de su espacio, como un aliado extrapartidario. Por eso lo impulsó para presidir su bloque en el Senado.
El cordobés se mantiene dentro de la bancada macrista, pero no oculta que ya eligió pararse en la vereda libertaria. El expresidente lo sintió como una deslealtad.
“Ya sabés que nunca consulto con nadie mis decisiones políticas”, le habría espetado Juez a un incrédulo Macri, antes del frío saludo final.
Aquella declaración de Juez en el sentido de que aspira a ser el candidato de Milei en Córdoba fue más una expresión de deseo que una definición política, pero no pasó inadvertida en el llaryorismo.
La atención en el oficialismo se alimentó cuando, un par de días después, Juez se sacó la primera foto con Milei, luego de otra cena que compartieron en la quinta presidencial de Olivos.
Escándalo cripto
Las movidas y especulaciones pensando en el distante 2027 se congelaron en la madrugada del sábado pasado. Milei difundió en sus redes sociales una sugerencia para invertir en $Libra, una criptomoneda que acababa de lanzarse y que poco después se desinfló como un globo, con un tendal de inversores damnificados. El escándalo estaba en marcha.
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El supuesto error, que ya se investiga como presunto delito, generó un tembladeral en el escenario político nacional.
Los dirigentes cordobeses también tuvieron protagonismo en este escándalo. Sonó incomprensible que los tres senadores por Córdoba –además de Juez, de Alejandra Vigo y de Carmen Álvarez Rivero (PRO)– hubieran rechazado en el Senado la conformación de una comisión investigadora sobre las acciones del Presidente.
El argumento de Juez fue que se trató de una maniobra del kirchnerismo para afectar al Gobierno nacional, aunque fue el radicalismo el que impulsó la creación de esa comisión, que –sorprendentemente– algunos senadores radicales colaboraron para voltear.
La postura de Vigo también llamó la atención. Se supone que el PJ provincial es opositor a los libertarios. Sin embargo, la esposa del exgobernador Juan Schiaretti votó en contra, probablemente luego de consultarlo con el gobernador Llaryora.
Muchas veces, algunas decisiones políticas van en contra del sentido común. Políticos al diván.