El superávit comercial de septiembre fue de U$S 981 millones y mostró una fuerte desaceleración en relación a meses anteriores que se explica por una mejora en las importaciones impulsadas por la rebaja del impuesto País.
El intercambio de bienes y servicios con el mundo había acumulado hasta agosto un saldo a favor de U$S 14.100 millones, que representaba un promedio de U$S 1.770 millones.
En septiembre comenzó a regir la rebaja de la alícuota del impuesto País de 17,5% a 7,5% y en consecuencia el nivel de importaciones que venía cayendo a un promedio 25% interanual lo hizo 8,8%. Estas compras externas insumieron pagos por U$S 5.954 millones.
Este avance de las importaciones se vio atenuado por menores compras del sector energético por la producción que genera Vaca Muerta.
Por otro lado, pese al incentivo a compras con menores impuestos, las comparaciones aún arrojan números negativos debido a que la recesión mantiene paralizada una buena parte de la producción y requiere de menos insumos.
El alza de las importaciones fue compensado parcialmente por las exportaciones, que subieron 20,6% a U$S 6.934 millones. El aumento de las ventas resulta una combinación de un incremento de 25,9%, mientras que los precios cayeron 4,2%.
De esta forma, en nueve meses, la balanza comercial del país muestra un saldo favorable de U$S 15.075 millones, que contrasta con el rojo de U$S 6.942 millones que se había registrado en el mismo período del año pasado, período impactado por la sequía.
Si bien el ingreso genuino de dólares fue más débil (también ingresaron dólares por blanqueo), este comportamiento del comercio exterior jugó a favor del Banco Central que pudo comprar para sus reservas U$S 373 millones en septiembre, un saldo mejor que el previsto. Estas adquisiciones también le dieron aire para la intervención en el mercado de Contado con Liquidación, lo cual mantuvo sin sobresaltos el precio del dólar.