La aspiradora de pesos va a seguir encendida hasta matar la inflación. No importa lo que cueste en términos de actividad, la sequía de plata va a seguir. Y si hay pesos, las tasas estratosféricas se encargarán de seducirlos e inmovilizarlos. Ni plan platita, ni reintegro de IVA, ni bono adicional a jubilados, estatales o hasta privados, ni suspensión del impuesto a las Ganancias para asalariados, como pasó varias veces en períodos electorales de la Argentina. Nada de nada.
El escenario es inédito: el país se asoma a una elección de medio término con los motores del consumo deliberadamente apagados. Los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, de Mauricio Macri y de Alberto Fernández (con el plan platita de Sergio Massa) alentaron a más no poder esas velas, confiados en que el bienestar colectivo que produce el poder comprar, lo que sea, tendría un correlato directo en las urnas o que, al menos, se desdibujarían hasta las elecciones los problemas estructurales por el placer que produce gastar.
Lo dijo el viceministro de Economía, José Luis Daza, en la Bolsa de Comercio de Córdoba. “Este es un nuevo régimen de dinámica inflacionaria, hay un quiebre. Es el compromiso de Milei, que llegó al gobierno diciendo que vamos a matar la inflación, y la inflación no es lo que más me preocupa, hemos eliminado las fuentes de inflación y Argentina va a converger con el resto del mundo. La clave es que mantengamos la disciplina fiscal”, dijo.
El mismo Milei, en un almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción, atribuyó la volatilidad a los ruidos políticos amplificados por las elecciones y sostuvo que las tasas se “reacomodarán” una vez que pase el “bullicio electoral”.
“El Gobierno continuará priorizando la desinflación y un tipo de cambio lo más planchado posible, a costa de tasas de interés ridículamente altas. La estrategia se basa en la idea de que el electorado valora por encima de todo la baja de la inflación y un dólar controlado. Por lo que marcan las encuestas, al menos hasta ahora, el diagnóstico parece correcto”, sostiene el economista Miguel Kiguel, de la consultora Econviews .
“El efecto apretón monetario es la antítesis a la herramienta populista preelectoral ‘plan platita’, por eso la sensación general es confusa para la sociedad”, dice John Walker, vicepresidente de Dracma. “Versus las elecciones de medio término de Macri, la macro está mejor -superávit, menos deuda- pero la micro está peor, con menos consumo y menos actividad en sectores tradicionales”, dice.
¿Y entonces? ¿Cómo atraviesan el chubasco los sectores que viven 100% del consumo interno? ¿Cómo viene el pulso de la actividad? ¿Qué hacer ante un consumidor al que la plata ya no le quema ni está desesperado por gastar?
“La verdad, estoy contento con eso de que no haya plan platita, es lo normal. El consumo tiene que venir por las propuestas que el comercio le hace al consumidor”, subraya Sebastián Parra, titular de la Cámara de Comercio de Córdoba. “En la estabilidad se va a ir recuperando el salario y las ventas; se trata de un proceso, la salida no es mágica”, agrega.
“Los planes tipo platita se pagan muy caro después, con volatilidad, inflación e incertidumbre, que mata los proyectos de crecimiento y la inversión”, dice. De todos modos, remarca las dos preocupaciones del sector: rentabilidad en baja y una competencia feroz de plataformas tipo Shein y Temu, que ha afectado a los rubros de indumentaria, calzado, telas, perfumería, blanco y electrodomésticos.
“Es raro atravesar esta campaña sin estímulos al consumo: normalmente en estos períodos hay políticas que empujan la demanda, y hoy la realidad es distinta. Sin embargo, creemos que se puede sostener siempre que haya previsibilidad y que las reglas no cambien a mitad de camino. Lo que más necesitamos no es tanto un boom de consumo, sino un marco de estabilidad que nos permita planificar”, dice Gabriela Moreno, directora de Café FM.
“Las cafeterías y confiterías, que son nuestros principales compradores, mantienen el consumo estable pero sin margen para crecer, y eso nos obliga a ser muy eficientes en costos y en servicio”, agrega.

“Altas tasas, volatilidad del tipo de cambio, y todo el tema de las coimas en Discapacidad han enrarecido el clima y atravesamos un amesetamiento en la cantidad de consultas”, dice Gustavo Beggiato, de Beggia Turismo. Diferencia dos tipos de pasajeros: el que tiene la plata y que ahora espera porque está aprovechando las tasas altas y el que está decidido a viajar sí o sí y se apura para concretar por las dudas de que suba el tipo de cambio. “Creo que hay que esperar, serán dos meses complicados”, resume.
“La situación es atípica para un período de elecciones, siempre hemos estado acostumbrados a que el Gobierno de turno expande la base monetarias e incentiva el consumo”, dice Hugo Mercau, de la cadena Newfly. En enero del 2025 el crecimiento interanual de ventas estaba el 100% y a junio se había reducido al 26%. “En el último hemos logrado cambiar la tendencia a la baja de las ventas”, dice, apalancado en promociones agresivas y en la aparición de nuevas rutas de compañías aéreas como Copa, Latam y nuevas low cost que han comenzado a presentar nuevas rutas al Caribe. Pero hay un factor que apuntala: el tipo de cambio relativamente bajo, pese a que se acomodó 20% en los últimos dos meses. “Es una variable a aprovechar a la hora de decidir comprar un viaje”, asegura.
El tipo de cambio relativamente estable, pese a la incertidumbre del cortísimo plazo, ayuda mucho en la planificación del empresariado. Los espectáculos son un rubro ultra sensible.
“En el 2023 cotizamos el Cosquín Rock con el dólar a 970 y los pagamos a 1300 y pico. Quedamos para atrás. Y ahora tenemos un montón de artistas internacionales y lo hemos calculado a 1450 dólares”, dice José Palazzo, productor de espectáculos.
El aumento es del 11% con una inflación del 450%. “Tenemos una gran preocupación respecto del consumo, hay un fenómeno muy extraño: la gente está comprando entradas a último momento. Algunos shows vienen mal, los indicios son malos y a último momento se acomodan”, dice. Sostiene que es imprescindible hoy aliarse con los bancos para ofrecer pago en cuotas con tarjeta.
“Nuestra empresa está relacionada con la construcción y la obra vial. Pasamos un momento difícil, porque la actividad no termina de arrancar. Se hace difícil sostener, somos 20 empleados y estamos tratando de mantener el personal porque se nos hace muy difícil conseguir mano de obra”, dice Eduardo Bertello, de Impex, miembro del cluster de la construcción.
El momento de las urnas.
El Gobierno apuesta todo al resultado en las urnas
El oficialismo apuesta todas sus fichas a un buen resultado en las legislativas, suficiente para consolidar apoyo político y encarar las reformas de fondo que aseguren crecimiento sostenido. La crisis que atraviesa el Gobierno de Javier Milei por el escándalo de los audios sobre supuestas coimas enciende luces de alerta, pero la apuesta es esa.
Según Daza, el orden de las reformas debiera ser: primero laboral, luego impositiva y después previsional. Con un buen resultado, se podría aflojar la tasa e ir a un régimen más convencional. Esperan que se dispare un rally financiero con ingreso de capitales, baja del riesgo país y acumulación de reservas. “Si yo fuera un empresario argentino no apostaría a que un tipo de cambio más débil me salve de mi situación ni apostaría a que la economía no vaya a seguir abriéndose. La dinámica que se va a generar va a tender a llevar a la Argentina a un tipo de cambio que no va a ser particularmente débil. Nos sentimos cómodos con este tipo de cambio, sí, pero el problema que tiene la Argentina es un problema de costos, no de salarios, los salarios son bajos”, remarcó.
Pero claro que para eso hay que pasar estas elecciones de medio término. La imagen del gobierno se viene deteriorando, a contramano de lo que sucedía con Macri en la previa a las legislativas de 2017. Las tasas de cortísimo plazo vuelan y abortan el ciclo comercial diario y es probable que el electorado empiece a sentir el enfriamiento de la actividad en los bolsillos.
“Este nivel de tasas con esta tasa de inflación no son sustentables en el tiempo. Son tasas positivas altísimas y no hay ninguna actividad que pueda que pueda tener una rentabilidad tal que absorba este semejante nivel de tasas”, dice Luis Maccario, presidente de la Unión Industrial de Córdoba. “Lo que yo veo es un poco lo de siempre: que el Estado cubre sus propias necesidades. En este caso, para que no se le dispare la inflación ni el tipo de cambio, aumentan las tasas, pero eso siempre tienen consecuencias y nunca se piensa en las empresas”, remarca.
De todos modos, cree que a Milei le irá bien en las urnas: “Está tan destruido el sistema de partidos, que la verdad es que hoy no hay muchas opciones, ni siquiera hay una oposición consolidada”, indicó.