Se sabe desde hace mucho: las elecciones de medio término ponen en juego algo más que la cantidad de bancas que se renuevan. En este caso, en 2025 serán 127 en la Cámara de Diputados de la Nación y 24 en el Senado. Eso por el lado numérico. Porque, además, la votación –esta y las anteriores– funcionan como un plebiscito de la gestión nacional. En este caso, la del libertario Javier Milei.
El año que empieza deberá definir, por lo pronto, si el Congreso elimina las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso). Es la intención del Gobierno nacional, apoyada por referentes del PRO, como Jorge Macri, que quiere mostrar un nuevo gesto de austeridad (se habla de un ahorro de U$S 150 millones) y, además, evitar esa encuesta anticipada que condiciona todos los movimientos hasta las elecciones generales. Sobre todo si los resultados no son buenos para los inquilinos de la Casa Rosada.
La elección que viene también tendrá actores inéditos. Por primera vez, La Libertad Avanza saldrá a pelear, como partido ya constituido, en varias jurisdicciones provinciales. Una de ellas será Córdoba, en la que por ahora es un enigma si terminará asociándose con otros partidos (¿La UCR? ¿El Frente Cívico?) o saldrá a jugar en solitario, con candidatos propios, libres de toda contaminación con la “casta”.
¿Qué se disputará en estas elecciones? En Diputados, el bloque que más pone en juego es Unión por la Patria, que además es el más numeroso: deberá retener 47 de las 99 bancas que hoy tiene.
Por el lado del PRO, pone en disputa 22 bancas. Y el radicalismo, 14 bancas. ¿Y los libertarios? Apenas ocho.
En el Senado, 14 de las bancas en juego son del kirchnerismo, cuatro de la UCR y dos del PRO (los demás, son provinciales). En el caso de La Libertad Avanza, ninguno.
¿Qué dicen las encuestas? Que el piso hoy de Milei a nivel nacional está en el 40%. Es lo que, por ejemplo, sostiene Luis Dall’Aglio, de la consultora Delfos, que tiene ese número en sus últimos estudios nacionales. Algo que comparten empresas como Synopsis, por ejemplo.
Ese apoyo está basado en la reiteración de una palabra: “esperanza”. Los focus group de las principales consultoras del país no dejan de escuchar, de boca de los consultados, una expectativa diferente a la de hace dos años, cuando se “reseteó” el sistema político argentino.
El dato, no menor, es que aun haciendo una gran elección, Milei no logrará mayoría en ninguna cámara.
El juego en Córdoba
Córdoba jugará el partido sólo de Diputados (sus tres senadores deberán ser renovados en 2027, el mismo año en que se realizan las elecciones para presidente y para gobernador). En concreto, nuestra provincia debe renovar nueve bancas: el radicalismo y el PRO son los que más ponen en juego, con tres cada uno; seguidos por el peronismo provincial, con dos. La restante es del kirchnerismo.
En el caso de los libertarios mediterráneos, no arriesgan, pero podrían sumar más a su equipo de tres.
Llegan al final de mandato los radicales Rodrigo de Loredo, Gabriela Brouwer de Koning y Soledad Carrizo; los “amarillos” Oscar Agost Carreño (llegó por el PRO, pero hoy está en Encuentro Federal, con los llaryoristas), Héctor Baldassi y Laura Rodríguez Machado; los peronistas Ignacio García Aresca y Natalia de la Sota, y el kirchnerista Pablo Carro.
Los movimientos de fin del año pasado abrieron muchos interrogantes. Seducidos por los buenos números de Milei en Córdoba (una imagen positiva de más del 65% tras el primer año de gestión), que anticipan una gran cosecha electoral, Juez y De Loredo decidieron dejar de lado los eufemismos y ya hablan de acuerdos electorales.
Juez, sin pedir nada a cambio, según sus propias palabras (lo ha dicho en on y en off); y De Loredo... está en veremos (sus más allegados lo admiten en off).
De no mediar ningún cisne negro, con una inflación a la baja y un dólar controlado, quien encabece la lista libertaria, e incluso los dos que le siguen en la nómina, tienen chances reales de ingresar al Congreso. Son lugares apetecibles, sobre todo si el objetivo final es presentar una candidatura a gobernador de Córdoba en 2027.
El PRO, por su parte, navega en aguas tormentosas, que deparan un horizonte de pocas posibilidades si no hay un acuerdo nacional para ser parte de una coalición con los libertarios. Especulaciones al margen, la interna tiene más ruido que protagonistas.
Quedan las variantes del peronismo. Por el lado del gobierno de Martín Llaryora, se espera que el siempre fiel electorado “duro” le dé al Centro Cívico dos diputados, para así mantener el músculo político que tiene. Eso sí: Natalia de la Sota ya avisó que quiere volver a presentarse, pero no parece haber lugar para ella en ese escenario.
Mientras, el kirchnerismo espera. Ha tenido, en los últimos años, un 10% de cordobeses que, contra la corriente, siguieron votando a la fuerza que lidera Cristina Kirchner. En la tierra donde más votos ha cosechado Milei, la banca para Diputados más opositora debería mantenerse.