El gobernador Juan Schiaretti siguió por televisión el multitudinario acto cristinista en Plaza de Mayo. La convocatoria oficialista del viernes pasado, con la excusa de celebrar los 38 años de recuperación de la democracia y el Día Internacional de los Derechos Humanos, fue una demostración de fuerza de la vicepresidenta Cristina Fernández.
En medio de las especulaciones sobre un supuesto “empoderamiento” del presidente Alberto Fernández, alentado desde la propia Casa Rosada, la vicepresidenta demostró que sigue marcando el rumbo del Gobierno nacional.
El poder de convocatoria que demostró el cristinismo y el duro discurso de la vicepresidenta consolidaron una decisión que Schiaretti había tomado en los últimos días: no es el momento para mostrar la “opción federal” que prometió en la noche del 14 de noviembre, con el resultado conocido de los comicios legislativos.
El gobernador, junto a sus íntimos, analizó la situación en los últimos días. El jueves pasado, Schiaretti regresó a Capital Federal luego de 20 meses.
La decisión de acompañar a su esposa Alejandra Vigo, quien juró como senadora nacional, le hubiera brindado al gobernador la vidriera para mostrar su discurso opositor al Gobierno nacional.
Es más, algunos de sus allegados informaron a los periodistas la hora en la cual el gobernador arribaría al Senado, ante la posibilidad de que diera algunas declaraciones.
Cuando el miércoles pasado se informó que estaría en Capital Federal, varios medios nacionales también hicieron gestiones para entrevistar al mandatario cordobés.
El interés periodístico hubiera sido una herramienta para que Schiaretti difundiera su plan de “proyección nacional”.
El gobernador se mantuvo hermético y no hizo declaraciones. Un modo de transparentar una decisión política: por ahora, no habrá gestos públicos de armado nacional con otros mandatarios.
Eso no significa que Schiaretti no esté hablando con otros colegas, pero entre los peronistas también hay una decisión de no marcar distancia con la Casa Rosada, al menos hasta después del próximo verano.
“Es un momento complicado para el país, más allá de que no lo admitan desde el Gobierno nacional. Si no hay acuerdo con el FMI podemos entrar en default, lo que sería un tragedia para la economía. No es momento para hablar de política. Hay que esperar”, argumentó uno de los dirigentes más cercanos a Schiaretti.
Prioridad para el Congreso
Como informó La Voz, en el futuro inmediato, el gobernador concentrará sus acciones políticas en fortalecer los bloques federales en ambas cámaras del Congreso Nacional.
El diputado nacional Carlos Gutiérrez, titular del bloque schiarettista Córdoba Federal, tuvo activa participación en las negociaciones para sumar al bonaerense Florencio Randazzo al interbloque en Diputados.
Schiaretti dialoga con gobernadores peronistas y de otros espacios provinciales para sumarle peso a la presencia de Alejandra Vigo en el Senado.
Había indicios de que se iba a producir un desprendimiento de algunos senadores peronistas del bloque oficialista del Frente de Todos.
Pero, finalmente, los senadores Carlos “Camáu” Espínola (Corrientes), Edgardo Kueider (Entre Ríos), Sergio Leavy (Salta) y Guillermo Snopek (Jujuy) decidieron no irse de la bancada oficialista, aunque trabajarán en conjunto para no someterse al liderazgo verticalista que ejerce Cristina Kirchner.
Schiaretti también tiene diálogo con el misionero Carlos Rovira para que la senadora Magdalena Solari Quintan, que responde al exgobernador, pueda consensuar algunas posturas con Vigo.
Lo mismo ocurre con el rionegrino Alberto Weretilneck, quien fue un aliado incondicional de Cristina Kirchner, pero ahora muestra algunos gestos de independencia de los K.
Al igual que la mayoría de los gobernadores con los cuales dialoga, Schiaretti está preocupado por la situación económica.
El duro discurso de Cristina Kirchner en contra del FMI puso algunos interrogantes sobre el acuerdo que parecía inminente.
La posibilidad de que se demore un arreglo por la deuda, sumada al liderazgo de la vicepresidenta, frenaron la estrategia nacional de Schiaretti. También, de aquellos gobernadores que parecían inclinarse por marcar diferencias con el Gobierno.
Schiaretti no hará gestos públicos de diferenciación con la Nación, al menos por ahora. Tampoco fue una decisión personal del mandatario cordobés. El resto de sus colegas peronistas y de otras fuerzas están con la misma postura.